ﾟ ˖ jungkook solo quería un poco de sangre ese día de luna llena, pero termino bebiendo leche de fresa, junto con un pequeño castaño de mofletes gorditos, quien creía que era un gatito, por sus afilados colmillos.
⊹ little space...
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jungkook gruñó, viendo por el balcón de su apartamento la gran y brillante luna llena.
halloween había llegado y con éste, el día de luna llena.
el día donde sus instintos de vampiro salían a flote.
un gran quejido salió de su boca, al sentir como sus colmillos crecían y se expandian. su vista se nublo por un momento y supo que sus ojos se habían tornado de un fuerte color rojizo.
su garganta se sintió áspera y su lengua seca. estaba sediento.
sediento por un poco de sangre.
bajó su vista, viendo desde arriba las calles de Seul.
las calles se encontraban completamente decoradas. calabazas, luces de colores, decoraciones terroríficas, junto con las hermosas hojas de otoño, pintando las aceras.
varios niños, con lindos disfraces, correteaban de un lado a otro, chillando emocionados, con sus potes en forma de calabacitas, repletas de chuches.
suspiró intentando calmar y controlarse. podía oler el potente aroma de sangre, proveniente de esos niñitos.
jungkook tenía miedo. tenía miedo de que sus instintos le ganen. miedo de no poder controlarlo y termine matando a algún niño, solo por beber un poco de su sangre.
—mierda– pronunció, antes de perder la poca cordura que le quedaba.
comenzó a caminar a pasos largos, hasta salir de su apartamento. picó varias veces el botón del ascensor, impaciente porque llegara.
sonrió de lado en cuanto las puertas del elevador se abrieron y esa clásica campanita, resonó por el pasillo del edificio.
apretó bruscamente el botoncito dorado, con el lindo diseño de '0' pintado en bordo.
su barriga rugió, al captar cada vez más cerca el delicioso aroma de la sangre.
cada vez estaba más cerca.
—buenas noches, joven jungkook– le saludó la anciana recepcionista del edificio.
'iugh' pensó el azabache, haciendo una mueca de asco al oler el horrible aroma de la sangre de aquella ancianita. era sangre vieja y vencida. asqueroso.
caminó ignorando a la mujer, quien no le tomó importancia alguna, al comportamiento del muchacho.
al empujar la gran puerta de entrada, inhaló profundamente. sangre renovada, sabrosa y muy deliciosa. sagre fresca. esa era la que le gustaba.
sus ojos captaron los movimientos de aquellos niños que reían y gritaban.
el vampiro comenzó a caminar, evitando a los infantes que corrían alrededor.
debía encontrar a su presa perfecta.
caminaba tranquilo y sin rumbo. no tenía apuro alguno.
en cuanto llegó a un pequeño parque completamente desolado, sus oídos se agudizaron al captar un sigiloso sonidito. eran suavecitos sollozos y hipidos.
