La fosa (Capítulo 3)

15 5 2
                                    

    Sahid, después de la gran caída, quedó bastante tiempo desmayado. Su celular desde una esquina recibía incesantes llamadas, al parecer no sufrió daños. El inconsciente por fin se despertaría pero muy progresivamente. Aturdido, veía que encima de el estaban varias maletas, el, esforzándose, quitó cada una de las maletas e intentó sentarse pero sintió un intenso dolor en la zona media de la espalda, tanto era el dolor, que acomodarse era difícil. Jadeando y aún aturdido con dolores de cabeza, logrando apenas sentarse, las constantes llamadas de su celular llamó su atención. Se arrastró un poco por el piso hacia el celular pero luego notó que algo impedía que siguiera, algo halaba su pierna. Era la mesa del cocinero, le había caído encima de su pierna que no podía sentir ningún tipo de dolor, ni la podía mover, novedad que alarmó totalmente a Sahid. Suspiró y como pudo con su otra pierna, que si podía sentir y mover, y sus manos levantó la mesa pesada. Al levantar la mesa, notó la forma peculiar de su pierna, estaba torcida desde el comienzo de la extremidad en la pelvis hasta la rodilla. Muy asustado, sin pensarlo procedió a tocar su pierna curioseando a ver que pasaba con su pierna, aprovechando que no sentía ningún tipo de dolor, y sintió una gran rotura en su fémur. Sahid quedó conmocionado con esto, aún así, movió su pierna dormida y se arrastró de nuevo con los fuertes dolores en la espalda hasta por fin tomar su celular y contestar la llamada, era su hermana. 
    Dalia... —Apenas respondía Sahid con una voz débil—
    ¡Por fin contestas! ¡¿Donde estás?! ¡¿Estás bien?! —La voz fuerte de Dalia mostraba la gran preocupación a través del teléfono—
    Estoy...estoy bien...solo ando aturdido... —Mentía Sahid sobre su estado para no alarmarla mas— Estoy dentro de un ascensor...me quedé encerrado... —Veía las puertas del ascensor que estaban cerradas pero se notaban flojas e inestables—
    ¿No estas herido? —Dalia respondía un poco mas aliviada—
    Solo... —Tomando en cuenta su fractura en la pierna derecha y el extraño dolor intenso en la espalda, revisó otras partes del cuerpo y notó que estaba sangrando por una cortada un tanto profunda en el brazo, decidió decir solo eso— ...tengo una cortada en el brazo...ya buscaré alguien que me atienda...
    ...escucho disparos en las calles, muchos. ¿Seguro que te ayudarán? ¿Estarás bien? —Preguntaba Dalia con aquella voz trémula—
    Lo estaré, intentaré ir a casa inmediatamente que salga de aquí, solo... —Respondía Sahid intentando calmar pero de pronto fue interrumpido por otra explosión que se escuchó fuertemente a través de las paredes—
    ¡Sahid, acabo de ver un misil pasar por encima de la casa! ¡tengo mucho miedo! —Dalia estaba muy atemorizada, alterada y sollozando por todo el caos que estaba presente en las calles—
    ¡Dalia! tranquilízate... —Sahid muy alterado, con lágrimas e impotente, tranquilizaba a su hermana mientras buscaba con la mirada alguna manera de salir del ascensor— Recuerda lo que hemos ensayado... Mantén la calma, respira. Cuando ya estés calmada toma las cosas importantes: credenciales, provisiones, la mochila ya preparada y ve al sótano.... Si sientes que alguien entró a casa, escóndete en el escondrijo que hizo papá en el sótano y quédate allí hasta que yo te busque.
    Pero...¿Si me buscarás? —Preguntaba Dalia aun atemorizada—
    Haré hasta lo imposible para buscarte... Ve a hacer lo que ensayamos... y recuerda, nada de llamadas, solo mensajes —Decía Sahid— 
    Bien...allí voy... —Decía Dalia un poco mas tranquila—
    Antes de que te vayas...te quiero mucho... —Expresaba Sahid—
    Yo también te quiero mucho hermanito, gracias por estar ahí siempre... —Respondía Dalia—
    Siempre lo estaré...ve a recoger todo, cuídate —Responde Sahid— Me comunicaré contigo luego.
    Si...ahí voy, cuídate también, te esperaré aquí. —Decía Dalia antes de colgar—

    Después de la llamada, estando en el suelo siempre, el herido tomó de su bolsillo un pañuelo para limpiar la sangre derramada de su brazo y ver como está el corte. Examinando se dio cuenta que la cortada era poco profunda, pero aún así, debía ser tratada para que el leve desangramiento cese, para ello se quitó el traje de botones e improvisó, con cierto conocimiento, una venda para tapar la herida con su pañuelo y la camiseta que tenia debajo del traje.

La fosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora