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De antemano pido disculpas si hay algún error ortográfico, la verdad me da flojera revisar. Si leo este fic otra vez muero. Mucho texto...
Oh, qué deja vu.
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Su garganta estaba desgastada, pasar saliva era dificultoso y sus labios temblaban aunque solo quisiera soltar un leve quejido. Parpadeó lentamente para acostumbrarse a la luz que ingresaba a través de una ventana y así reconocer de cuál habitación era el techo que sus ojos veían; necesitaba situarse, pues no recordaba bien qué pasó anoche. Sentía su cuerpo como si fuera una pila de cemento, la cual se encontraba tendida sobre un firme y a la vez cómodo colchón, no era un mal lugar para descansar... No, no podía descansar ahora, ya había amanecido, tenía que sí o sí levantarse. Movió sus manos, que reposaban en su estómago, para pasarlas por las sábanas. Suaves, lisas, acolchadas. Estaba en su cama. Y ahora identificaba ese techo. Estaba en su habitación. Seguro... fue traído por ese hombre. Sus entumecidos dedos se fueron contrayendo hasta arrugar la tela de las sábanas; giró su cabeza y con la ayuda de su mano, la cual sujetó el borde del colchón, por fin pudo sentarse. De inmediato tuvo mareos una vez dejó de estar recostado, por lo que bajó la mirada y recién se dio cuenta que seguía con la ropa de ayer, incluso tenía las zapatillas puestas. Soltó un suspiro entrecortado cuando poco a poco su mente fue procesando el dolor que recorría por todo su cuerpo, con razón se sentía fatal desde que despertó, es como si la vida misma lo hubiera golpeado y dejado noqueado con el anhelo de que no volviera a abrir sus ojos. Lamentablemente no pasó aquello.
—Vaya mierda... —murmuró.
Todos tenían una rutina que seguir y él no era la excepción.
Alrededor de las seis de mañana, cuando los primeros rayos del sol llegaban a la ciudad, la gente salía de sus hogares y emprendía camino hacia sus respectivos destinos. Los adultos, vestidos con camisas o blusas y calzado impoluto, se dirigían al trabajo; mientras los adolescentes y niños, que portaban sus uniformes y llevaban sus mochilas en los hombros, iban al colegio. En su caso, era lo segundo.
Antes de cerrar la regadera de la ducha por completo, unas últimas gotas de agua cayeron sobre su cabeza, como si alguna manera tratarán de hacerlo despertar. Quizás seguía un tanto somnoliento a pesar de haberse bañado. Teniendo la mente en blanco, llevó sus manos a la altura de su rostro demacrado y procedió a frotar sus ojos con fuerza. Hubiera quedado perdido en su mundo, pero el bostezo que se escapó de su boca lo hizo reaccionar; llegaría tarde a este paso. Dio unos cuantos pasos sobre el piso mojado y abrió las cortinas de la ducha.
Debido al vapor que abundaba en el cuarto de baño, tuvo la suerte de no verse en el espejo que estaba completamente empañado, por lo que caminó sin ninguna distracción hasta llegar al pequeño armario donde se guardaban varias toallas dobladas. Tomó una sin vacilar y empezó a secar tanto su pelo como su cuerpo, procuró en no frotar mucho cerca de los cortes que había en sus muslos, ya que todavía estaban en proceso de cicatrizarse. Al final dejó la toalla sobre el lavabo y las puertas del armario abiertas, estando desnudo caminó hacia la salida, esquivando la ropa tirada en el suelo. Su habitación tenía un propio baño, así que no era necesario que llevara ropa consigo para cambiarse estrictamente allí adentro.
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Nadie como tú .+Geno x Reaper+.
Fanfic─────────────────────────────────────── Geno era incrédulo respecto al tema del amor: la definición de ese dichoso sentimiento estaba cruelmente deformada en su mente, además la cuestionable influencia de su figura paterna no lo ayudaba a entender c...