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—Bueno, está difícil la cosa

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—Bueno, está difícil la cosa. Pero no creo que se haya separado porque no quería que pase a mayores. Creo que lo hizo porque estaba confundido, quizás. Recuerda que soy un loco que piensa que todos son gays. —dijo Felix, logrando sacarle una carcajada al pecoso.

—Sunoo, yo creo que vale la pena decirle. Si no corresponde hay varias excusas que puedes poner, tú sabes. Pero yo creo que hay una probabilidad bastante grande de que acepte tus sentimientos. Es que, mírate, eres divino y muy agradable, si no le gustas yo mismo iré a pegarle. —dijo Minho sonriendo, el chico era todo lo contrario a Felix. Minho era calmado y sereno. Felix era impulsivo e hiperactivo. Bueno, ya sabemos, los opuestos se atraen.

—Creo que tienes razón. Podría intentarlo. Es que me da miedo de que no sea lo mismo después. —dijo Sunoo, estaba pensando demasiado.

— ¿Vos sos Sunoo? El Sunoo que conozco no piensa mucho las cosas y se lanza a ver que pasará, no tiene miedo y si algo sale mal, trata de arreglarlo. Tu puedes, sé que el aceptará. —dijo Felix mirándolo, estaba serio eso es algo que no se ve todos los días.

—Tienes razón. Lo voy a intentar. —dijo Sunoo sonriendo.

—Me alegro. ¿Te quedaras hasta el viernes cierto?—preguntó Felix levantándose del sillón para caminar a la cocina.

—Si no es molestia, si. —dijo Sunoo siguiéndolo.

—No molestas, eres bienvenido siempre y cuando avises antes. —dijo esta vez Minho, apoyando su mano en el hombro derecho de Sunoo.

Los tres entraron a la cocina y pusieron manos a la obra, terminando el estofado de carne que Felix había comenzado a cocinar. Sunoo se encargó de pelar y cortar las verduras que quedaban, mientras que Minho y Felix se encargaban de las ollas y de la carne respectivamente. En menos de dos horas el estofado estuvo listo, al igual que la mesa ya estaba armada. Los tres se sentaron, sirviéndose un plato de la caliente comida.

—Demonios, había olvidado lo delicioso que era tu estofado. —dijo Sunoo luego de tragar el primer bocado.

—Me alegra que te guste, estuvimos arreglando la receta. —dijo Felix lanzándole una mirada divertida a Minho.

...

Los siguientes tres días fueron muy divertidos, la pasaron muy bien los tres. Minho y Sunoo se conocieron mejor, básicamente haciéndose amigos al instante. Minho era alguien agradable. Sunoo se sintió bien. Pero el viernes estivo a la vuelta de la esquina sus nervios surgieron.

Estaba en la puerta, con su mochila colgada en sus hombros y las manos sudadas. Estaba esperando el taxi para poder salir. Cuando logró divisar el vehículo en la esquina, se dirigió a sus amigos, dándoles un abrazo de despedida a cada uno para luego salir de la casa.

—Nos vemos pronto, la próxima vez que vengas trae a tu novio. —dijo Felix guiñándole el ojo divertido.

 —dijo Felix guiñándole el ojo divertido

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