O1.

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— Oh vamos Augustine, se que te gustará a donde nos vamos a mudar.

— Claro, un lindo pueblo a los suburbios de Denver, no sabes cuanto me emociona.

— Harás amigos cariño, y no lo sé, tal vez conozcas a un lindo chico que se robe tu corazón.

— No seas tonta mamá, los niños son una perdida de tiempo.

Segui hablando de tonterías durante todo el camino con mi madre, hasta que de un momento a otro me quede dormida, cuando finalmente llegamos mamá me despertó.

— Cariño despierta, ya llegamos.

— ¿Uhm? — baje del carro no tan emocionada y pregunte — ¿cual es nuestra nueva casa?

— Oh, es la que tienes enfrente, cariño.

— Mierda si, estoy muy tonta hoy.

Al entrar a la casa no era la gran cosa, no a lo que estaba acostumbrada, pero tenía que acostumbrarme, después del divorcio de mis padres nada volvería a ser igual que antes. Subí a la que sería mi habitación y la observe, podría ser una linda habitación si me lo propongo, algunos detalles míos y será de lo más lindo.

— Este cuarto sin duda tiene potencial, un par de adornos y quedara más que perfecto.

Pase toda la noche decorando mi hablar con plantas falsas y cosas lindas, hasta que finalmente quedó, estaba orgullosa del resultado.

— ¡Augustine, baja a cenar cielo!

— ¡ya voy madre!

Baje las escaleras lo más apurada que pude y mi mamá había horneado un pequeño pastel.

— Se que no es mucho hija, pero quiero que te sientas como en casa de tu padre, se que es tu favorito.

— Te lo agradezco mucho madre, esto me hace sentir mejor.

— ¡Por cierto!, buenas noticias, en la casa de a lado vive un niño como de tu edad, podría ser tu amigo.

— Lo pensaré, no cualquiera merece ser mi amigo. Dije cortando una rebanada de pastel.

— también te inscribí a la escuela, mientras más rápido mejor, entras mañana Augustine, es una linda escuela y harás muchos amigos, tenlo por seguro cariño.

— Lo dudo mucho, mamá.

Termine de cenar y subí a mi habitación, leí unos cuantos libros y me puse a pensar .  .  . ¿Un juego de mesa sigue siendo un juego de mesa si lo juegas en el piso o en la cama?, ese tipo de preguntas no me dejan dormir, cerré mis ojos y no paso mucho para que cayera en un sueño profundo.

— ¡Augustine, despierta, llegaras tarde a tu primer día de clases!

— Cinco minutos más. Dije somnolienta.

— Nada de Cinco minutos más, a la escuela.

Me levante, lave mi cara y mis dientes, me puse una falda y una blusa blanca, la verdad no se veía tan mal. Baje a desayunar y mi madre ya había preparado todo, subimos al carro claramente en dirección a la escuela.

— Cariño, ¡será genial!, debiste arreglar tu pelo, esta muy desordenado.

— ¡mamá basta!, me gusta como luzco.

Y más de esas tonterías, al llegar a la escuela hable con una niña, unos cursos menor que yo, se llama Gwen. Ella me llevó a mi salón y me ayudó a conocer la escuela, es una dulzura.

— Este es tu salon Augustine.

— Muchísimo gracias, Gwen me dijiste ¿verdad?.

— Así es y tengo que dejarte por que si no llegare tarde a clases.

Me despedí de Gwen y entre a clases, afortunadamente él maestro aún no llegaba así que no tuve que presentarme, hablo un rato y nos pido hace parejas, mierda, yo no tenia a nadie. Supongo que lo haré sola, hasta que un niño de cabello rizado se me acercó.

— ¡Hola!, ¿eres nueva, no?.

— Oh claro que lo soy, ¿acaso me habías visto antes?. Respondí sarcásticamente.

— Oh, pues no, uhm . . Soy Finney Blake, un gusto.

— Augustine, Augustine Myers, es un gusto, finney.

— ¿Quieres hacer equipo conmigo, Augustine?.

— Uhm, esta bien, no veo porque no.

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2022 ⏰

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Don't blame me. | Finney blake.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora