Un ciempiés perdido entre huesos

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Tanto Ken Kaneki como su esposa vieron con una sonrisa a su hija acompañada de Yomo.

"¡Mamá, Papá!" Gritó la niña con alegría mientras abraza a sus padres con fuerza. "Hola hija, ¿Lo has pasado bien comprando con Yomo?" Respondió Touka con una sonrisa.

"¡Si! Renji y yo hemos comprado todo lo que necesitamos, ¡Y también me ha comprado un dulce!" Dijo Ichika mientras su padre acaricia su cabeza y mira a su amigo con un sonrisa.

"Bueno yo me tengo que ir a hacer algunos asuntos" dijo Yomo mientras se iba de vuelta a las calles más transitadas de Tokyo sin dejar tiempo para que la familia responda.

"¡Adiós Renji!" Aunque seguramente él no lo ha oído Ichika se despidió enérgicamente para luego fijarse en el gran tamaño de la barriga de su madre. "¿Cuánto queda para ver a mi hermanito?" Preguntó con alegría mientras Touka se empezaba a mirar su barriga. "Queda muy poco Ichika"

Dijo ella mientras Ken completaba la oración. "Y finalmente tendrás a alguien con quién jugar"

El peliblanco estaba sumamente feliz, tenía una familia maravillosa con la que siempre soñó, y además estaba por crecer dentro de poco, por fin la vida le sonreía.

Después de eso los tres integrantes de la familia Kaneki se fueron hacia su hogar mientras cargan con los alimentos de Ichika comprados por Yomo, aún así Touka pudo notar como seguía teniendo algo de inquietud por su mal presentimiento.

(Calles de Tokyo)

Podemos ver a Yomo caminando por la ciudad en busca del enmascarado de antes, tenía la sensación de que sus intenciones no son buenas, piensa que podría ser algún Ghoul revolucionario que quiere acabar con la familia Kaneki o algún extremista de la CCG, aunque parecía improbable cualquier cosa es posible.

Entonces fue cuando el hombre de pelo plateado se encontró con algo que le llamaba la atención, varias personas, seguramente Ghouls estaban hablando de algo importante a juzgar por la gran cantidad de multitud y que Ayato estuviera allí , por lo que sin llamar la atención se acercó a la multitud.

"¡Os digo la verdad amigos míos! Seguramente nuestra raza por fin sea la que tome dominancia ante los humanos, ¡Confíen en mí y por fin podremos vivir alejados de Tokyo con una fuente infinita de carne!" Dijo un chaval el cual estaba junto a un pequeño grupo en el que se incluía Ayato.

Aunque desde el punto de vista se Yomo hacer un discurso de Ghouls a plena luz del día podría ser peligroso lo mires por donde lo mires, pero aún así tuvo sorpresa ante su discurso, sobre todo cuando esa multitiud de Ghouls empezaban a creer en sus palabras.

"Os pido que creáis en mis palabras, si miento y esta noche no ocurre nada podéis hacer lo que queráis conmigo" esa declaración fue suficiente para hacer que todos los espectadores de unan al grupo del chaval y Ayato solo sonría.

"Qué demonios dices, un paraíso así jamás existirá" dijo Yomo en voz baja mientras volvía a las calles principales de la ciudad, aunque aún así, aunque él no quisiera expresarlo sentía curiosidad sobre ese lugar ideal que mencionan.

Mientras Yomo se iba la multitud seguía escuchando las palabras del chaval. "Para reconocer al ser que nos quiere liberar es muy fácil, alguien alto con ropas raras, sobre todo sus túnicas violetas y su máscara llamativa, además de estar acompañado de una chica de piel pálida con vestido y dos niños con pelo dorado, ¡Si lo logras ver y te pide ayuda, Hazlo! Él nos llevará a nuestra salvación, ahora iros y difundid mi palabra a todos los Ghoul que conozcáis"

Y con eso todos los espectadores salieron del callejón mientras los compañeros del chico se fijaban en su rostro, nunca lo habían visto así, Ayato ya sabía la razón, ese chico le tenía un profundo odio a los humanos, ellos mataron a sus padres y por eso buscaba alguna manera de separarse de ellos, pero nunca pensaba que llegaría al extremo de dar discursos en público.

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