—Ay mierda—dije poniendo un mano en mi pecho del susto.
—No es para tanto—dijo Finney.
—¿Ah no? eso no parecía ser hace un segundo —dije.
—Bueno, es que..., es la masacre en Texas. Imposible no hacerse en los pantalones—dijo Finney.
—Oh no, ¡corre idiota!—grité.
—¡¿Por qué no corre?!—preguntó Finney desesperado.
—¡Corre estúpido!—gritamos.
—¡¿Por qué no corre quién?!—preguntó papá entrando de la nada, causando que nos asustaramos.
—El idiota con la sierra quiere matarlo, y el idiota no corre más rápido—dije.
—¡Corre tarado, ¿qué haces? corre!—gritó papá.
Mientras nosotros gritabamos, el tarado corrió más rápido escapando del loco con sierra.
—¡Sii!—gritamos todos, hasta Bin ladró.
—Denme esos cinco—gritó papá con sus manos arriba.
Con Finn nos acercamos un poco a nuestros rostros pero no detuvimos al recordar que papá estaba aquí, en contexto, cumplimos los quince años de edad y papá estuvo muy atento a lo que hacíamos. Obviamente nada malo porque aún somos niños, pero usualmente siempre son solos besos pequeños, aunque solo sea eso papá estuvo como loco.
—Sí, los cinco—dije chocando los cinco.
—Ya es muy tarde, Finn te llevo a casa—dijo papá.
Ambos nos miramos de reojo.
—En realidad Finn, se quedará a dormir...como una pijamada—dije.
—Pero se supone que las pijamadas solo lo hacen las niñas—dijo papá.
—¿Según quién?—pregunté.
—Bueno yo...no lo sé pero —dijo papá.
—Tranquilo señor Hopper, seré toda una niña educada y le pintaré las uñas a Lily—dijo Finn.
—Esta bien, solo por hoy—dijo papá.
—Eres el mejor—le di un beso en la mejilla.
Tomé la mano de Finn, en la otra a Bin y subimos rápido cerrando la puerta de golpe, pero alguien al instante la abrió.
—¡Ocho centímetros!—regañó papá.
—Lo siento—dije.
—Ocho centímetros—dijo Finn asintiendo.
—Buenas noches—dijo papá y se fue.
Finn y yo nos recostamos y miramos el techo, en él había unas pegatinas de estrellas que brillaban un poco.
—¿Te gustó la película?—pregunté.
—Sí, me puso nervioso y un poco enojado porque ese imbecil no corría rápido—dijo Finn.
—Sí, creo que Robin ahora mismo estaría burlándose de nosotros—dije.
—Ni lo digas—dijo Finn para luego reír.
Luego de las risas, ambos quedamos en total silencio, nuestras manos se entrelazaron.
—¿Estás bien?—preguntó Finn.
Su cabeza giró para poder verme mejor y yo hice lo mismo.
—Lo estoy, solo que lo extraño mucho—dije.
—Yo igual, pero ahora él está en un lugar mejor, descansando al fin—dijo Finn.
—Tienes razón, eso me alegra mucho...
Te amo, Blake—dije.
—Te amo, Hopper—dijo Finn.
Nos dimos un corto beso, pero como siempre él estaba ahí.
—¡A dormir niños!—dijo papá detrás de la puerta.
Tomé una almohada y se la lancé a la cara.
—Oh no hiciste eso—dijo papá acercándose.
—Sí que lo hice—dije con una sonrisa malévola.
—¡Guerra de almohadas!—gritó papá.
Finn y yo tomamos las almohadas y comenzamos con la guerra.
Tal vez suene como un cuento de fantasía o tal vez se vea como esas típicas películas, pero aunque no lo crean. Momentos así son muy buenos, estar a salvo en casa, estar con las personas que amas, eso es muy bueno...sé que él no está presente como debería pero Robin siempre estará conmigo en mi corazón, y una parte de mi siempre estará con él.
Hace unos días Finney me pidió ser su novia, que no se note que era muy obvio pero en fin, fue muy lindo. Sé que Robin estaría como loco en ese momento, su clases de Romeo y luchador son muy buenas, las de luchador porque hace unos días use la típica patada...y estuvo muy bien.
Para mi cumpleaños papá me regaló un diario, lo llamé "El diario Scooby", allí comencé a escribir todo pero absoluto todo. Dentro de poco tendré otro perro, el será Scooby, sí mucho Scooby pero es un nombre muy bueno.
Los chicos de la escuela nos miran diferente, algunos trataron de molestarnos pero no pudieron. Como dije, no te metas con chicos que tuvieron clases de pelea, creo que Robin estaría o más está orgulloso de nosotros.
Sé que algún día estaré allí con él, tal vez no ahora o tal vez si...quien sabe lo que pueda pasar el día de mañana o tal vez en unas horas, minutos o ya mismo, el mundo en el vivimos es tan loco que te puede tomar desprevenido.
Pero cuando ese día llegué, creo que moriré nuevamente allí arriba. Es decir, volver a estar con él me haría morir de felicidad y amor, pero como dije...algún día.
Mientras tanto, seguiré con mi vida, seguiré usando las bandanas de Robin, jugaré con Bin, tendré más perros, estaré con Finn, con papá, diario Scooby...y Robin en mi puro y grande corazón.
