21-Hielo

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-¿Estás bien?, Yoongi- no hablaba, solo se retorcía en el suelo cual gusano por el dolor. -Yoongi- estaba apenada, nerviosa.

-Hielo- dijo entre quejas, salí corriendo a lo que divisé a lo lejos era la cocina, la estructura era muy parecida al departamento de Hoseok.

Tomé una toalla de cocina y envolví el hielo en ella, luego volví a la sala y lo encontré tratando de levantarse para llegar al sofá, estaba rojo y sus ojos lagrimeaban.

Le tendí el hielo y este se lo colocó sobre su entrepierna, me mantuve en mi sitio, estaba nerviosa pero no fue adrede, fue un acto de reflejo. No se me podía culpar por eso.

Llevé mi mirada al departamento, colores blancos, grises y negros. Era claro que el vivía aquí, pero ¿que había hecho con su casa?

Medicina sobre la mesa, para la fiebre, no parecía sentirse mal. Bueno, antes del golpe no lo parecía. Su piano no estaba, aunque no cabe por el ascensor, seguro por eso no lo trajo.

-Perdón- dije luego de volver mi vista a este, aún se veía dolorido. -Me voy ahora, lo siento- mis labios picaban de tanto morderlos.

-¿Puedes quedarte unos minutos? Hablemos- lo ví tratar de acomodarse y se quejó de dolor, así se quedaría un rato más. Debe doler mucho.

-¿De que quieres hablar?- lo menos que puedo hacer es escucharlo, básicamente lo había paralizado de dolor.

-De lo qué pasó cuando te fuiste- negué

-No es necesario que te disculpes, no volveremos a estar juntos- tomé asiento a su lado porque mis pies dolían, pero lo suficientemente retirada de él.

-Aún así, quiero que al menos recuerdes lo nuestro como algo bonito. Eres la primera mujer que verdaderamente amo y se que también lo soy para ti- sus ojos estaban sobre los míos. -Se que el único en equivocarse en la relación fui yo. Por eso también me disculpo- se acomodó mejor, aún con la bolsa entre sus piernas.

-Solo olvídalo- No quería seguir escuchando porque estaba a punto de echar a llorar y no quería. Pero también sabía que era alguna manera de cerrar esto que teníamos.

-También lamento todo lo que te dije cuando discutimos aquella vez. No debí dejarme influenciar por cosas que podría malinterpretar y eso fue lo que hice.- asentí. -Lamento que tuvieras que pasar por todo lo que viviste tu sola, debí estar contigo cuando me necesitabas, no lo sabía. Lo siento.- asentí y la primera lágrima cayó por mi mejilla, miré mis piernas tratando de ocultar mi rostro. -No te sientas mal por esto, lo tenia merecido- tomó mi mano. -¿Me dejas despedirme?

Llevé mi vista a la suya nuevamente, tenía los ojos rojos por retener sus propias lágrimas. -No quiero que nuestro último beso sea aquel en el que te obligué- suspiró -Perdón por eso también, fui un idiota.- apretó aún más mis manos. -¿Me dejarás hacerlo?- asentí luego de pensarlo un momento, yo también quería a pesar de que este será doloroso.

Yo también quería sentirlo contra mis labios, sentirlo cerca, como antes. Solo restaban 6 días para la boda y tenía pautado irme al día siguiente, no volvería más.

No hasta que estuviera consciente de que ya no lo amo.

Creo que no regresaré.

Le permití acercarse lo suficiente mientras veía su rostro, luego cerré mis ojos cuando sus labios tocaron los míos, se sentían fríos y salados por las lágrimas de ambos.

Nuestras manos aún estaban unidas sobre mi regazo y el beso era lento, doloroso.

Cada movimiento dolía en mi pecho. Cada caricia de estos sobre los míos me despojaba de una lágrima. Con cada respiración que emitía se iba un pedazo más de mi.

Se sintió triste porque era una despedida.

La despedida de todo lo que quise para mi.




Andamos melancólicos 😕
Huele a final


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