4.

18 5 0
                                    

Los dos últimos días mi padre pasó tiempo con migo, fue extraño ya que cada ves que se cruzaba con el profesor él se ponía triste.
El profesor y Amanda han estado muy cortantes el uno con el otro. Estaba en la azotea con ella cuando vemos algo que se acercaba a los pocos caminantes de la entrada. Amanda sobresaltada bajó rápidamente y lo más rápido que pudo, deshizo las barricadas y descolgó los candados. Tenía brillo en sus ojos. Cuando abrió las puertas y vio que un chico mataba un caminante cercano pareció decepcionarse. Le disparé a los que quedaban y apunté al chico, quien sólo levantó sus brazos.
-¿Quién eres?-me pregunto
-Baja tu arma-dije cortante refiriéndome al machete, él lo hizo y volvió a preguntar.
-¿Quién eres?
-Somos del ejército-respondio Amanda seria-Ahora vete antes de que te mate
-No lo creo, salieron a ayudarme, debió ser por algo-Amanda lo miro con odio y se adentró al edificio-¿Qué le sucede?
-No importa-dije bajando el arma seria-Si quieres quedarte tienes que decirme algunas cosas sobre ti-dije seca, él asintió.
Entramos al edificio y me ayudó a colocar las cadenas.
-Bien, empieza-dije mientras me sentaba en el piso, él suspiró.
-Mi nombre es Luca, tengo 14 años, soy italiano, mis padres y yo llegamos a México de vacaciones cuando todo comenzó.
-¿Qué ha sucedido con tus padres?-su cara se volvió sombría.
-Mi madre murió en manos de unos militares mientras que a mi padre lo mordieron cuando intentábamos ocultarnos, me pidió matarlo.
-¿Sabes usar armas?-asintió-¿Qué armas tienes?
-Un viejo machete que me dio mi padre, un revólver que robé de una tienda y una granada que encontre.
-Puedes quedarte, pero debes presentarte al profesor y hacer lo que te diga-el me sonrió y asintió.
-Ahora puedes decirme tú-lo mire confundida-¿Cómo llegaste aquí?-Suspire
-Fueron por mi padre y por mi-me miro confuso-Mi padre es científico, fueron a buscarnos desde Argentina para ayudar en la cura.
-¿Y tú en que ayudas?
-Sólo busco comida y cosas para sobrevivir-me encogí de hombros, subimos al ascensor y presioné el botón del subsuelo-Me llamo Zoey.

-Estará bajo mi control, profesor, por favor, dejelo quedarse-le suplicaba.
Está bien, Luca no me había causado una buena primera impresión, pero después de ver cómo insistía en quedarse tuve que hacer algo.
-Está bien Zoey, pero no quiero a un niño pre-adolescente que no sabe defenderse-lo mire confundida-Quiero ver a un soldado que cuidará de cada una de las mentes brillantes que se resguardan aquí.
-¡Bien!-dije alegre-Lo entrenaré yo misma-él asintió-Una cosa más, ¿Podría decirme cómo van con la cura?
El profesor González me miró seriamente, luego una sonrisa se le formo.
-No tienes que enterarte de nada aún, Zoey-dijo para luego irse.

-Entonces, doblo mi pierna en cuanto apoye la otra, ¿Correcto?-dijo mientras ponía sus palabras en práctica.
-Si, es correcto-le dije sonriente-Bueno Luca, es hora de cenar.
-Gracias por convenser al profesor de quedarme.
-No fue nada, necesitábamos más soldados-el asintió y después de un "Hasta luego" salió de la sala.
Me quedé un rato antes de ir a cenar, paseaba por los pasillos cuando escuchó a mi padre correr hacia mi.
-¡Zoey!-grito provocando que volteara, detrás de él venia el profesor.
Cuando llegó a mi lado, con voz entrecortada me hablo.
-No tienes que hacer esto si no quieres-me dijo con seriedad.
-Zoey Reynolds, con tigo quería hablar-dijo llegando el profesor González-Bien veras, el tema es que necesito tu ayuda-mi padre lo miro con odio mientras que él sonreía de oreja a oreja.

Desperté en una camilla dentro de un laboratorio, no recordaba nada de lo que había sucedido. Cuando salí de ahí, por todo el lugar yacían los científicos, no se movían. Corrí hasta la habitación de Amanda, pero al entrar, no había nadie, todo estaba desordenado.
-¿Hay alguien aquí?-pregunte preocupada, nadie respondió.
Me dirigí a la habitación de mi padre, pero estaba igual, no había nadie. Busqué a Luca, Marina, Hayley o al Profesor, pero nada. No había nadie más que yo y los muertos.
Me senté en el suelo y empecé a llorar, no sabía que más hacer. Pasó un tiempo hasta que escuché que alguien venía por el ascensor. Tomé un arma y me oculte, me limpié la cara y suspire lentamente. En cuanto escuche las puertas abrirse salí de mi escondite y le apunte en la cabeza, pero no disparé.
•~•~•~•~•~•~•~•
Hola! Espero que les esté gustando.
Gracias por leer!

Tomorrow never diesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora