1

48 3 0
                                    

-Mi nombre es Julieta.- No podía estar más dejada en este momento, odiaba mi vida.

-Hola Julieta.- Dijo al unísono el grupo sentado en semicírculo que me observaba.

-Y hace una semana estoy libre de alcohol.

Sentía que todos me estaban prejuzgando en ese momento, la ropa que me había hecho poner mi madre me hacía ver tan tonta e insulsa. Hace más de un año que no uso estos pantalones vaqueros tan azules y las camisas polo, ni hablar de mis zapatos caqui. Pensé que los había quemado, lo juro.

-Felicitaciones. Decidiste ir por el buen camino, ese camino que tanto Dios nos llama y que nos pide como hermanos que tomemos. Julieta bienvenida al grupo.

Espetó el ¿será presidente? del grupo, no era tan feo sus ojos avellana eran penetrantes y su sonrisa demasiado grande. Vacilé un rato mientras hablaban sobre lo mal que hacían los excesos, no puedo creer que haya aceptado venir aquí... Mi madre es una exagerada. Ahora además de hacerme vestir ridícula me obliga a venir a este grupo de apoyo ni que fuera una alcohólica despiadada.

-¿Julieta?- prosigue el chico de sonrisa gigante.

-¿Sí?- digo en el mejor tono señorial que puedo.

-¿Quieres contarnos por qué estás aquí?

No, no quiero que se entrometan en mi vida. Estoy acá por qué mi madre no quiere que sus amigas del club hablen mal de mí y de cómo una de sus cuatro perfectas hijas se descarriló una noche y de cómo esta acción podría desterrar a mi padre de la política.

-Sí, claro. Mi madre me había comentado del grupo y hace una semana tuve un accidente automovilístico como pueden ver –señalé mis rasguños en la cara y manos- por qué manejé en estado de ebriedad.

Todos se me quedaron mirando, ya sinceramente no me sorprende y tampoco me inmuta. Estoy acostumbrada.¿qué esta gente no tiene capacidad de filtro visual? Es la cuarta vez más o menos que se me quedan mirando.

-Oh, ¿quieres hablar de lo que había pasado Julieta? ¿De por qué tomaste esa decisión?

No, eso sí que no quiero. ¿Este hombrecito pretende que le cuente mis problemas? No se los cuento ni a mí terapeuta, mi padre le paga demasiado y sólo tomamos café por que ni ahí me apetece hablar. He aprendido que no debo confiar en nadie.

-Cosas de la vida.- Y tomé asiento.

Si me decían hace un par de mese atrás que me encontraría en un grupo de apoyo simplemente me le reiría en la cara y diría:

''¿yo? no soy así. Es imposible''

Quien te ha visto y quién te ve Julieta.


Hasta que me encontrasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora