--Tenemos que hablar –me dijiste secamente. Hacía ya un tiempo, un año, que te comportabas diferente: no me sonreías, me decías vacíamente un te quiero cada... se me olvido el tiempo en donde me lo decías falsamente, la última vez que me lo dijiste fue hace dos meses.
-- Dime ¿Qué pasa? –te respondí con miedo. Sabía, pero no quería verlo ni creer que el amor de 12 años se había apagado me habías prometido envejecer juntos, pero ahora estas incumpliendo esa promesa.
-- Quiero el divorcio, ya no te amo ni te quiero –hiciste una pausa breve antes de seguir con esas palabras que parecían una quemadura en el corazón y fue tanto el dolor que solté lágrimas. --¡Lo ves! Estás llorando, sólo mirate te comportas como alguien de cinco años. No tenemos edad para caminar de la mano, no tenemos edad para esos besos en la calle y eres insoportable, no sabes estar sin mí.
Lo único que supe hacer fue encogerme en mi interior aguantando esas palabras tan duras.
--Me voy hoy, ya recogeré las cosas cuando pueda y en esta semana te haré llegar la documentación. –te giraste para irte por la puerta donde una vez entrábamos como si fueras un recién matrimonio.
Tres días pasaron y tal como me habías dicho me hiciste llegar los papeles, tenía la mínima esperanza que vinieras tú y por el contrario quien vino fue tu abogado.
Me parece gracioso que fui alguien con una gran venda y, cariño mío, a la semana de irte estabas con una muchacha en una cafetería y le dijiste te quiero ¿me dolió? No, fue algo peor que ese sentimiento, salí corriendo y te hice el último capricho. Firme los papeles. No te los había firmado, porque me dolía y duele, venías cuando no estaba para llevarte tu ropa.
Había pasado en total una semana y tres días desde que te fuiste de casa. Y uno desde que te firmé los papeles. Hoy te llevaría los papeles a tu abogado, pasó el tiempo y te ví ahí con aquella muchacha discutiendo fuertemente. Sin embargo no llegaba a escuchar toda la conversación "ya no quiero seguir con esto y ya no mas chantages", "es tu hijo"
--¡NO! Para ya de mentir. Sí, esa noche habíamos bebido demás y te aseguro que no lo hicimos. --aquél hombre, infiel, se mantenía con la esperanza de que no fuese suyo... Ya no podía mirar a quien era su pareja sin que se odiara a si mismo, porque sino lo hacía aquella mujer despiadada le enseñaría unas fotos, muy dudosas, de ellos; él pensaba que si le seguía el juego se acabaría, pero como todo iluso cayó en la trampa engañando, ahora sí, a su cónyuge.
Aquella persona cuernuda se quedó sin habla, pero el abogado le hizo despertar del trance con una mirada de pena. Pasó el tiempo y la reunión dió su punto final con un toque agridulce siendo un 50-50, porque se quitó un peso de encima y al amor de su vida; tendría un contrato con Dell bastante bueno, pero lejos de su hogar.
Álvaro recibió la visita de su abogado con la, agria, noticia de que por fin sería libre.
Pasaron los días, meses y así hasta un año, si, un año después se volvían a encontrar en la cafetería favorita de ambos ex-amantes. Hablaron durante horas sobre sus vidas; en géneros intermedios ambos estaban bien (solteros y sin hijos); pero en términos muy personales... James (el amigo de Álvaro) salía con quien fue la expareja de Álvaro (no mal interpretan, ellos salían sí, pero como los mejores amigos e incluso James podría decir que Álvaro paso a la segunda liga) y Álvaro, pues ganando juicios. Pero había algo que hacían los dos: extrañarse e ir al psicólogo.
Por motivos de la compañía, Dell, tuvo que mudarse para siempre, ya que era el representante de Dell en aquel país, Álvaro más que contento.
Pasaron dos, tres hasta seis años... Donde hubo lágrimas, gritos, sonrisas, risas, alegrías; más de lo bueno que lo malo, pero siempre como muy buenos amigos ¿amigos con derecho? ¿novios? Da igual como quieran decirle a esa relación, porque es el turno de los espectadores como James ponerle un nombre a aquella relación sin nombre.
¿Os acordáis que Álvaro deseó que ese accidente hubiese sido una pesadilla? Pues no fue exactamente lo que pasó...
--¡ALVARO! Despierta-- grito su pareja viendo como aquél hombre gritaba y lloraba en sueños --¡Álvaro!-- al fin reaccionó y despertó contandole todo aquel sueño del accidente.
Puede que haya pasado en realidad, puede que sea su reencarnación viendo su vida pasada o tal vez su yo del mismo año del accidente, pero de otro universo alternativo viendo como aquello pasaba.
Hola, ¿cómo están? Ha pasado un tiempo muuuuy largo, pero no quería quedarme sin un final feliz a mi historia favorita
¿Qué os ha parecido? Dejad vuestros comentarios y votos para saberlo (sabretodo los comentarios, porque me alegran y animan)Besos.
ESTÁS LEYENDO
Olvide amarte
Short StoryDespués de 12 años de amor, sucederán eventos inesperados o tal vez esperados. Malas elecciones, engaños, pero sobre todo amor. Aclaro que la historia puede ser tanto hetero como gay.