El cálido verano casi llegaba a su fin en la antigua casa de campo infestada de ratones, arañas y boggarts que Tempest Blackwood había llamado su hogar desde que tenía memoria: L'orphelinat Sainte Morella.
L'orphelinat era una institución antiquísima oculta del mundo non-magique en algún lugar de la campiña Francesa, y había sido nombrado así en honor a su fundadora Morella, quien en realidad no había sido ninguna santa, sino una bruja oscura que, según la leyenda, muriera al dar a luz para después reencarnar en el cuerpo de su hija recién nacida. Sainte Morella, o "Sainte Morte" como solían llamarlo los niños a manera de broma (y que en realidad era mucho mejor nombre para un lugar como aquél) tenía la gran particularidad de ser el único orfanato que acogía a niños sin hogar provenientes de familias de magos en aquel país.
Madame Petit, la rectora de l'orphelinat, estaba sumamente complacida con la labor que por tanto tiempo había realizado, aunque los años de criar, cuidar y educar a decenas de pequeños sin hogar comenzaban a pesarle y a dejarse notar en su creciente número de canas, achaques y arrugas. Los últimos diez años habían sido especialmente complicados ya que desde la guerra mágica el orfanato se encontraba trabajando al tope de su capacidad y a pesar de que la mayoría de los huérfanos solían comportarse según los principios y modales que les había inculcado la madame, no se salvaba de tener que lidiar de vez en cuando con berrinches, peleas y arrebatos.
Según la bajita pero estricta bruja, toda infracción del código de conducta debía de resultar en un castigo que fuera significativo para aprender sobre las consecuencias de las malas acciones y así permitir la reflexión, pero sin la necesidad de causar ningún dolor físico o humillación al infractor; un punto de vista que para la mayoría de las brujas y magos habría parecido demasiado visionario. Convencional o no, lo cierto era que siempre le había funcionado lo suficientemente bien para ganarse tanto el respeto como el cariño sincero de sus enfants.
Aquella tarde de mediados de agosto, la castigada en turno era precisamente Tempest Blackwood, el terror de las institutrices. Madame Petit tenía a Tempest limpiando la cocina -sin nada de magia- por haber provocado que aparecieran gusanos en la comida de Priscille Levanier.
-No sé como lo has hecho de nuevo Tempest, transformaciones es algo que no se debe de intentar jamás sin experiencia y sin varita, creo que ya te lo he repetido suficientes veces.
-No fue ninguna transformación Madame,- se excusó la niña quien fingía seguir puliendo una tetera con la que ya llevaba más de diez minutos- los huevecillos ya estaban ahí en la sopa, solo había que hacerlos crecer, mandarles que nacieran.
La rectora miró con asco dentro de la olla de sopa que había sobrado de la merienda, no parecía sospechosa a primera vista pero después del comentario de la chiquilla decidió que ya había tenido suficiente. Con un poderoso hechizo limpiador hizo que todos los trastes que faltaban por lavar quedaran relucientes casi de inmediato.
-Creo que eso es todo por hoy. Espero que aprendieras la lección, -dijo Madame Petit terminando de deshacerse de las sobras del día- más te vale que mejores tu comportamiento, Madame Maxime no tolera actitudes así en su academia ¿Está claro, Blackwood?
Tempest sonrió para sí. Nuevamente había logrado zafarse del castigo mediante su ingenio. Lo cierto es que la bruja tenía razón, realmente debía tratar de controlar sus arrebatos mágicos, pero le era casi demasiado difícil cuando le faltaba tan poco para finalmente dejar el orfanato e ir a estudiar magia a la academia de Beauxbâtons. Había cumplido 11 años el otoño anterior, y aunque se había sentido decepcionada por no recibir su carta de aceptación a la academia en aquella ocasión (habría sido demasiado joven aun para los estándares de la escuela) estaba segura de que ahora si le llegaría.
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Un Poco Malditos [HP Año 1 Fanfiction] - EN ESPAÑOL
FanfictionEste es un fanfic basado en el mundo de Harry Potter (obviamente) pero desde el punto de vista de un personaje original.