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Cuando el timbre suena, significa que es hora de correr. Para algunos, correr a buscar a sus amigos o correr al baño, pero para Finney, significaba más bien...Escapar.
Robin era su mejor amigo y no quería meterlo en problemas, así que prefería aguantar que lo golpearan antes que arriesgarse a dejar a Robin con una suspensión.
Corrió hacia el baño, sintiendo los pasos del trío que lo seguía. Se metió rápidamente en un cubículo y escondió sus pies para que no se vieran.
X : Finney....
La respiración del rubio aumentaba la velocidad y el sudor bajaba por su frente, su estómago daba vueltas y los nervios consumían cada parte de su cuerpo lentamente.
Su corazón dió un paro cuando de una patada la puerta se abrió.
X : En la entrada dice baño de hombres, no baño de maricas.
Entre los tres chicos que estaban allí, sacaron al Finn del cubículo del baño y empezaron a golpearlo dejándolo tirado en el suelo, pegándole patadas y escupiéndole insultos asquerosos. Finney ya no aguantaba más, quería correr a los brazos de Robin y abrazarlo, pero para su mala suerte el no estaba allí.
Cuando el trío escuchó la voz del supervisor afuera del baño, corrieron, dejándo a Finn indefenso en el piso.
Su labio sangraba, su nariz también y su estómago ardía por las patadas que había recibido. A duras penas se levantó del suelo afirmándose de uno de los lavabos, abrió la llave y con el agua limpió la sangre de su boca. Tomó un poco de papel y limpió su nariz. Se miró al espejo y vió sus lágrimas caer nuevamente, se sentía vulnerable, inútil. Solo quería cariño y comprensión, nada más. Lo que quería era algo que solo Robin podía darle, pero en ese momento ninguno de los dos estaba enterado. Hablando del indomable pelilargo, Finn estaba apunto de volver a entrar al cubículo del baño cuando esa voz que tanto esperaba pero que a la vez no quería escuchar, lo llamó.
- Al fin te encuentro, Blake. ¿Por qué huiste del salón así de rápido?
Robin pudo notar los nervios de Finn, el cual le daba la espalda. Se acercó a él y puso una de sus manos en el hombro del chico, para después voltearlo.
No podía creer lo que estaba viendo.
Finney, su amigo, ese chico alegre de ricitos dorados que tanto quería estaba llorando a mares, con su labio roto y su nariz con restos de sangre. El pelinegro puso sus manos en el rostro del rubio y lo miró : La preocupación, la angustia y la rabia hicieron una mezcla en la mente de Robin, pero la principal emoción era la rabia. ¿Quién carajos le había hecho eso a su Finney?
- ¿Quien hizo esto? - Robin no recibió respuesta, así que volvió a intentar - Finn, necesito que me digas que pendejo te hizo esto.
¿Pendejo? Esa era una palabra que Finney no conocía, pero igualmente respondió. Le dijo sobre los chicos.
- Pero no les hagas nada, estoy bien...
- ¿Bien? Finney, no soy estúpido! Les partiré la cara uno por uno...Quédate aquí.
Robin acarició la mejilla de Finney y se fué, dejándolo allí.
- Carajo.
