Capítulo 1

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Las luces tintineaban y acompañaban la huida. Naelie corría tan rápido que los árboles se habían convertido en un paisaje borroso y sinuoso. Sabía que nadie la perseguía pero un recuerdo lejano había hecho que no pudiera parar, que acelerase con cada respiración. Sus piernas le gritaban que parase pero en su cabeza solo había ruido, así que no lograba escucharlas. Ruido de una guerra ya ganada pero de la cual aún no había sanado y probablemente de la que se encontraba huyendo. Llevaba años sin hablar con nadie de lo sucedido. A veces cuando Damon la visitaba trataba de hacerla hablar y aunque ella sabía que lo hacía por su bien terminaba echándolo de su piso y cerrándose aún más. Ella había decidido alejarse de todo aquello y continuar con la vida que había empezado el día que llegó a la Tierra. Es gracioso pero la niña que había aterrizado hacía unos años solo podía pensar en volver a casa y con el tiempo empezó a cogerle cariño a este nuevo mundo. Nadie en su mundo comprendió por qué había dejado todo atrás, cómo era posible que después de tanta lucha renunciase a todo. Pero ellos no comprendían que ella no había renunciado a todo si no que lo había perdido todo y solo pudo encontrar algo de paz en el lugar que la acogió antaño. Pero aún así corre en vez de dormir, trabaja en vez de socializar y ha dejado de vivir porque ya solo sabe sobrevivir.

Al llegar a casa Nea miró el reloj, eran las cinco y media, parecía que hoy también llegaría pronto a la galería. Ese era su verdadero refugio. Después de terminar la carrera se cobró algún que otro favor de los magos a los que había ayudado en la Guerra Fae y pudo abrir esa pequeña galería. Allí trabajaba en sus obras pero sobre todo en sus miedos. Afortunadamente no le iba nada mal y tenía bastantes clientes los cuales volvían satisfechos y con amigos. Solo de pensar en ella ya ansiaba estar allí, así que se dirigió a la ducha rápidamente. Una vez terminó de vestirse y peinar su largo pelo blanco se preparó su desayuno habitual, propio de donde había crecido en ese lugar. Una tostada con tomate acompañado de su buen jamón. Hoy tendría que ir conduciendo a la galería pues había empezado a llover poco antes de terminar de correr. El lado bueno de no dormir es que a estas horas casi no hay tráfico y Toulouse aún duerme. 

 La galería no estaba iluminada por la noche así que cuando Nea llegó no se distinguía ninguna obra dentro de esta. A pesar de las exhaustas insinuaciones de los comerciantes contiguos a ella seguía pensando que era un gasto innecesario, no para su economía si no para el planeta. Tanta iluminación en las calles  cuando nadie estaba para disfrutarlo es simplemente un desperdicio del que ella no quería formar parte. Ella había visto mundos morir, ella misma había destruido algunos, no quería que este sufriera esa misma suerte. Abrió la verja y luego la puerta y se recriminó por tener tales pensamientos a esas horas de las mañana, se dijo que era mejor dejarlo para la hora de dormir. Ahora era hora de trabajar. Tenía dos obras encargadas para el final de esa semana y aún le quedaba mucho trabajo pues no estaba contenta con el resultado. Decidió comenzar por el paisaje del Señor Pech, estaba lleno de verdes y azules pero aún así había logrado darle la calidad que había notado en la voz del señor al hablar del rincón que solía visitar junto a su difunta mujer. Comenzó a ordenar su plan de trabajo, sacó todos los colores y sus pinceles y decidió que hoy trataría de terminar esa pieza, pues si continuaba modificándola terminaría siendo más de ella que de su propietario. 

Un estruendo al otro lado del muro del taller la distrajo de su trabajo. Era el local de al lado. Tenía entendido que seguía en venta y que hasta el momento nadie lo había adquirido pues al hacer esquina limitaba mucho el espacio del interior. Nea llevaba un par de semanas haciendo números para ver si le salía rentable hacerse con él pues tenía demasiadas obras que no verían la luz y poco sitio para almacenarlas. Pero parecía que alguien le había robado la oportunidad de decidirse y que además era madrugador. Algo que adoraba de llegar pronto era el silencio de la calle mientras el ruido de su cabeza luchaba por salir por la punta de su brocha. Este nuevo inquilino discreto y silencioso no era, pues ruido y golpe y golpe y ruido tejieron una melodía que empezaba a limar el temperamento de Nea a un punto que incluso a ella la asustaba. Por primera vez en mucho tiempo su instinto primario tomó el control, se levantó como un remolino de viento y furia y sintiendo como si le hubieran robado su paz aporreó la puerta que comunicaba ambos locales con la suficiente fuerza como para que le escucharan a pesar de los ruidos. 

La puerta se abrió pero no había nadie al otro lado. Nea se puso en guardia porque incluso con su perfecta vista no logró distinguir a nadie. Pero no  solo fue eso lo que hizo que cambiara de forma, ahora en su forma hada sus sentidos le decían que eso no era posible. Que ese olor no debía estar ahí, ni en ese mundo ni en ningún otro. No debía oler a Eric, a su Eric.

Eric estaba muerto.

Y lo sabía a ciencia cierta porque ella misma lo había matado.

LOVE IS A MISCHIEFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora