canto que estira sus comisuras hasta que el ardor le empuja a raspar el arpa con la violencia del agua que se desliza por su abertura como cascada, chorreando sobre la sima de la corriente, solloza y patalea la cascada al chocar contra la tranquilidad constante del rio quebrantado por sus rizos.
enreda él sus dedos entre ellos y los jala con tanta rudeza que ella no puede hacer nada más que dejarse corromper por el colapso duro del agua brava.
se queja antes de continuar con su fluido murmullo, y sus ojos cansados se abren y se cierran incansables y rápidos, fugaces caen las olas de agonia inmensa, caen todo el dia y cuando el agotamiento la consume lleva sus manos manchadas a su tez resplandeciente, con rayitos tambaleantes bañando toda su piel, cuerpo celeste alumbrando sus facciones humedas hasta que se cierran con sus manos, secas y dañadas como hojas de marzo.
en la oscuridad absoluta se araña el rostro hasta apartarse las estrellas y su humedad se ve helada hasta que el astro rey vuelve a salir.
se apartan las manos y el arpa vuelve a cantar.
