CAPITULO 1: DESPERTANDO EN UNA PESADILLA

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Ni siquiera había abierto los ojos cuando el joven rubio había sentido un dolor intenso en la
cabeza a la altura de la sien, eran punzadas dolorosas que le advertían que no había estado
haciendo algo precisamente correcto. Quizás una fiesta intensa con bebidas de más, eso explicaría el deseo de vomitar que se entremezclaban con el mareo. Una serie de síntomas empezaban a aparecer mientras él se iba haciendo más consciente de su estado, ni siquiera
estaba en su propia habitación.


-Maldición Chad cierra las cortinas -. había quejado llamando en voz alta,
Pero no obtuvo ninguna respuesta a su petición. El tal Chad era su amigo de fiestas, le encantaba bailar hasta altas horas de la noche y lo mejor de todo era que odiaba beber, lo que permitía al joven rubio no tener ni una pizca de moderación.


-¿No escuchaste lo que dije?-. Llamó otra vez sin contestación alguna.


Finalmente el rubio se levantó de la cama quitando el brazo que cubría su rostro, el único impedimento de ver esas feas cortinas floreadas de la habitación de su compañero. Pero al
abrir los ojos no estaban allí, ni siquiera la ventana estaba allí. Ni la mesa de centro con los
naipes revueltos, como siempre. Es más, ni la composición del cuarto era la misma.


-¿Pero qué… ?-.


-Finalmente despierta -. Se escuchó una voz chillona.

-¡Ahh! a este me lo quedo yo -. Una segunda voz se unió a la primera. Esta vez ronca y gastada.
El miedo había recorrido la espina dorsal del muchacho, no tenía idea de quienes podrían ser esas mujeres. Para este punto era claro que no estaba en la habitación de Chad o en su casa,
es más, ni siquiera recordaba que lo hubiese visto la noche anterior. Rápidamente, e ignorando el mareo de su cabeza se abalanzó a la mesa de al lado y buscó su teléfono, pero no
encontró más que un florero vacío . Ni en los cajones había algo útil, ni su billetera ni teléfono.
Además, ¿quién decora una habitación completamente de blanco?
De repente se escucharon las voces más próximas, habían girado la perilla de la puerta. Por lo que Cleon sólo se escondió debajo de las sábanas fingiendo estar dormido, pero las oía
atentamente.

-Ahh. ¡Qué fastidio! sigue dormido-. Una enfermera entró a aquella habitación, era la mujer de la voz chillona.


-Cleon Devine -. Una segunda enfermera entró detrás de la primera, era la que tenía voz ronca.

Ambas eran señoras entre sus cuarenta años de edad, lo miraban atentas
como si se tratase de la nueva adquisición del supuesto hospital.

-Por supuesto que es él,
míralo, es más lindo que en la televisión-. Continuó.


A lo que se refería aquella mujer era que, aquel rubio era una de esas celebridades juveniles
del momento. Inició con un video en una red social, pero pronto su talento y atractivo llamó la atención de un cazatalentos. Justamente ahora era un profesional de renombre que poco a
poco se volvía más importante. Su recorrido artístico había iniciado en telenovelas locales y
logrando participar en películas taquilleras donde obtenía mejores papeles cada vez.


-¿Tendrá novia?-.siguió hablando la enfermera de voz ronca deseando sacarse un par de selfies con el joven rubio.
Cleon se había quedado helado, ambas mujeres estaban tan cerca que se podía sentir sus respiraciones sobre él, no lo sabía pero lo miraban como un pedazo de carne suculenta, incluso se miraron cómplices, por un segundo le pareció como dos buitres planeando su cena
futura.


-Oh pobre avecilla famosa -. se escuchó una vez más la voz chillona. -estás aquí luego de una
tragedia. -parecía que hablara con un niño pequeño.


-Ush cállate, no quiero que lo despiertes. Pero no es como si importara-. Era como si le causara gracia la situación del joven.


-Jaja será mejor que se ponga cómodo, va a tener una muy larga estadía aquí-.


Eso último había sonado más bien como una amenaza y Cleon sentía un terrible
presentimiento. Lo único que hicieron fue revisar su temperatura y dejarle un vaso de agua en la que disolvieron algo, no podía ver pero escuchó el sonido de un sobrecito abriéndose pausadamente,con dificultades,quizás esas "enfermeras" tendrías artritis, ese sobre sonaba como todo un reto. Además de que, sea lo que sea dejó un peculiar aroma en la habitación que desapareció rápidamente.

Nos vemos luego bombón-. Sonrió la enfermera de voz ronca antes de cerrar la puerta de golpe.


Otra vez estaba solo, pero la confusión reinaba en la mente del rubio. Maldecía en su cabeza alejando su vista del vaso de agua que le habían dejado. Intentó razonar consigo mismo sobre
su situación. Estaba en una especie de hospital pero no estaba herido, además las enfermeras eran poco profesionales e insensibles ante la situación de sus pacientes. No le sorprendería si
estuviera en un hospital público de esos descuidados dónde gente común y moribunda solía ir como si fuera una instalación decente. No obstante, una duda seguía en su
mente: ¿por qué él estaba allí? Sea cual sea la respuesta, no iba a quedarse a averiguarlo.


Cleon se levantó de la cama, totalmente descalzo y con una bata blanca, se asomó para ver si alguien lo detendría si salía corriendo de allí. Lo primero que vio fue un paciente siendo
llevado por dos guardias, era sujetado toscamente, incluso lo pusieron contra el suelo, y uno de aquellos gorilas le alentaban a que siguiera luchando. En la dirección contraria caminaba
un médico bien vestido que tenía un instrumento extraño en la mano: una sierra con puntas metálicas y una manivela del otro lado, todo le daba una apariencia extraña al aparato. Sin
embargo, lo peor había sido notar la sonrisa sádica de aquel hombre que incluso tenía manchada de sangre su bata "blanca".


-¡Están locos! -. Cleon cerró la puerta tan rápido como pudo.


Tenía que irse urgentemente de ese lugar, pero si salía por la puerta esos gorilas lo reducirían como al otro hombre. Además, dentro de la habitación, la única ventana que daba a la calle estaba bloqueada por barrotes sólidos, era claro que no pasaría entre ellos ni aunque lo intentara.

Estaba encerrado en ese hospital de doctores locos y enfermeras desagradables.Le había parecido irreal, casi como una película o una de esas bromas que suben a videos de
internet, rogaba porque le estuvieran haciendo una broma pero por más que buscaba no había
cámara alguna en la habitación, lo que sí encontró fue una libreta usada con hojas en blanco,un bolígrafo que aún servía y aferrándose a sus pensamientos empezó a redactar su bitácora.


Día uno: “El hospital del infierno”
Me desperté en una especie de centro médico, aunque me parece más un centro de locos que me tratarán como un conejillo de indias. Me encuentro sin dinero, identificación o teléfono,
lo único que tengo es esta libreta donde escribiré todo lo que pueda.
Si alguien encontrara esto, quisiera decirle a Chad que aún recuerdo el dinero que me debe,
que no se haga el tonto. A mi madre le debo decir que fuí yo el que obsequió el collar cuando mi padre olvidó su aniversario, perdón papá es sólo que odio cuando discuten, A todos mis
queridos fans diganles que los quiero y que revisen mi último video, ¡esta genial!.
No dejaré que me derroten, algún día escaparé de aquí.

Cleon Devine, actor y sensación juvenil.

DESDE EL INTERIOR DE MI MINDO ***FINALIZADA***Donde viven las historias. Descúbrelo ahora