Sexomnia || Chaelisa

05

— ¿Qué? ¡Oye, suéltame idiota!— El cuerpo de Rosé sobre el
mío me impedía totalmente el movimiento.

¡¿Qué mierda le pasa?!

Rosé no me contestó. Por un momento pensé que estaría
bromeando, pero su silencio y su desnudez lograban desechar
esa idea. Intenté mirarla a los ojos, pero su cabello me lo
impedía, miraba hacia abajo, no estoy segura de qué, pero comenzaba a sentirme asustada.

Parecía..¿Dormida?

— Rosé...— Le hablé moviéndola un poco de sus brazos. pero no respondió. siguió en la misma posición, sobre mí y su rostro
perdido.— Mierda, Roseanne ya.

De un movimiento demasiado
repentino, mis manos fueron arrastradas hasta quedar sobre mi cabeza, y mis brazos extendidos en mi contra. Rosé se encargó de sujetarme con fuerza, demasiada.

Levantó su rostro, hasta dejarlo por fin frente al mío. Sus ojos estaban oscuros, y su cabello se
ceñía a su frente.

— Vuelve a decir mí nombre— Su voz era grave. Más ronca de lo
que normalmente es.— Y te follaré duro y sin compasión.

Mí cuerpo entero tembló por la amenaza ¡¿Está hablando enserio?!

Mierda, comienzo a preocuparme.

— Rosé deja de jugar, si esto es una broma, quiero decirte que
no es graciosa, porque...— Una de sus piernas se colocó entre las mias y las separó de golpe, interrumpiéndome.

— Te lo dije— Musitó.

— ¿Qué? oye no, yo...— Una de sus manos cubrió mi boca, mientras la otra me siguió sujetando.

Y ahora sí, me asusté.

Escondió su rostro en la curva de mi cuello y senti un escalotrio cuando la punta de su cálida lengua recorrió mi piel fría. Lo hizo sin ninguna clase de gracia o mentira impregnada en el acto
como si yo no fuera su mejor amiga, o como si no fuera
simplemente yo.

Intenté liberarme pero era demasiado fuerte. mierda, ahora es cuando odio que la idiota sea más fuerte que yo. Comencé a
llamarla, pero su mano me impedia hablar con claridad
joder, ahora estoy asustada
Rosé descendió su cabeza, pasando su lengua por mi piel.

Depositó una mordida descuidada en mi clavícula que logró erizarme por completo.

Mierda, ahí no.

Apartó su mano de mi boca.

— Rosé ya quitate— Ordené en cuanto quedé liberada, pero
ella sólo me ignoró y colocó su mano libre sobre el lugar menos
apropiado.— No...— Comenzó a masajearme, pasando la palma
de su mano con movimientos circulares.— No toques... ahí— Suspiré con voz baja. Su mano siguió acariciando, cambiando
ahora su trayectoria y haciéndolo de arriba a abajo. Mierda... Se
siente bien.— Rosé no... y-ya deja.
rogué con voz temblorosa.

Los dedos de Rosé viajaron a mi clítoris por sobre mi ropa.

— ¡Rosé!— Joder ¿Por qué lo hace tan bien? ¡Pero no!— Ro...Roseanne ya, esto no...— Alzó su mano y la metió dentro de mí pantalón de pijama y mis bragas.

Sus largos y calientes dedos se posaron en mi clitoris. Gemi.

Oh dios no. Esto no es correcto.

— Sí te gusta— Sus roncas palabras sacudieron mis sentidos por completo. Rosé comenzó a bajar y subir sus dedos en por toda mi entrada. Cerré mis ojos. Mis brazos sujetados hacia arriba por Rosé estaban casi entumecidos. Pero el placer que comenzaba a sentir hacia que se me empezara a olvidar. — Te gusta mucho.