Sira ya había conseguido unas bebidas, que sin preguntar lo que era me lo bebí en un solo trago.
Seguí bailando hasta que sentí unos brazos rodearme la cintura.
-Sar, no puedo más.- No me dio tiempo a reaccionar porque ya tenía mi mano agarrada y me estaba llevando a otro lado.
Fuimos esquivando personas hasta llegar a los baños, donde sin decir ni una sola palabra, Eric entró en un cubículo conmigo y cerró el pestillo.
-Mira como estoy.-Bajé la vista al lugar donde me estaba señalando y efectivamente, tenía una erección bastante notable.
No dejé que la conversación fuera a más ya que estampé mis labios contra los suyos. Nos necesitábamos y era completamente notable lo que iba a suceder.
Sus manos bajaban por mi cuerpo desesperadas, y yo no podía contener los calores que me estaban entrando.
-Nene, tócame.- Bajé su mano hasta mi zona y él entendió a la perfección lo que quería que hiciera.
Sus dedos se hundieron en el bajo de mi vestido para encontrarse con mi ropa interior, cuando su piel estuvo en contacto con mi intimidad juré ver las estrellas. Se movía en mi interior como un completo experto, haciendo que mis gemidos cada vez fueran más sonoros.
-Eric, voy a venirme.- Me agarré con fuerza a sus hombros para no caerme, porque en este punto mis piernas estaban temblando como si de un flan se tratase.- Joder, nene...-Aumentó el ritmo de sus movimientos y acabé con un fuerte orgasmo.
Ahora era su momento, su pantalón estaba a punto de explotar y yo no podía dejarle así. Mis manos viajaron hasta la cremallera de su pantalón. Su miembro no tardó en salir y mis manos fueron directas a masturbarlo.
Mi chico movió su cabeza hacia atrás demostrándome que lo que le estaba haciendo le gustaba y yo aproveché que su cuello estaba al descubierto para besarlo.
Fue un momento de intimidad de lo más pasional y fogoso, aunque rápido también, no podíamos desaparecer por mucho rato más y dejar que el resto de la gente especulara sobre nuestra ausencia.
-Te quiero Sar.- Eric cogió mi cara con sus dos manos para darme un último beso antes de salir del cubículo, cogidos de la mano, hacia la pista de baile.
Cuando llegamos solo vimos a Sira hablando con Ferran, así que prácticamente no se había notado que no estábamos ahí.
-Sar, sigo cachondísimo.-Eric le dio un apretón a mi trasero haciendo que me sobresaltase.
-¡Eric, ven! Vamos a hacer un brindis de equipo.- El Kun anunció desde la punta de la barra y mi chico me miró desesperado.
-Ostia puta.- Se fue refunfuñado hasta allí y yo me quedé en un sofá, riéndome de la situación.
Yo también estaba cachondísima y aunque lo del baño había estado muy bien, no podía dejar que la noche acabara así. Una vez acabaron de celebrar los compañeros me acerqué a Eric y le dije lo que me pasaba, no dudó ni un segundo en poner la excusa más boba que se le ocurriese y salir a por un taxi.
Cuando llegamos a casa follamos y de qué manera. Fueron dos polvos de aquellos que podrían dejarme sin caminar tres días seguidos, pero lo necesitábamos.
-Hoy estabas preciosa Sar, recuérdame que nos vayamos más veces de fiesta.- Dijo recuperando la respiración.
...
Se acercaba el verano en Manchester y eso solo significaba una cosa, se acababa el curso escolar, los últimos días fueron caóticos, entre los exámenes finales, las notas y entregar todo aquello pendiente el año, casi me vuelvo loca.
Eric lo tenía más fácil, por ser deportista de élite tenía ciertas convalidaciones y prácticamente su curso ya estaba terminado mucho antes que el mío. Desde que nos mudamos y Eric se metió más a fondo en los entrenamientos de Guardiola, empezó a faltar más a clase y es que ya no le hacía falta.
En Inglaterra no era tan común la tradición de las graduaciones, es por eso que se dignaban a dar un diploma en el propio horario escolar y se acababan las clases. Fue guay poner fin a esta etapa de dos años, pero duro porque se abrían las puertas de una nueva vida.
Ya se había anunciado el fichaje de Ferran por el equipo inglés y tanto el valenciano como mi chico estaban trabajando muchísimo en el gimnasio para ganarse una plaza en el equipo, y es que Eric ya había jugado diez minutos en el primer equipo así que era oficial, había debutado en la Premier League con tan solo dieciocho años.
Con el cincuenta a la espalda, como mi número de habitación en la residencia. Dijo que de todos los números que había disponibles, ese era el perfecto para llevarme siempre consigo.
Es verdad que estábamos pasando muy poco tiempo juntos, pero tampoco estaba preocupada, sé que al fin y al cabo es un sacrificio que tendrá su beneficio algún día.
Ahora estaba empezando a mirar las preinscripciones para la universidad, tenía muchas ganas de estudiar Business, o lo que en España sería administración y dirección de empresas, para en un futuro poder montar mi propia empresa. Eric me estaba apoyando plenamente a ello, porque al igual que yo con él, siempre desea lo mejor para mí y sabe que sería muy feliz estudiando por fin lo que me gusta.
-Buenas, nena.- El rey de Roma llegó a casa después de la doble sesión de entrenamiento de hoy.- ¿Cómo ha ido el día?- Se acercó para darme un beso en la boca antes de irse a la ducha.
-Bien, he estado preparando lo de la Universidad y he cogido los billetes para Ibiza.- Eric se quedó parado.- ¿Te habías olvidado?- No hubo respuesta por su parte.- Joder Eric, sabías que me hacía una ilusión muy grande irnos un par de días allí cuando tuvieses días de descanso.
-Es que ya he hablado con los entrenadores para hacer unas sesiones extras estos días.- Eso me enfadó aún más.- Lo siento Sar, de verdad que me había olvidado.
-A veces todo tiene límites Eric, y por ganar en trabajo pierdes en otros aspectos de tu vida, no sé, piénsalo.- Dicho eso me dirigí y encerré en nuestro cuarto.
Quería un par de días de desconexión, los dos solos, porque este año has ido de lo más estresante y merecíamos unas vacaciones, por muy cortas que fueran. Ibiza, ¿Qué mejor destino para ello? Ya tenía prácticamente todo organizado, pero una vez más, algo tiene que pasar por encima de mí.
Me dolía porque cada vez lo sentía más lejos de mí, lo que hasta ahora era una prioridad ha pasado a un segundo plano al que ni siquiera hace caso. Puede que durante el curso no quise darme cuenta o no tenía yo el tiempo para ver lo que estaba pasando, pero darse cuenta era muy duro.
En una de estas tardes de reflexiones me planteé si era otro el motivo de ese cambio repentino en su rutina, pero nunca dudaría de él en ese sentido, otras cosas no sé pero conozco lo suficiente a Eric como para saber que no me sería infiel, no después de tres años juntos, una casa en común y un proyecto de vida en mente, pero sinceramente, si esto era lo que me esperaba el resto de mi vida, no sé si estaría preparada para aguantarlo.
-Sar, abre la puerta, hablemos.- Le oí desde el salón.- Por favor.
Esa noche no dormimos juntos, yo necesitaba mi espacio y llorar para el día siguiente tomármelo de otra forma y él debería agradecer que no abriera la puerta, porque le hubiese gritado nada más hacerlo.
Fue difícil y es que me había acostumbrado a pasar las noches con él, pero tanto yo como él necesitábamos calmarnos, pensar y pensar si lo que estábamos haciendo en nuestra relación merecía la pena.
No en todas las relaciones, la vida es tan perfecta como para verla de color de rosa, y nosotros no íbamos a ser la excepción, esto era lo que nos ayudaba a madurar y pensar que no somos más que una pareja de carne y hueso, con nuestros más y nuestros menos, pero al fin y al cabo todo merece la pena si se trata de una vida junto a él.
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¡Nuevo capítulo!Como podéis ver empiezan los problemas en la relación y eso solo significa una cosa, quedan pocos capítulos para acabar esta historia🥺
Volvemos a leernos pronto❤️
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NUESTRO PEQUEÑO COMIENZO/ Eric García
FanfictionPara la historia que comenzó con un embarazo que dejó muchas incógnitas del pasado abiertas. Se dice que el primer amor es el más fuerte y puro de todos, capaz de hacer cometer locuras a aquellos que lo viven. Y sino que se lo pregunten a Sara y a E...