La confesión del coyote (Capítulo 2)

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Tres semanas después

    Sahid e Ismail entraban, muy cansados de su ultimo día de entrenamiento de armas de fuego, a su dormitorio compartido entre ellos. Sahid, mientras que su compañero de cuarto tomaba su toalla para ducharse, sacó del bolsillo su teléfono e hizo una llamada a su hermana como era de costumbre. Después de una larga llamada con su hermana, colgaba con cierto temor a algo, cosa que Ismail notó de inmediato.
    Quieres mucho a tu hermana ¿cierto? —Comentaba Ismail—
    Si, es lo único que tengo cerca de mi familia —Decía Sahid-—
    ¿Los padres de ustedes, donde están? —Cuestionaba curioso Ismail—
    Fueron a Kandahar... Consiguieron un trabajo que según les pagaría bien y que cada mes vendrían a dejarnos bastante comida en nuestra casa y se irían de nuevo. No sé nada de ellos desde el ultimo, la señal es una basura... —Respondía Sahid lanzando su teléfono hacia la cama, despreciando al objeto—
    Espero y estén bien. —Deseaba Ismail— ¿Sabes? cambiando de tema...tengo algo que promocionarte solamente a ti...y por favor, no le digas a nadie de los mayores del hotel ni a las autoridades... 

    No te preocupes, no me meto en problemas por tener una boca descontrolada —La atención de Sahid se dirigió inmediatamente a las palabras de Ismail gracias a estar preso de la intriga—
    Soy parte de un grupo armado que sabe como huir del país... Somos bastantes buenos en ello —Confesó Ismail con miedo a que reacción tendría Sahid-—
    ¿Eres un coyote? —Sahid, impresionado de la confesión de su compañero, empezaría a  cuestionar—
    No me gusta llamarlo de esa manera, pero si, si lo soy... —Asumió Ismail— 
    ¿Y por que lo haces, acaso aquí ya no te pagan bien? —Aun seguía interrogando Sahid—
    Tengo una gran deuda con ellos...Mi esposa y mis dos hijas están a salvo en Irán con una casa alquilada, un trabajo decente y una buena educación a mis hijas gracias a ellos. Aún así les debo mucho dinero, me vi en la obligación de ofrecerles mi participación en el grupo hasta recoger todo el dinero y salir de deudas con ellos, afortunadamente aceptaron. —Explicaba Ismail—
    ¿Y como llegaste a ellos? —Preguntaba Sahid—
    Una vez llegaron unos hombres armados que no dejaban ver sus caras a mi casa y hablaron con mi esposa sobre que están reclutando personas para un tal..."partido político secreto" contra el gobierno y los mismos fundamentalistas. Hablaban sobre mejorar la situación y convertir, después de muchos años de guerras desde la antigüedad hasta ahora, el país en una nación soberana, autosuficiente e independiente...lo mismo de siempre... —Explicaba Ismail—
    ¿Y que tiene que ver ellos con todo esto? —Aún preguntaba Sahid—
    Mi esposa se sintió por primera vez bien tratada y cómoda por otro hombre que no sea yo, al parecer fueron muy gentiles y bondadosos con ella, y pues le pareció buena idea invitarlos a hablar conmigo el día siguiente, que estaba libre de ocupaciones, y tomar una decisión entre mi esposa y yo. "Piensen y elijan lo mejor para ustedes, como familia" decía uno de ellos, eso hicimos al día siguiente. Nos hablaron sobre lo que nos podían ofrecer a cambio de nuestro apoyo en el supuesto partido, sin importar la falta de conocimiento en la política o estatus social, y realmente las cosas que ofrecían eran bastantes buenas... —Seguía contando Sahid—
    ¿Dinero? —Preguntaba Sahid, interrumpiendo, intentando adivinar—
    Aparte de ello, protección, enseñanzas de la política, economía y derechos humanos con buenos conocedores, y otras cosas. Convencidos, mi esposa y yo aceptamos. —Decía Ismail—
    ...¿No crees que todo sea muy lindo y hermoso como para ser cierto?... solo digo... —Opinaba Sahid— ...Quizás solo sean un grupo de oportunistas que se te acercaron solo por que tienes algo que a ellos les beneficia. Además... el gobierno y los fundamentalistas al ver ese tal "partido político secreto" los acribillaría de todas las formas. No sabría, desde mi punto de vista, confiar en ellos...

    ¡Claramente son un grupo de oportunistas! Pero necesitaba mucha ayuda con mi familia y pues, probé a ver como me iba, y no me fue mal, han estado cumpliendo con lo que prometían. —Replicaba Ismail—

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