Capítulo 2

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Reconocería ese olor hasta en el inframundo, su recuerdo llevaba persiguiéndola durante años y ahora que se volvía a enfrentar a él no sabía como reaccionar, Eric siempre había tenido ese poder sobre ella. Cerró los ojos y trató de respirar como le había enseñado aquella compañera de la carrera, Asli, cuando sufrió uno de sus primeros ataques de ansiedad. Ella había pensado que se trataba de un ataque, si, pero de algún mago o hada que viniese buscando venganza. Pero Asli había pasado por eso algún tiempo atrás y reconoció los síntomas, también le enseñó a reconocerlos y a frenarlos. Y así se dio cuenta una vez más de que su propio enemigo seguía siendo ella.

Respiró y respiró y cuando sintió que su corazón se ralentizaba y que su respiración era más y más regular, volvió a su forma humana. Pero, justo antes de terminar su transformación se percató de que ese olor no era exactamente el olor de Eric, pues tenía un matiz que jamás había captado antes.

Trató de que su curiosidad no la matase así que se calmó y decidió entrar tranquilamente, avisando como haría una humana normal y no una asesina como ella.

- ¿ Hola ? ¿ Hay alguien ahí ? Soy la vecina, tengo la galería de arte...

- Parece que hay otra cosa que solucionar, esa puerta se tendrá que tapiar.

Nea oyó esa voz profunda y rasgada que entraba por la puerta que daba al exterior, eso explicaba que no hubiera visto a nadie dentro. Perfecto, podríamos eliminar la opción de fantasma que busca venganza, pensó. Se acercó a la fuente de esa voz, y bueno algo en ella dio un vuelco. 

Fuera, apoyado en una furgoneta blanca estaba él, apuntando en una minúscula libreta, bueno en realidad no era tan pequeña pero entre esas manos si lo parecía. Era un hombre salvajemente atractivo, y viniendo de ella eso era realmente un cumplido. Había conocido a las más hermosas criaturas de varios mundos, pero debía reconocer que ese ser podría competir perfectamente con muchos de ellos. Alto, muy alto, sin duda una cabeza más que ella. Lo cual hacía que la opción de que fuese un macho hada aumentase, ella sin duda era mucho más alta que una humana promedio. Trató de olerlo disimuladamente para leer su linaje. Era un olor viejo, pero resplandeciente. Esa parte resplandeciente era la que provenía del olor de Eric. Era una mezcla de olor a nieve y a roble. Pero el matiz que desentonaba era poderoso, casi tanto como ella. Era minúsculo, posiblemente no se hubiera siquiera manifestado pero ese poder podría ser un peligro para ella. Hizo una nota mental para investigarlo, mandaría a Ivan a averiguar de qué fuerza se trataba. Y cómo debería lidiar con ella en caso de que fuera necesario.

- Disculpa, ¿ podrías intentar hacer menos ruido? Verás, para hacer mi trabajo necesito concentración, y con tanto ruido está siendo imposible, entiendo que tienes que hacerlo pero si pudiera ser en otro momento...- Puso la voz que había notado que todos los humanos ponen cuando quieren algo, o cuando hablaban por teléfono.

- No - Esa voz seca y profunda rasgó su piel hasta colarse en sus huesos, pero no fue eso lo que la excitó, si no la negativa. Su personalidad no congeniaba con las negativas ajenas. Eso la encendió.

 - ¿ Perdón ?

- Estas perdonada - Pero esta vez cuando ese gran cuerpo habló, levantó lentamente la cabeza hasta que sus miradas se encontraron y a pesar de haber notado la sorpresa en su expresión el macho osó sonreírle con ironía. Obviamente ella no dejó que nada de eso la afectara y tomó su postura más conocida, esa que estaba llena de muros y de cerrojos. Esa que utilizaba en batallas. Su máscara más famosa.

Así que sonriendo lentamente mientras se acercaba al macho con sus movimientos más felinos, entorno un poco su cabeza mientras le susurraba

- No querrás saber cuanto me gusta el fuego, sé que no deseas llegar un día y ver como arde todo el trabajo que llevaste a cabo. Te lo he pedido amablemente, sé un buen perro y haz lo que te pido, a las diez me va bien-  Vio como esos grandes ojos azules se hacían aún más grandes, vio cómo surgió el reto en esos ojos. Atrévete gritaban.

Se giró todavía con esa postura felina en los gestos que llevaba a cabo, y comenzó a caminar de vuelta a su galería, a retomar el trabajo. Ese día no hubo más ruido. El macho se había marchado poco después de su encuentro y no había vuelto en todo el día. No sabía porqué pero sentía que eso no había terminado, que a pesar del empeño por asustarlo, ella había visto como él respondía, un reto .

 Y por primera vez en mucho tiempo una llama se iluminó en su interior. Se moría de ganas por ver lo que sucedería al día siguiente.

LOVE IS A MISCHIEFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora