Elizabeth White.
Presente.
Déjame presentarme soy Elizabeth White, o como mi familia suele llamarme: Eli.
Esta es mi historia. Tal Vez no sea la típica historia de amor que nos muestran en los cuentos de hadas. Esta es la historia de una simple chica, que se enamoró, aun sabiendo que su amor era imposible.
Pero tranquilos, esta no es una historia de amor...
15 años atrás.
Año 2007.
Caminar bajo el sol en la hermosa ciudad de Los Ángeles, junto a mi padre, no es lo más divertido que puede existir. Para ser sincera, esto me ponía de malas. El sol estaba ardiente y el calor insoportable. Gruñí al escuchar a mi padre alentarme con un Vamos para seguir caminando. Solté un suspiro pasando mi mano sobre mi frente para limpiar las pequeñas gotas de sudor que caían.
Está sería la primera semana viviendo en esta ciudad y mi primera salida decente desde que me mudé aquí.
Aún no vivimos en nuestra casa, pues hubieron algunos problemas con la mudanza. Hoy seria el dia en que conoceríamos nuestra nueva hogar.
Recuerdo muy bien ese dia, cuando mi padre llego a casa saltando de la emoción por su nuevo ascenso en su trabajo. Mi madre al oír la noticia se alegró demasiado por él, a tal grado que Preparó un delicioso pastel de chocolate para festejar su nuevo logro. Por mi parte, tambien me sentia feliz por el. Lo felicite.
Ese mismo día pasamos una linda noche como familia: Llena de risas y abrazos. Me sorprendió la actitud de mi padre hacia mi. Hace mucho que no recibía un abrazo de él, —pues la mayor parte del tiempo suele ser un poco distante.— Acarició mi cabeza repitiendo una y otra vez lo orgulloso que sentía sí mismo. Todo iba de maravilla hasta que...
— Cariño — Chasqueo los dedos, llamando la atención de mi madre — Casi lo olvido. Guardó silencio un par de segundos antes de hablar. Fue mi madre quien rompió el silencio acercándose a él.
— Dime Charlie — Tomó su mentón para depositar un beso en sus labios. Oí un gruñido de mi padre o más bien un gemido. Escuchar eso me hizo perder la poco inocencia que me quedaba.
— Tenemos que mudarnos, a Los Ángeles, en dos meses — Explicó — Todos juntos.
Mi sonrisa se esfumó al oír Todos juntos.
Esa misma noche camine de un lado a otro en mi habitación — con las mejillas infladas y el ceño fruncido — tratando de procesar aquella noticia. Me lanze sobre mi cama llena de frustración. Patalee como una niña pequeña.
— Yo no quiero, mi vida está aquí. Tal Vez si... — Me abofetee mentalmente — Que cosas dices Eli, el es tu padre debes de apoyarlo en todo.— me dije.
Después de ese día, me convencí a mi misma que era lo mejor, el tiempo pasó demasiado rápido. Nuestra estadía en New York,— la ciudad en la que crecí — cada día estaba llegando a su fin. Me despedí de todos. Fue difícil.
Y esa es la razón por la que termine aquí.
Entre junto a mi padre a una pequeña tienda. Al abrir la puerta escuche el sonido de una campana vibrar que estaba colgada en la puerta, indicando que un nuevo cliente había ingresado.
La tienda no era tan pequeña como lo había pensado. Una señora de tercera edad nos saludó con un Bienvenidos, a lo cual asentimos con una sonrisa.
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Dear Love: Nunca fuistes un error.
RomanceUn mundo sin reglas, sin razones, es todo lo que necesitamos para empezar a vivir. Sin la necesidad de ocultar lo que sientes, pero aun así sigues con el miedo de no enfrentar tus sentimientos. Dejar al amor de su vida no estaba escrito en la reglas...