Extra.

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Lo prometido es deuda 👺
Disfruten la lectura✨✨✨

🌙

Izuku saltaba cual conejo arriba de su alfa que no dejaba de embestir su adolorido ano.

Había perdido la cuenta de las veces que lo habían hecho ese día.

Lo hicieron por la mañana al despertar. Después de desayunar y ahora lo hacían antes de almorzar.

Soltaba gemidos fuertes mientras se sostenía en el fornido pecho de su alfa.

Su cuerpo actuaba por si solo si se trataba de darse placer con la enorme polla de su alfa.

Saltaba de forma desesperada como si su vida dependiera de ello. Estaba sonrojado hasta las orejas, tenía una ligera capa de sudor sobre su piel que lo hacía lucir brilloso; sus ojos en blanco por el placer y su boca abierta con la lengua de fuera era una imagen tan exquisita para Bakugou.

Mucho mejor que el briaga.

Con esa imagen ante él arremetió más fuerte en el punto dulce del omega.

Un conocido calor se expandía por todo su vientre hasta que sintió su orgasmo llegar manchando ambos abdómenes.

Bakugou dio unas embestidas más antes de terminar dentro del omega.

Izuku se desplomó en el pecho del alfa por el cansancio, sintió como las manos de Katsuki pasaban a sus caderas acariciando esa zona con cariño mientras restregaba su cachete por su ondulado pelo.

Izuku solo pudo reír por los mimos de su pareja, extendió su mano hacia la cabeza de Bakugou para acariciar esas negras orejitas. El alfa ronroneo gustoso por las caricias de su omega.

-¿Estas más tranquilo Deku o prefieres otra ronda?- deslizo su mano a su glúteo apretando son saña ese lugar.

Izuku gimió bajito por la atención de su alfa pero cuando iba a contestar unos piesitos se escucharon afuera de su alcoba.

-¡Mamá, Daiki me volvió a molestar!-.

-¡No es cierto!-.

Unos golpes en la puerta seguidos de más gritos se escucharon fuerte exigiendo atención.

-No te preocupes yo me encargo- beso su frente antes de salir de forma delicada de su omega para ponerse unos pantalones y salir a regañar a esos mocosos.

-¡¿Que les dije sobre molestar a mamá engendros del demonio?!-.

Más gritos se escucharon afuera más gruñidos molestos.

Izuku solo pudo rodar los ojos por la familia que había formado.

Después de escapar sin dejar ningún rastro.
Él y Bakugou habían llegado a la casa que le habían heredado.

Era bastante grande para dos personas, con un gran patio en la parte de adelante y atrás se podía ver lugares de plantíos, además de que más atrás había un gran bosque.

Todo el lugar era bastante tranquilo, se notaba que no había mucha gente por allí, el pueblo más cerca estaba a una media hora de la casa, además de que la próxima casa estaba a unos kilómetros.

Así que tenían bastante privacidad.

Nadie los podía descubrir.

La casa estaba un poco vieja pero aun así era habitable.

Solo necesitaba unos cuantos arreglos, una pintada y estaría como nueva.

La primera noche de la pasaron acostados al lado de la chimenea que tenía la casa en la sala.

Cuidando De Ti (One-Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora