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A sus setenta y siete años nunca imaginó que aquel tema, que siempre generaba un debate entre los científicos y filósofos, fuera realmente cierto. Como médico le fue un tanto complicado encontrarle una explicación a lo que le había ocurrido, más por el hecho de que se encontraba en brazos de un gigante y enmedio de, lo que parecía ser, una guerra.

Morir y renacer.

Fue lo que le ocurrió, ¿Por que? No lo sabe, ¿Como? Tampoco.

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El tiempo pasó y después de lo que parecieron años, habían anclado en una isla, su pequeño cuerpo se la paso en modo descanso y durmió la mayoría del trayecto, esto le dio la oportunidad de analizar y aceptar lo que le había ocurrido, su estado mental comenzaba a presentar una leve depresión debido a lo impactante que había sido, no el renacer, si no que en la batalla había presenciado habilidades fuera de lo real, desde hielo creado de la nada hasta fuerzas capaces de destruir barcos con solo un zarpazo.

El lugar no se veía peligroso, a excepción del frondoso bosque o selva no sabía bien que era pues sus ojos apenas y podían ver más allá de tres metros a la distancia, quien la cargaba recorrió el pueblo y se adentro en los altos árboles, luego de ¿Dos horas? ¿Una? No supo realmente cuanto tiempo fue, pero llegaron a una pequeña choza de ella salió una mujer con extrañas proporciones y una altura irreal.

—Dadan, necesito que me hagas un favor.—

—¿Que quieres, Garp-san?—

Sus brazos se cruzaron en señal de molestia, frunciendo sus labios le lanzó una mirada curiosa.

— Necesito que la cuides.—

Ambos adultos hablaron entre si por un buen rato, de su charla pudo descubrir que era hija de marinos, estos fueron asesinados por piratas, cosa que la descolocó, los piratas habían desaparecido casi por completo y los que habían solo atacaban a barcos de carga o pesqueros. No tenía más de tres meses y su salvador no tenía la crueldad para abandonarla a su suerte, por lo que decidió que tomaría la tutela y la adoptaría como su nieta.

La mujer, de nombre Dadan, reclamo y protesto. Sin embargo, la mención de un par de sus delitos la silencio y tomo a la pequeña en brazos, no le quedaba de otra más que cuidarla junto a sus compañeros.

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Dadan y los bandidos se sorprendieron y agradecieron que la nueva integrante fuese tan calmada, no lloraba, aún cuando se les olvidaba su horario de alimentación, no gateaba por el lugar a menos que fuera necesario y sobretodo no les hacía ningún berrinche. Su sorpresa fue mayor cuando la descubrieron sosteniendo el periódico, parecía estar leyéndolo, más se detuvo cuando entraron por completo a la habitación. Para ellos la mocosa era extraña, dejando lo anterior de lado, la mayor parte del tiempo se le veía quieta observando fijamente sus manos, casi como recordando algo, tan ensimismada se encontraba aveces que los bandidos debían de pasar sus manos sobre los ojos de la menor pues está dejaba de respirar por momentos.

Ōshima Momoe, a menudo pensaba en su vida pasada, ya sea en su trabajo o en sus conocidos, era como si su mente la obligará a mantenerse en el pasado y no afrontar su nueva realidad, continuamente le mostraba escenarios en los que deseaba con fervor volver a revivir, pero en una pequeña parte de su subconsciente sabía que no podría ser.

Decidió con el tiempo dejar ir sus pensamientos e iniciar con su compresión del entorno en el que vivía, los piratas y marinos eran la sensación en este desconocido mundo, en el no existían los continentes, solo islas, mares tan inimaginables habitados por seres peligrosos capaces de medir más de cuarenta metros. Un mundo sin duda alguna, peligroso, comprendió que quienes la cuidaban tenían los papeles manchados. Sin embargo, eran gente de buen corazón capaces de preocuparse por la vida de una desconocida, a diferencia de muchos en su antigua vida, que decidían desviar la vista e ignorar a quienes más lo necesitaban.

Marine Doctor [One piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora