One of us | Regulus Black |

1. El bar

Las luces del bar eran de tantos colores que comenzaban a marear a Maya sin si quiera haber consumido una sola gota de alcohol, no tenía idea de dónde estaban sus amigos, últimamente todos estaban demasiado metidos en sus propios asuntos, James solía estar coqueteando con Lily quien lo permitía sin poner mucha resistencia a pesar de repetir que ya la tenía harta con el asunto, Sirius solía escaparse con Remus cuando creía que nadie lo veía, pero Maya siempre lo veía, aunque no se atrevía a decir nada, ya era demasiado avance que Sirius se acercara a Remus  y lo último que quería era incitar a un retroceso, así que Maya se quedó sentada en la barra del lugar, miraba a su al rededor buscando a alguien conocido, si tenía suerte se encontraría a Tom Shipp, su mejor amigo, aunque era poco probable, pues el ravenclaw rara vez se paraba en lugares como esos.

Dio un último vistazo al sitio y se giró para recargar sus brazos en la barra, el bartender comenzó a conversar con ella diciéndole que no era recomendable andar sola en bares como esos, donde la mayoría de clientes eran hombres, Maya le explicó con mucha paciencia que no estaba sola, que había llegado con sus amigos pero los había perdido de vista y cómo la única solución que encontró fue sentarse en un lugar a la vista de todos por si alguno de ellos tenía la consideración de buscarla, pues era lo que sus padres le habían enseñado cuando era pequeña.

El bartender la escuchaba atento mientras secaba unos vasos y unas copas, Maya hablaba desinteresadamente contando toda la travesía que había vivido para llegar ahí, pues en primer lugar no tenía intenciones de salir aquel fin de semana, la tarea de transfiguraciones era muy extensa y le había prometido a Tom que le ayudaría con la mitad del trabajo ese sábado, pero James y Sirius habían insistido tanto que Maya terminó cediendo prometiéndole a Tom que lo ayudaría al siguiente día, pero ahora que estaba ahí cada uno había estado demasiado ocupado con sus asuntos y prácticamente se habían olvidado de ella.

—Vaya amigos te conseguiste, muchacha.

—No son tan malos como los hice parecer.

—Unos buenos amigos no te dejarían abandonada después de insistirte para venir.

—Supongo que no.

Sin nada más que decir, Maya finalmente le pidió un shot de tequila, el bartender se lo dio enseguida diciendo que la casa invitaba, ella le agradeció y lo tomó de poco a poco. Su conversación continuaba sin llegar a ningún lugar, Maya simplemente le contaba sobre las materias que tenía y lo agobiada que estaba por las tareas, era su penúltimo año y Maya no podía esperar a salir de Hogwarts para comenzar su carrera como aurora en el ministerio.

—¿Eres sangre pura?

—No, nacida de muggles.

—Entonces tendrás que trabajar el doble de duro, este no es un mundo justo, muchacha.

Maya alzó las cejas en una expresión de afirmación, las cosas no eran tan sencillas para los nacidos de muggles, ni siquiera graduarse con las mejores notas de su generación le garantizaban un lugar en el ministerio y como iba avanzando la política en el mundo mágico, Maya estaba mentalizada para huir por su vida en caso de que la guerra tomara mayor fuerza.

Maya alzó el caballito de tequila al aire y suspiró.

—Pues brindemos por eso. — y bebió el tequila de un solo trago.

—¿Por qué brindamos, exactamente?

La voz a su lado hizo que Maya se girara al instante, se encontró con una versión más elegante de Sirius, pues a su lado estaba sentado un chico de cabello negro y ojos grises, tenía el rostro afilado y su ropa prolija, se sentaba con toda la propiedad que Sirius evitaba a toda costa, aquellos ojos grises estaban fijos en los azules ojos de Maya. Pensó al instante a aquel chico era Regulus Black, el hermano menor de Sirius, aquel cuyo nombre estaba prohibido mencionar en su presencia, pero Maya quitó ese pensamiento al instante, pues nunca los había visto juntos y de cualquier forma, los magos de sangre pura eran personas muy elegantes y casi de la realeza.