Felix es el playboy y modelo más codiciado del país, tiene la fama de acostarse con quien se le venga en gana, nadie se queda a su lado y nadie lo hace doblarse y rogar. Nadie hasta que llega un CEO que lo cambiara todo, uno muy peligroso. Ambos com...
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Un mes le tomo a Felix unir las piezas del rompecabezas, pieza por pieza y en las últimas para formarla, estaba el nombre de los Hwangs. Había una tristeza en su semblante, cuando tenía los papeles en su mano, las fotos de su madre como dama domestica estaban frente a él, miró a su madre la cual no lo había olvidado nunca, muchos menos antes de ser asesinada. Él se había olvidado de su madre en ese camino tortuoso, solo intentando sobrevivir, porqué el mundo era así. Todos al final somos pequeñas piezas de ajedrez ante las manos de la vida.
En esos días apenas comió, apenas dormía, mientras pagaba todo lo que necesitaba para poder reunirse con el líder de la mafia.
Su pequeño juego de sexo y sobre todo aquel donde la línea se había cruzado, donde su corazón latía por la media sonrisa de un hombre que lo hacía llegar a la cima para luego hundirlo en el infierno mismo, estaba ahí clavado en su alma, con letras rojas, se había enamorado de la persona equivocada, dolía y eso lo estaba consumiendo, porque incluso la palabra venganza no era suficiente para olvidarlo.
—Felix él te ha buscado por todos lados —dijo Seungmin, quien le ayudo en mucho en ese tiempo —él parece amarte demasiado
—Estuve en su casa, en su cama y en todos lados, le dije y supo todo sobre mí y sin embargo no me dijo la verdad, la verdad de que su padre fue parte de las personas que me tomaron y que mi madre en desesperación entro a la cueva del lobo y fue asesinada por él, me dijo que confiara y que cuidaría de mí, pero solo me mintió —tomo la taza de café —él no me ama Seungmin, ama lo que obtenía de mí, es simplemente eso, ¿y mi padre?
—Está hundido, le debe mucho dinero a la mafia, por lo que se rumorea que pronto dejara el país —coloco un sobre frente a Felix. —estás a tiempo, déjalo todo, vete y has tu vida, no necesitas hacer esto.
—Hay un dicho que dice "Al menos que alguien tome conciencia y haga algo al respeto, nada cambiara", mientras yo tomo café contigo a fuera personas como ellos que siguen dañando mientras se bañan en sangre y dinero, ya no puedo seguir huyendo, ya hui lo suficiente.
—De acuerdo, ahí tienes la dirección y la tarjeta para ver al señor Wen, el jefe de la mafia coreana, ten cuidado —se despidió para salir de aquella vieja y pequeña casa.
Felix tomó el sobre para ver la tarjeta y dio un suspiro profundo, ya no había vuelta atrás.
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Felix tenía las manos detrás de la espalda sostenida fuertemente con una soga, mientras estaba hincando frente a uno de los hombres más peligrosos del país.
—Dime, puta, ¿por qué te tendría que escuchar y no matarte?, tu padre me debe demasiado —cuestionó mientras prendía un cigarro.
—Yo no valgo nada para mi padre —dijo sin doblegarse —pero tengo información y una propuesta.