Inauguración (Prólogo)

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    Un hombre se encontraba caminando con una carpeta en mano por las calles de la capital de Afganistán llamada Kabul, curioseando por cada local comercial, buscando algo en concreto. Las calles estaban alborotadas como era costumbre pero los ciudadanos mantenían mucho la armonía entre ellos, mostraban la unión y lo solidarios que eran unos con otros, aún estando en momentos complicados. La música tradicional del país se escuchaban por todas partes por los músicos, callejeros, que hacían de su arte cantos y ritmos musicales con sus instrumentos, algunos artesanales, para recibir alguna ayuda económica de parte de las personas de quienes las escuchan muy alegremente. Muchas personas, de diferentes edades, hombres y mujeres, caminaban por las calles pidiendo también la misma ayuda económica o algún trocito de pan con el que comer. La falta de empleo en el país hacía que los pobres, que eran muchos, buscaran la manera de sobrevivir, rebuscándose con trabajos irregulares o dependiendo de la caridad de las personas.

    Después de caminar por la calle llena de establecimientos comerciales, ya llegaría al centro de la ciudad, que más adelante, una razón del por que había tanto tráfico, había un control policial que también era de costumbre en todo el país. El hombre, viéndose obligado a pasar por allí, se acercó y llegó un policía, que fácilmente se podría confundir con un militar por su rifle y vestimenta, y empezó a proceder con el hombre.

    Buenos días ¿Su nombre? —Decía serio y prudente el policía—
    Sahid, Sahid Jamaah —Respondió el hombre—
    ¿Me permite sus documentos de identidad? —Decía y levantaba la mano el policía—
    Si, un momento —El hombre, Sahid, sacó de su bolsillo, la cartera y de allí el documento para entregarlo—
    Mmhmm. ¿A que vienes al centro? —Seguía cuestionado el policía—
    Estoy buscando trabajo en cualquier lugar —Respondía Sahid yendo al grano—
    ¿Trabajo como cual? —Cuestionaba aún el policía—
    No lo sé...en algún comercio como levantar cajas o en donde pueda dar mi conocimiento a cambio de dinero ¿no? —Respondía Sahid confuso por la pregunta—
    Conocimientos...¿cuales? —Decía el policía—
    Turismo e idiomas... —Respondía Sahid—
    Okey. Levanta los brazos —Ordenaba el policía que luego de que Sahid levantara los brazos, para luego inspeccionar su cuerpo y no encontrar nada. Tomó la carpeta de Sahid para igual inspeccionarla pero después la devolvió sin problemas—  Bueno, ya puedes pasar.
    Gracias, que tengas un buen día. —Decía Sahid ya yéndose pero algo que mencionó el policía lo detuvo a escuchar—
    ...intenta ir al hotel que está en construcción, creo que lo llamaran Band-e Amir —Comentaba el policía devolviendo el documento de identidad de Sahid, en son de ayudarlo a conseguir trabajo—
    Si, ya sé de cual me hablas —Interesado en el consejo Sahid, afirmó—
    Prueba allí, están buscando personas que trabajen allí cuando lo inauguren dentro de unos pocos meses, y por ser un hotel, necesitarán personas que tengan tus conocimientos. —Mencionaba el policía—
   Si, lo haré ¡Gracias por la ayuda! —Sahid, alegre por la información dada por el policía, se despidió y siguió su camino—
    ¡Exitos! —Decía el policía—

    Sahid, después de pasar el control policial, tomó en cuenta la recomendación del policía e inmediatamente fue a una parada de bus y tomar uno para ir las obras del hotel. Varios minutos después, ya cerca del hotel en construcción, bajó del bus en una parada que estaba a una cuadra antes de llegar al hotel y comenzó a caminar con una caminata rápida. Ya después, por fin llegaría al terreno en donde estaban montones de obreros trabajando y comenzó a buscar algún encargado o vigilante para hablar sobre las supuestas búsquedas de personal. Mientras buscaba, le llamó la atención las obras, comenzó a observar cada parte de lo que vendría siendo el edificio en donde estarían los apartamentos del hotel, que solo faltaban unas cuantas cosas por terminar tal edificio. Sahid se podría dar una imagen en su cabeza de como sería el hotel cuando estuviera ya listo, y lo que se imaginaba era un excelente hotel de cinco estrellas que ofrecerían unos muy buenos servicios, dándole un sinfín de ilusiones y ánimos de trabajar en el hotel así sea de conserje y recibir un muy buen pago.
 De pronto, voluntariamente un hombre de muy buenas apariencias se le acerco Sahid.

    ¡Buenos días! un placer, soy uno de los gerentes de nuestro futuro hotel. ¿Hay algo con que pueda ayudarte? —Decía el gerente—
    Si, estoy interesado sobre lo de trabajar, en el hotel digo. —Respondía Sahid impresionado por la repentina aparición del gerente—
    ¡Oh claro! ¿Trajiste el currículo? —Preguntaba el gerente—
    ¡Si claro! —Sacaba Sahid de su carpeta el papel con su currículo para entregárselo—
    Vaya, creo que nos servirías muy bien. Bueno, tendremos muy en cuenta este papel. Espera la llamada días antes de la inauguración para hacer la entrevista —Decía el entrevistador después de ojear un poco el papel y luego darse media vuelta e irse— ¡Nos vemos!
    ¡Gracias, que la paz esté contigo! —Muy agradecido Sahid dijo para luego irse de las obras rumbo a su casa—

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