8.

11 4 0
                                    

Leo pisó el acelerador y perdimos de vista el auto de Marina, nos adentramos al campo y atropelló varios caminantes. Nos detuvimos en un lugar con arboles ocultándonos.
-¿Creen que los perdimos?-preguntó Astrid sin salir del auto.
-Lo que creo, es que perdimos a los demás-dije algo enojada.
-¡Oye! Nos perseguía un grupo de personas armadas, ¿Qué querías que hiciera?
-Te diré lo que no debías hacer, alejarte de los demás-dije tratando de controlarme.
-Nos atacaban, tenía que salvarnos.
-Chicos...
-No te creas un héroe, ¡los dejaste allá!-dije señalando a algún lado.
-Chicos...
-¡No me creo un héroe! ¡Fue una decisión difícil de tomar!-gritó eufórico.
-¡Tú no tomas las decisiones aquí! ¡Tu trabajo era simple, seguir el plan!
-¡Chicos!-grito Astrid, ambos volteamos a verla y antes de decir algo la camioneta se detuvo, nos habían encontrado.
Un hombre de cabello rojizo y lentes oscuros se bajó por la puerta del conductor y sonrió al vernos. De la otra puerta, un hombre morocho de cabello castaño y un rifle apuntandonos se bajo. Por ultimo, una mujer morocha, de cabello negro y largo salió mirándonos seriamente.
-¡Vaya!-dijo el pelirrojo-No puedo creer que casi acabamos con ustedes.
-No creas que estuvieron cerca-dijo Leo, lo miré fulminante y él me devolvió la mirada. La risa del morocho se escucho.
-Claro que lo estuvimos, pero ella lo evito-dijo con un asento extraño apuntando a la mujer, quien sólo sonrió.
-Dejenme presentarme-hablo el pelirojo-mi nombre es Hector, él es Adelais-señalo al morocho-y ella Jazmín.
Ninguno dijo nada más, él miro a todos lados y luego se sacó los lentes, dejando ver unos ojos color miel. Estos se posaron en mí y me sonrió.
-Tenemos un grupo-dijo finalmente-Y nos gustaría que formaran parte de él.
Lo mire confundida y volteé a ver a Leo, quien ni se inmutó. Se escuchó el seguro de un arma siendo quitado, volteé de vuelta y Astrid apuntaba al pelirrojo en la cabeza. Claro, debió tardar por su tobillo, al menos logró llegar y ayudarnos.
-Dejanos en paz-dijo rápidamente. El tal Adulois o algo así le apuntó con su rifle y antes de hacer algo más el pelirrojo le hizo una seña y se rió.
-No queremos lastimarlos niña, ya he dicho que quiero que se unan-Astrid bufó y rodó los ojos.
-Si claro y en tanto llegemos harán que nos maten.
-¿No confían en nosotros?
-No-dije cortante.
-Bueno, si, matamos a su amigo, pero él también mató a uno nuestro, se lo merecía-tome mi arma y le apunté rápidamente.
El morocho cambió la dirección del arma hacia mí.
-Nadie merece morir-dijo Leo.
-Oigan dejen de jugar y escuchen, ignoren a este par de idiotas-hablo Jazmín con el mismo acento que el morocho-No les haremos nada, de hecho nosotros cuidamos de todos, somos de la misma especie y el enemigo es otro, no deberíamos apuntarnos con armas.
-Ella tiene razón-Astrid bajó el arma-Hay que estar unidos-Un gruñido nos distrajo.
-Sera mejor que piensen rápido, porque no estamos solos-otros geiñidos más se escucharon, él tenía razón.
Di una vuelta rápida al lugar, estábamos en medio de una orda de caminantes.
Antes de decir algo disparé al caminante detrás de Jazmín.
-Está bien, guien nos lejos de aquí-dije antes de correr al auto.
Leo subió y condujo hasta Astrid, la ayudé a subirse y disparamos a los que se nos acercaban.

Seguimos un largo tiempo al auto, tanto que empezaba a desconfiar. Llegamos a una especie de edificios abandonados, nos detuvimos y Leo bajó. Saqué mi arma y la oculté, sentía que algo nada bueno se avecinaba, bajé del auto y me acerqué a Hector.
-¡Bienvenidos! Aquí vivirán, hasta que algo ocurra-Astrid me lanzó una mirada furtiva.
-¡Zoey!-corriendo apareció Luca y me abrazó dejándome atónita, me soltó rápidamente-Lo siento ¿Estas bien?.
Asentí levemente, Amanda se me acercó y me dio un abrazo, le correspondí y ella me susurró en el oído.
-No confío en ellos-me soltó y me miró seriamente-Llevaremos a Astrid a la enfermería
Amanda se llevó a Astrid hasta adentro junto con Hector, Marina me sonrió y besó mi mejilla.
-Todo esta solucionado, me han explicado lo sucedido con Ramirez, creía que era un buen hombre-suspiro cansada-¿Podrias cuidar a Hayley por mi?
Asentí y tomé a la bebé que dormía en sus brazos. Jazmín nos llamó a Leo y a mi.
-Dejenme mostrarles sus habitaciones-dijo sonriendo amablemente.
Leo y yo la seguimos, con cada cosa que nos mostraba se me hacia más difícil creer en ellos. Hayley se despertó luego de un rato, no pude evitar notar que cuando pasamos por los departamentos y nos detuvimos mientras la chica hablaba con un tal Ariel, la bebé no dejaba de ver un punto en específico, seguí su mirada hasta una habitación.
-Leo-le susurré, él me miró-Mira eso-le señalé una puerta, esta estaba rota y parecía tener sangre, una ventana al lado nos mostraba lo que había dentro de ese lugar, se veía borroso ya que estaba sucia y con una cortina mal colocada pero podía distinguirlo. Eran brazos humanos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 25, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Tomorrow never diesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora