Las cosas cambian

Capítulo dos: Entrenamiento

Ray estaba más golpeado, cansado y adolorido que nunca antes en su vida.

El entrenamiento había sido como el infierno, aunque Anna en realidad no pensaba lo mismo.

-Es una suerte que te haya tocado el señor Leslie- comentó Anna sentándose a su lado mientras Ray tomaba agua

-¿Una suerte?- el sarcasmo se escuchaba en su voz- es un demonio-

-Eso es porque no has visto a los demás entrenadores- aseguró la rubia- por ejemplo, a mi y a Nat nos entrenó Zack, es buen entrenador, aunque es como nosotros, otro producto-

-¿En serio?- preguntó Ray

-Por supuesto, cuando se vuelven lo suficientemente buenos deben pasar la prueba de maestros y si lo desean tienen la opción de seguir como entrenadores, aunque eso no sucede mucho, la mayoría quiere alcanzar su límite antes de establecerse- explicó Anna

-Vaya, debe ser terrible ser entrenado por ese tal Zack-

-Lo es, pero siempre es mejor que Yugo- dijo Anna sin pensarlo demasiado

-¿Yugo?-

-El demonio en persona, yo solo tuve un día con él y no pretendo hacer que vuelva a suceder, no entiendo como Emma y Norman sobrevivieron a eso, pelea contra ti y te derrumba, ni siquiera te explica las cosas- parecía bastante indignada

El pelinegro pareció procesar la información, tenía que saber todo lo que pudiera, pero prefería no presionar tanto a Anna, era la única fuente que tenía hasta ahora.

Ray tomó sus cosas y siguió a la rubia hasta la puerta

-¿Y qué estás haciendo aquí?-

-He vuelto para llevarte a tu habitación en lo que memorizas las instalaciones- respondió la rubia

Ray la observó con curiosidad, de todos su hermanos en el orfanato era él quien quien tenía mejor memoria.

-¿No tienes misiones que hacer?- preguntó el pelinegro

-No, al menos hasta que Nat se recupere- respondió con tranquilidad la de ojos azules

-¿Está enfermo?-

-Solo tuvo una pelea y acabó con dos cosillas rotas- al ver el rostro de insatisfacción de su hermano agregó- se recuperará pronto-

Caminaron por el interminable pasillo de habitaciones hasta detenerse frente a una que decía "81194".

-Es aquí- dijo Anna

Ray sacó la llave que le había sido entregada el día anterior y abrió la puerta.

-Entonces me retiro-

Cuando Anna estaba a punto de irse Ray alcanzó a percatarse de algo en su rostro.

-¡Espera!- dijo el pelinegro- ¡¿Qué fue lo que te pasó?!-

Ray tomó el rostro de Anna entre sus manos poco delicadamente, se sentía demasiado cansado como para observar detenidamente el rostro de su hermana menor hasta este momento, pero ahora que la veía la rubia tenía el labio partido como si la hubieran golpeado y un ojo algo morado.

Anna quitó las manos del pelinegro y como si estuviera orgullosa de algo sonrió.

-No es nada importante, solo me peleé con alguien-

-¿Te peleaste con alguien?- preguntó incrédulo Ray

-Y gané- agregó Anna con una sonrisa