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Rosé (15) Lisa (16)

— ¿Serías mi novia Rosé?

Estaban en el cuarto de la mayor esta vez, sentadas en el suelo frente a su espaciosa cama, tomadas de las manos.

— Deja que lo piense un poco— Rosé puso su postura habitual
para pensar, aunque Lisa sabía que la menor aceptaría su temor
a ser rechazada estaba ahí.— Sí, sí quiero.

Lisa se lanzó al regazo de su menor besando todo su rostro y
posando sus brazos sobre los hombros de la misma.

— ¿Puedo besarte?

— Ya lo estás haciendo unnie— Sus manos rodeando la cintura de Lisa antrayéndola más a sí misma.

— Me refiero a un beso real, no en las mejillas Rosie.

Sus ojos brillando como nunca y una sonrisa gigante era lo que podia ver en con sus ojos la menor. Asintió lentamente, sintiendo como Lisa se acercaba lentamente, sus respiraciones tan cercanas, la menor miro los labios de la más alta con un deseo en aumento, cuantas veces se imaginaba besando a Lisa y ahora estaban apunto de hacerlo. Sus labios se encontraron, un suave roce, duro solo unos segundos, pero fueron los mejores, sus corazones brincaban de felicidad.

— Otro— Pidió la menor, y Lisa se lo dio.— Otro — Otra vez — Uno más.

Y Lisa seguía besándola, todas las veces que se lo pedía, unos más largos que otros pero el último fue el que dejó une chispa encendida en Rosé. Sus labios se encontraron y los movieron un poco, sus caras ladeándose un poco para más libertad y luego su lengua pasó por el labio de Lisa. Un jadeo hizo que Rosé detuviera todo, sentía sus pantalones apretados.

— Espera.

Sus respiraciones un poco más agitadas de lo normal y
sus labios húmedos.

— ¿Qué ocurre?

— Lo siento, enserio— Levantó a Lisa de su regazo y rápidamente
ella se puso de pie.— Perdón, no se controlarlo.

— Está bien, es normal ¿No?

Lisa aún estaba sentada así que detuvo a su menor antes de que huyera.

— Sí, solo que, perdón estabas encima mío y no quería
incomodarte.

— No está bien, no me incómodas, siéntate, podemos detenernos si así quieres.

— Seria lo mejor, aun puede bajar— Se sentó nuevamente mientras sus manos cubrían su semi erección.

— Veamos la tele ¿Bien?— Recibió un asentimiento tímido, sonrió y luego beso suavemente la cabeza de la bajita.




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Consentimiento |✓| ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora