Don't I look so happy?

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Regulars -Allie X

Jungkook sonrió discretamente mientras veía a su alrededor. Se sentía gratamente sorprendido; el día de hoy era Mardi Gras y había coincidido con su viaje a Nueva Orleans. A su edad, no solía prestar mucha atención en las festividades sociales, pero ésta era una que especialmente solía disfrutar. Antes. La ciudad estaba iluminada y decorada acorde con la fecha. La gente paseaba animadamente con ropa colorida, máscaras, ropa brillante o pelucas.

Quizás era porque estos últimos años había preferido refugiarse dentro de la intimidad de sus cuatro paredes (la verdad su casa tenía más paredes que esas), quizás el aislamiento sí lo estaba afectando más de lo que había pensado, su poco contacto con la realidad le estaba causando estragos... Porque, de lo contrario, no podía pensar en otra razón por la cual el desfile masivo frente a él le parecía más un sueño febril, chirriante y escandaloso. No le molestaba, le emocionaba volver a convivir con humanos después tantos años viendo únicamente su reflejo.

Un grupo de personas bailaba y reía frente a él, hablando animadamente entre ellos, disfrutando de la fiesta. Las luces extremadamente brillantes parecían manchones de colores a la distancia. El clima era caluroso y húmedo; de haber sido posible, ahora se encontraría completamente sudado e incómodo. Pero, en su estado, disfrutaba de la tenue calidez que sentía revoloteando por su piel.

Y a pesar de estar disfrutando del ambiente, después de unos minutos le frustró no poder avanzar por la acera. Hacía tiempo que no visitaba la ciudad y definitivamente no se había mantenido intacta desde la última vez que había recorrido estas calles. Se sobresaltó cuando escuchó una bocina detrás de él, aparentemente había estado bloqueando el paso en una vuelta y el conductor parecía a nada de quitarlo personalmente de su camino. Jungkook hizo una rápida reverencia y se movió rápidamente. A su lado, había captado la atención de una mujer que ahora lo observaba descaradamente.

Hey... —la chica continuó observándolo, tambaleándose en su lugar. A pesar de la distancia, Jungkook pudo percibir el olor a alcohol que despedía. — Are you... new in town? You seem to be pretty lost...

Jungkook le regresó la mirada y asintió lentamente, sintiéndose desconcertado por la familiaridad con la que aquella mujer estaba hablándole. No estaba acostumbrado a esa clase de interacción, nuevamente se dio cuenta de las consecuencias del aislamiento, pero dejó pasar su sorpresa y le respondió después de unos segundos: —Yes, I just came here for some business meetings, but I...

You're sexy... —lo interrumpió la chica sonriéndole ampliamente.

Jungkook volvió a asentir lentamente, apretando los labios en una línea fina: —Thanks...

Well, you know... me and my friends, we're going clubbing to the Ruby Skye... I don't know if you come with someone else, but you can join us...

Evaluó su propuesta rápidamente; sabía que había terminado con sus juntas de trabajo y le quedaban al menos dos días libres hasta su vuelo para volver a Corea, por lo que no le haría daño divertirse. Le dio un vistazo de arriba a abajo y disimuló su sonrisa cuando escuchó a sus amigas alborotarse detrás de ella. Lentamente, sacó su teléfono del interior de su chaqueta y abrió la aplicación de mapa.

Could you give me the addres? It'll be lovely spend the night at the club. I was afraid of being bored tonight.

La chica sonrió y levantó las cejas al escucharlo, tomó rápidamente el teléfono que le tendía y buscó la dirección en el mapa para poder indicarle el camino. Jungkook lo tomó de regreso y revisó el camino, asintió cuando logró comprender en dónde se encontraba. Después, alzó la vista y le sonrió fugazmente a la chica; se rio en voz baja cuando escuchó que sus latidos se aceleraban furiosamente, aunque decidió divertirse un poco y le guiñó un ojo.

Ella, aún aturdida por su comportamiento, se sonrojó y le respondió atropelladamente: —We'll be there in... about one hour, maybe two. You should bring your friends too, i mean... If you want to...

I'll be there, don't worry —murmuró y después de una corta reverencia, se retiró caminando paralelo al desfile. Se sentía repentinamente emocionado por ir a aquel lugar.

Oxytocin -Billie Eilish

Una hora después, justo como se lo había prometido a esa desconocida, llegó al club. La música resonaba por todo el espacio y estaba apenas iluminado por luces neón chillonas. Le sorprendían aún esos lugares, no solía frecuentarlos, pero entendía por qué a los jóvenes le gustaban.

Conforme se adentraba, fue capaz de ver la totalidad del lugar. Las luces neón se paseaban por el techo y se refractaban en los cristales de los extravagantes candelabros colgados. Junto a estos, había telas y aros de los que colgaban gimnastas haciendo figuras y bailando al ritmo de la música. Al centro se encontraba la pista de baile, el calor de todos los humanos concentrados lo mareó por un momento.

A pesar de los años, el aroma de tantas personas en espacios pequeños podía llegar a ser un problema para él. Sin embargo, nada parecido a lo que había sido años atrás. Ahora simplemente apretaba el puño e intentaba despejar su mente.

Avanzó por los laterales, aliviado de encontrarse con unas pequeñas mesas y albinos gabinetes acolchados vacíos. Sin pensarlo más, fue y tomó asiento en una de las mesas más lejanas de la pista y de las luces neón, que para ese momento ya lo habían deslumbrado. A pesar de disfrutar el ambiente, prefería no estar tan cerca, prefería evitar cualquier riesgo. Repasó con la mirada a la gente que se encontraba frente a él, de cierta forma lo alegraba verlos divirtiéndose, bailando y riendo. Si no podía ser parte de eso, al menos quería ser espectador.

Fue mientras miraba entretenido a un grupo de mujeres bailando despreocupadamente que lo sintió. Un momento específico, un segundo donde sintió que algo del otro lado del lugar lo atraía inexplicablemente, se sentía tentado repentinamente por correr hasta aquel punto. Por un instante, fue capaz de sentir su piel de nuevo cálida y cosquilleante.

Los aromas a su alrededor se intensificaron y se volvieron dulces, diferentes a los que había percibido al llegar al lugar. Era algo más, algo que lo remitía a un rincón de su memoria, uno que no visitaba desde hace mucho tiempo y, por lo tanto, le resultaba vago e indefinido. No era capaz de nombrarlo, pero sabía que no era algo fácil de olvidar, por cómo su cuerpo reaccionó.

Desconcertado, se enderezó sobre su asiento y giró la cabeza, buscando con la vista aquello que su cuerpo anhelaba y que su mente parecía no ser del todo consciente qué era. Se levantó sobre sus puntas y se recargó en la mesa para buscar con más insistencia. Hasta que finalmente lo vio, sentado del otro lado del salón, moviéndose con naturalidad entre dos cuerpos indefinidos.

—Jimin... —murmuró.

Eternidad • Jikook•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora