Capítulo 5

260 140 76
                                    

5

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

5. LA CRISIS.

— Erick apresúrate. — Incité a mi hermano, encontrándome fuera de su cuarto. — Vamos a llegar tarde a nuestro primer día.

— Relájate Adrián, tampoco es la gran cosa, solo son personas comunes asistiendo a un lugar común para recibir sus aburridos cursos en conjunto. — Respondió desde adentro.

— Sí, pero siempre he querido hacer lo que las personas comunes hacen.

— Eso es aburrido.

— Aunque sea aburrido, quiero hacerlo. — Dejé en claro. — ¿Qué tanto haces ahí dentro? — Cuestioné perdiendo la paciencia, reposando en la puerta, recibiendo silencio de su parte.

Tras la espera, Erick finalmente la abre.

Al verlo, oculto una risa. — ¿No crees que es demasiada crema facial? — Inquirí en un tono de burla.

— Cállate, no querías que asistiera con el rostro todo rojo para ser el centro de atención.

— No, pero igual te ves extraño. — Me escuché burlón.

— Todo por ese apestoso Zorrillo. — Expresó enojado.

No resistí más y empecé a reír recordando la noche anterior. Reviviendo en mi mente como lo había dejado caer de cara contra el suelo y también la manera en la que el animal lo había rociado por completo en el rostro, dejándolo cegado.

— Qué. ¿No que tenías prisa? Deja de burlarte y mejor vámonos. — Propuso empezando a avanzar, ignorando mis burlas.

— Como quieras. — Dije aún entre risas.

Bajamos las gradas de prisa y nos dirigimos a la salida para irnos con Henry, nuestro chofer. Por suerte la Preparatoria Chandler no inducía a utilizar uniformes, podíamos ir vestidos a como lo consideráramos favorable. Así que me aseguré de vestirme de la mejor manera posible, para lucir presentable.

— Ey, ey. ¿A dónde creen que van sin desayunar? — Como era de esperarse, mamá nos detuvo antes de que pudiéramos abandonar el hogar. — El desayuno es la comida más importante del día y ninguno de ustedes se irá sin antes haber comido. — Soltó amenazante.

— Mamá, vamos tarde. — Me excusé. — Además, tú siempre dices que la puntualidad es muy importante.

— Y lo es Adrián, pero no por eso pueden andar por ahí sin haber comido nada, principalmente tú, no es bueno para tu salud, además no me dirás que rechazarás un Hot Cake de la señora Parkinson. — Incentivó tratando de convencerme, a lo cual no pude resistir.

La señora Parkinson es quien ayuda a mamá en casa y realmente cocina delicioso. Es muy cariñosa con nosotros y siempre vive aconsejándonos.

— De acuerdo, tomaré algunos para el camino. — Accedí ingresando unos a mi maletín.

BAJO MIS PIES © [EN PAUSA].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora