01

2.3K 127 7
                                    

— Digame ¿Ha presentado casos de sonambulismo antes?— Le
preguntó la doctora a la joven rubia que se encontraba
sentada adelante de ella.

La chica se sentia nerviosa y preocupada. Hablar de su extraño padecimiento jamás le fue cómodo. Incluso cuando se decidió por hablarlo con su madre le resultó totalmente vergonzoso. Y es que las cosas no se dieron de la mejor manera posible para Rosé.

— Cuando era niña constantemente me pasaba— Contestó ella.— Mi mamá me llevaba al médico y dormía con ella. Fue por lapsos, porque tenía mucho tiempo sin sucederme, sólo que ahora es diferente— Murmuró lo último con cierto tono tímido y sus dedos enredados entre sí con miedo imperceptible.

La doctora asintió, mientras tomaba nota en una libreta con un boligrafo demasiado elegante y una letra casi ilegible.

— De acuerdo... ¿Podría recrearme sus síntomas?— Pidió
ajustando sus lentes y acomodando mejor su mano sobre la mesa para empezar a escribir.

La joven tragó saliva, sintió sus mejillas enrojecer con velocidad y sus piernas temblar por una repentina ráfaga de aire invisible y sólo perceptible para ella.

— Sí...— Murmuró Rosé con miedo en su voz.

Ambas se quedaron calladas, después de un "Sé que puede ser
vergonzoso para una joven, así que tómese su tiempo" de la
doctora, algo que logró tranquilizar a la azabache minimamente.

— Me di cuenta hace unas semanas. Bueno... En realidad mi, prima fue quien lo descubrió. Yo... No sabía nada. Ella me dijo un día que, la noche anterior habíamos tenido sexo— Sintió un revoltijo en el estómago de tan sólo volver a inmaginar ese hecho, que en realidad no recordaba. Pero aún así sintió asco.— No le creía... Porque, bueno... En realidad no creo que alguien tome por cierto el que le digan: "Ayer en la noche tuvimos sexo" sin recordar absolutamente nada. No recordaba nada, ni mucho menos haberlo hecho con mi prima— Hizo énfasis en la última palabra. Pues ciertamente estaba mal tener sexo con tu prima.— Después, con el tiempo comencé a notar cosas extrañas. Por ejemplo, había mañanas en las que despertaba, manchada como si me hubiera masturbado— Susurró con vergüenza Rosé.— Al principio no le tomé importancia. Pero con el tiempo mi mamá comenzó a preguntarme que qué hacía en la noche, porque me escuchaba haciendo ruidos raros...Gemidos y eso. Lo peor era que no recordaba nada. No recordaba tocarme ni soñar cosas así. No entendía lo que me pasaba. Decidí contarle a mi mamá todo, incluso lo de mi prima... Y ahora estoy aquí— Terminó de explicar.— ¿Qué es lo que me pasa?— La rubia intentó relajarse, mientras los ojos de la doctora la miraban.

— Por lo que me cuentas ¿Te enteraste por tener sexo lésbico con tu prima en una noche que no recordabas?

— Sí.

— Será sonambulismo sexual— Murmuró la doctora con cierto
tono de sorpresa.

Rosé frunció su entrecejo.

— ¿Qué?— Preguntó confundida.— ¿Eso qué tiene que ver con el
sexo lésbico con familiares?

— Todo— Remitió tomando uno de sus lápices.

— ¿Eh?

— Había escuchado de esto pero jamás había tratado a un
paciente. Es un trastorno derivado del sonambulismo, muy
extraño y poco común. Probablemente padezcas sexomnia.

— ¿Sexomnia?— La voz de la azabache sonó un poco distorsionada debido a la confusión que le invadió al segundo en el que esa palabra se desprendió de los labios de la doctora.

— Muchos creen que es falso, o un mito. La sexomnia consiste en
tener sexo o practicar estimulantes sexuales mientras se está dormido. Es un padecimiento extremadamente inusual y sumamente problemático— Dijo la doctora.

La menor la miró espantada.

— ¿Tengo sexo dormida?— Susurró sin creerlo.

— Se trata de una patología poco común del sueño. Se define
como la aparición de conductas sexuales durante la fase de sueño profundo.

— P-pero ¿Por qué no recuerdo nada?

— Al despertar se permanece en un estado de amnesia y se
desconoce lo ocurrido, tal y como el sonambulismo. Sólo que la
sexomnia se caracteriza por la empleación de estimulantes
sexuales. Varían entre la masturbación, el sexo oral, el coito anal o vaginal hasta cosas más sencillas como simples sonidos.

— Y...Y.. ¿Puedo curarme?— Rosé se hallaba pálida. Estaba
sorprendida.

La doctora se encogió de hombros.

— Ni siquera se conocen las causas concretas que lo originan,
tampoco la solución. Es cuestión de autocontrol.

— Pero debe haber una manera de evitarlo... No puedo estar así
por siempre— La doctora sonrió suavemente y se encogió de
hombros.

— A menos que la idea de dormir encerrada bajo llave te agrade,
tendrás sexo con desconocidos inconscientemente mientras
duermas.

Rosé callo.





¡Gracias por leer!

Sexomnia || ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora