0 (Prólogo) - La caída de la Casa Rosier

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Apenas escuchó los primeros gritos y explosiones provenientes del ala oeste, Lyanne Rosier supo que no tenía más remedio que tomar en brazos a su única hija y escapar.

El helado piso de mármol le calaba dolorosamente en los delicados pies descalzos, pero cualquier calzado hubiera hecho demasiado ruido para salir sin llamar la atención de los intrusos, y ya de por sí era difícil mantener a la nena callada, pues había tenido que sacarla de su mullida y calida cuna en forma de cisne a mitad de la noche y ahora se dirigían rápido y a hurtadillas hacia los galerones que daban al jardín.

Si conseguían salir sin ser interceptadas y atravesar por los rosales sin que las descubrieran, llegarían a tiempo a la caballeriza. Lyanne detestaba volar, pero montar el pegaso de la familia era la única manera en la que lograrían escapar puesto que realizar una aparición con un bebé en brazos habría sido prácticamente un suicidio.

El vaporoso vestido de Lyanne y su cabello largo y oscuro la hacían parecer una más de las tantas sombras espectrales que rondaban la antigua mansión Rosier, pero mientras escapaba ella se sentía más viva que nunca, con su pequeña hija estrechada contra el pecho, sintiendo cómo los dos corazones latían como uno solo.

Tan solo les hacía falta atravesar el pasillo de las esculturas (una colección de piezas de incalculable valor talladas con exquisitez mágica), y entonces llegarían al solario desde donde podía verse claramente la caballeriza. Pronto estarían en libertad. Lyanne podía sentir el llamado de de las sombras que se extendían en todas direcciones como un manto espectral, en aquella noche sin luna ni estrellas la única luz en el cielo provenía de la verdosa marca tenebrosa que se retorcía como un dragón surcando las nubes oscuras. Aquella había sido una medida desesperada -quizá demasiado- pero esperaba que el mensaje llegara a tiempo a su correcto destinatario.
Habían recorrido casi la mitad del pasillo cuando una voz ronca resonó tras de ella.

-¡Alto, en nombre del ministerio!

Lyanne se quedó petrificada de horror, ni siquiera se había dado cuenta de lo cerca que las habían estado siguiendo, el cabello oscuro se le pegaba a la frente aperlada de sudor frío, se dio vuelta lentamente pero empuñando su varita hacia el desconocido.

Quería al menos parecer valiente y en control en su propio hogar, pero lo cierto era que no había sentido tanto miedo desde que el Señor Tenebroso se había aparecido un día en su casa hacía apenas un par de años y les había hecho jurarle lealtad a ella y a su esposo con quién acababa de casarse. Recordó como ambos se habían derrumbado aliviados al marcharse su nuevo y oscuro amo.

-La única razón por la que no te ha elegido a ti para ser la madre de su heredero es porque ya estás cargando a nuestro hijo. - le había dicho Evan en aquella ocasión.

Si todo salía bien, ese bebé sería el primero de muchos que tendrían y ambos esperaban que fuera un varón, pero un par de meses después les había nacido una delicada niña. Por aquel entonces las cosas se veían bastante bien para las familias que se unían al lado de Lord Voldemort; los Goyle, los Malfoy, los Black, incluso los Lee habían encontrado favor frente a sus ojos y ahora era el turno de los Rosier. Las demás familias de sangre pura no habían guardado en secreto su orgullo por pertenecer al bando del Señor Tenebroso así que Evan y Lyanne habían tomado la marca tenebrosa sin vacilar, tratándose del hombre más temido en el mundo mágico quedaba muy claro que era preferible estar con él que en su contra.

Al menos había sido así hasta que sucedió lo de los Potter.

Ahora, todo aquello sobre la superioridad de la magia oscura y de la sangre pura y su eterno dominio sobre los que consideraban castas inferiores parecía tan lejano.
El desenlace había sido casi risible, tanto que ella llegó a pensar primero que se trataba de una broma. ¿Que el Señor Tenebroso había sido vencido por un infante? Pensar en ello resultaba imposible, y peor aún que ni siquiera se trataba de un niño de una familia poderosa, ¡Era el hijo de una sangre sucia!

Un Poco Malditos [HP Año 1 Fanfiction] - EN ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora