ATRAPADA EN EL PASADO

Despertó en el claro de un bosque sintiéndose confundida, lo último que recordaba había sido a aquel individuo intruso en su casa haciendo unos sellos que no reconocía. Luego todo se había vuelto negro para ella.

Tenía una ligera migraña que se fue disipando conforme se reincorporó y apoyó contra un árbol. El olor a lluvia y a bosque impregnó sus sentidos. Una Kunoichi como ella distinguiría una ilusión de la realidad y ella sabía que eso no era una ilusión.

De alguna manera ese sujeto extraño la teletransportó al bosque, uno que ella no reconocía como el que rodeaba Konoha puesto que los árboles eran de otro tipo y el pasto seco.

—Pero...¿Dónde demonios estoy?

Se llevó una mano a su frente coronada por un rombo morado, tomó aire y suspiró. No era momento de lamentarse, tenía que volver y matar a ese maldito antes de que Sarada llegara de su misión y no pudiera localizarla.

—Ese desgraciado, le voy a crujir el cuello, maldita sea...

Y es que en otras circunstancias no le hubiera ganado tan fácil, pero digamos que había logrado atraparla con la guardia baja. Sola, en su cama, después de que su esposo se marchara de nuevo por quién sabe cuanto.

No pudo evitar morderse el labio con fuerza. Su esposo se había ocupado de saciar ambos cuerpos hasta su próximo encuentro. Sasuke se había adueñado nuevamente de lo que ya fue y es suyo. Eso a su mujer, a Sakura, la enloquecía.

Y por ese desliz es que ahora estaba en un bosque desconocido en ropa interior, sí, definitivamente mataría a ese desgraciado. Había estado fantaseando con su esposo tocándola de nuevo cuando yacía sola esa mañana y como resultado estaba aquella humedad en su parte inferior. Se había sentido febril y deseosa de que él regresara, ya no le bastaba con sus encuentros anuales. Lo necesitaba y eso estaba claro.

Y así es como se había metido en este lío una Kunoichi de su nivel, maldito intruso, maldito Sasuke, maldita calentura y maldita ella. Se dijo a sí misma que lo primero que tenía que hacer era encontrar algo para ponerse y luego se encaminaría derechito a la aldea para patear el culo huesudo de ese sujeto.

Afiló su mirada con decisión y justo cuando iba a comenzar con su propósito, una voz se alzó, una que ella conocía muy bien, sólo que unas tonadas más joven de lo que sus sentidos recordaban. Al girarse fue como si se cristalizara en el sitio, no podía creer lo que veía.

—Sakura.

Sobre un árbol, con expresión estoica estaba su marido, pero no el Sasuke que la había dejado satisfecha sobre su lecho esa mañana, no. Frente a ella se alzaba un Sasuke de dieciséis años con su antigua vestimenta y su porte gallardo y solitario.

Tragó duro mientras en su mente analizaba todas las posibilidades de lo que esopodía significar. O bien ese jutsu la había mandado al pasado o estaba en uno lo suficientemente poderoso para que controlara su mente y ella estaba recostada sobre su cama aun.

Posó dos de sus dedos frente a su rostro y recitó "Kai", pero el enredo no se deshizo. Quedó claro que ella no estaba dentro de un genjutsu, ella estaba realmente en el pasado.

Tan absorta estaba pensando que no se dio cuenta cuando Sasuke saltó para caer a unos metros frente a ella y simplemente la observó. Recorrió su figura dándose cuenta de que esa mujer había madurado: sus pechos más voluminosos envueltos en un sostén de encaje negro con un tanga a juego que, él no podía observar desde ese ángulo, pero seguro que la parte trasera sería aun mejor.

El Uchiha no tenía interés alguno en ella, pero era buen observador y hombre al fin y al cabo. Él no estaba interesado en mujeres que lo distrajeran de su objetivo, así que por muy apetecible que se viera Sakura de ese modo, no caería.