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Los súcubos e íncubos no eran invento de la gente

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Los súcubos e íncubos no eran invento de la gente. Existían y se mantenían ocultos en los sueños de las personas aunque no siempre terminaba bien. Ya que había una regla que ningún mortal sabía y de eso se trataba el caso de uno bastante profesional, que en una noche de luna llena decidió embarcarse de lleno en una ciudad que no había explorado hasta el momento: Yorkshin.

Gon adoraba a los vírgenes, por esa razón estaba entusiasmado a conseguir uno para encapricharse y después dejarlo como si un muñeco se tratara, voló entonces por los cielos, eran altas horas de la mañana así que sería fácil dar con su cometido. Pero la luz de una habitación llamó su atención.

Sus años de experiencia le habían hecho un experto en cazar a ese tipo de humanos, aquellos con los que había practicado cuando recién comenzaba su labor como demonio lujurioso y con los que consiguió puntos extra durante unas competencias. Presas fáciles y tiernas, que tartamudean y sueltan todo de ellos con facilidad, comida casi gratuita.

—"Me gusta el olor de este cuarto, menta y chocolate... También un poco de sufrimiento" —oculto en el árbol frente a la ventana de ese cuarto observa a su próxima víctima sentado frente a una pila de libros extensa. —"Hace mucho que no lo hago con un universitario... Debe estar muy frustrado, mis favoritos" — se relame los labios ansioso.

Killua Zoldyck era un joven estudiante ejemplar. Tenía las mejores calificaciones de la facultad dónde estudiaba, aunque al tener unos padres sumamente estrictos e exigentes no tenía vida propia más allá de quedarse despierto a altas horas para poder mantenerse en un buen promedio.

Usaba lentes por su falta de visión de lejos, se moría de sueño y el frío que entraba por la ventana que dejó abierta no ayudaba. Seguía resolviendo fórmulas en un cuaderno, mientras leía los problemas en una laptop gris.

Se acerca sigiloso, Gon lo admira de cerca, acepta que a veces sus favoritos no tenían por qué ser agraciados físicamente, —"Wahh, es muy lindo" — De cabello blanco como la nieve y la piel igual de nívea, —"Parece una muñeca de porcelana, con suerte y no tendré que volver en cinco minutos" Se acerca hasta el borde de madera y pasa las piernas sensualmente hasta sentarse, los ojos del joven no lo miran aun así que aprovecha esos segundos para mirar el cuarto, —"Uhg... ¿Esas son cruces?, virgen y religioso, es como volver a la antigüedad"— De pronto escucha un ruido seco, se había caído un libro por la impresión de verlo. Gon bate las alas negras y saluda coquetamente, las piernas cruzadas y alargadas llaman la atención del joven, —Buenas noches ~...

El estudiante lo mira. Con un gesto cansado y claras ojeras que opacan los lindos ojos azules. Apenas son unos segundos dónde logran verse hasta que Killua se sostiene el puente de la nariz para hablar en voz alta. —Señor, ¿qué clase de pruebas son las que tú me das? —suspira. —Sé que debí leer la biblia hoy pero no me hagas esto. —lo ignora olímpicamente, volviendo a lo que estaba haciendo.

𝘚𝘶𝘦𝘯̃𝘰𝘴 𝘩𝘶́𝘮𝘦𝘥𝘰𝘴 ¦ KillugonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora