|Sábado 23 de marzo.

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Lucia.

Eran cerca de las 2 de la madrugada cuando Lucia la vio. La chica estaba bailando junto a varias chicas más, pero aun así sus movimientos no tenían comparación con los del resto. La observó varios minutos desde la barra, deseando que se acercara, aunque no podía negar que verla así, también le gustaba.

S- ¿A quién miras, acosadora?

L- Acosadora vos, yo solo miro a la gente...

S- Si, claro. Y yo nací ayer.

Lucia le dio un pequeño golpe en el brazo y volvió su atención a la chica.

S- Es la chica a la que le regalaste dos tragos y te comiste con la mirada la noche anterior. ¿O me equivoco?

L- Lo de los tragos es cierto, lo otro no tanto.

S- Si, claro. ¿Cómo se llama?

L- Ni idea.

S- ¿Edad?

L- Tampoco, pero si entró al bar, es mayor.

S- Sí, de 18.

L- Basta, creo que tu novio te llama.

Lucia señaló a Alan quién les hacía señas.

S- No es mi novio, pero voy.

Lucia les sonrió y para su mala suerte también le pidieron una bebida a ella.

Rosina.

Z- No puedo creer que sea el segundo fin de semana que me aceptas salir, Rosi. Casi que no te reconozco.

R- Ay, pero qué exagerada, Zo.

Z- Lo digo en serio, igual, gracias.

R- El lugar no está tan mal y tu novio no me cae tan mal tampoco.

Zoe se rio y abrazó por unos segundos a su amiga, luego tomó su teléfono para ver un mensaje.

Z- Hablando de él, ya está afuera. ¿Vamos a buscarlo?

R- Andá mientras voy a pedir algo. ¿Qué querés tomar?

Z- Gracias, vodka para los dos.

R- Dale, los encuentro acá.

Zoe asintió y comenzó a caminar hacia la salida. En cambio, Rosina se acercó a la barra y no por casualidad se sentó en el único taburete libre, frente a la chica con la que había estado charlando el sábado anterior. Realmente la había intrigado y atraído mucho, ella era una de las razones por la que había vuelto al bar, además de su amiga, claro.

L- Ey, hola.

Exclamó Lucia al verla y Rosina le sonrió de inmediato.

R- Hola...

L- Que bueno que volviste, ¿cómo estás?

R- Lo sé, ni yo me lo creo. Estoy bien, ¿vos?

L- También bien. ¿Y no pensabas que el lugar te gustaría?

R- Sinceramente no, pero me gusta.

Lucia volvió a sonreírle y se giró para preparar un trago. Rosina pensó que ya había perdido la atención de la chica, pero segundos después se volteó y dejó un vaso frente a ella. El contenido era de color verde claro y Rosina supo que no lo había probado antes.

L- Invita la casa, es mi recomendación. No es tan fuerte como el whisky ni tan suave como la cerveza.

Rosina elevó una ceja y se acercó para probar un poco de la bebida. Se sorprendió gratamente, ya que sabía muy bien.

Sábados - LUSINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora