Mi mirada estaba fija en las pequeñas partículas que salían sin orden alguno de las motas de algodón en mis manos, luego de llenarlas con alcohol las huelo antes de limpiar el rastro de sangre que aún hay en mi cara.
Escucho cómo la puerta se abre y lo primero que mis ojos ven es una cabellera verde y unos ojos brillantes que parecen sonreír por si mismos cuando encuentran mi mirada.
Izuku se acerca casi corriendo hacia mi para sentarse en el espacio libre de la cama.
—Buenos días, precioso. —dice y no puedo evitar sonrojarme antes de reir, sin poder creer que se haya vuelto tan confianzudo en cuestión de días.
Alcanzo una de sus manos y la aprieto contra la mía, entrelazando nuestros dedos. Solo me quedo ahi, observándolo, viéndolo tan bonito y tan frágil al mismo tiempo.
Mi vista se centra únicamente en el golpe que tiene en la parte derecha de su rostro junto con unos pequeños rasguños, respiro hondo sintiéndome culpable. Él lo nota, por lo que se acerca a mi y me quita lo que traigo en las manos.
—Dejame hacerlo. —dice, y yo no tengo fuerzas para contradecirlo.
Comienza a deslizar la mota de algodón por mi rostro y cuello con delicadeza, intentando ejercer la más mínima presión en las áreas más afectadas para evitar que me duela. Sonrió leve, es tan considerado que aún dudo sobre si realmente merezco a alguien como él.
Una vez que termina, bota el -ahora rojo- algodón en la basura y se sienta frente a mi, sujetando mis manos para darle un beso en el dorso a cada una.
—Estarás bien, ¿si? —ladea el rostro mientras me sigue mirando fijo.— Solo es cuestión de días, no te desesperes.
Asiento como puedo y desvío la mirada, no quiero seguir con el tema de conversación y espero que Izuku lo note, pero vuelve a sujetar mis manos con algo más de fuerza y me ve con aquellos ojos suplicantes.
—¿Quieres que conversemos de...? —intenta hacerme hablar, pero de nuevo lo interrumpo a tiempo.
—Estoy bien así, de verdad. —suspiro y ladeo la cabeza, intentando no hacer caso a la insistente mirada del pecoso frente a mi.
—Kacchan...
—Te lo digo en serio, todo está bien. —inhalo fuertemente y aprieto los ojos.
Izuku solo siguió con su insistente mirada encima de mi, tragando saliva mientras esperaba pacientemente en silencio algún comentario más de mi parte. Al ver que no tenía intención alguna en decir algo más, se levanta de manera brusca frente a mi y frunce el ceño con una mueca llena de enfado.
—¡Necesitamos conversar del tema de tu...! —su intento de hablar nuevamente es interrumpido por mi, de manera rápida.
—No quiero tocar el tema. —me levanto como puedo, soltando el agarre de sus manos de manera brusca y avanzando hacia el otro lado de la habitación.
Mientras camino despacio hacia el gran espejo de la habitación no puedo evitar mirar aquellas marcas rojizas y vinotinto en mi cara y cuello, suspiro con pesadez logrando que el recuerdo vuelva hacia mi con amargura.
Toco con mis dedos índice y medio el moretón de mi sien, ya ha bajado un poco la hinchazón y no duele tanto como hace unos días, pero el color se está tornando un verde grisáceo que logra hacerme ver un poco más pálido de lo normal.
Siento que las pequeñas manos de Izuku se deslizan desde mi omóplato, pasando por el costado de mi torso y aterrizan en mi pecho, aferrando su agarre a mi camisa en un puño, sintiendo también su mejilla descansar en mi espalda y su corazón latiendo tan fuerte que puedo escucharlo.
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Fearless | k.d | T2
FanfictionPensaron que hacer pública la relación que ambos tenían en secreto sería la solución para acabar con los constantes problemas que sufrían, que sería la mejor manera de empezar desde cero. Pero que equivocados estaban. No tenían ni la más mínima idea...