La vida de Macaque dependía de el demostrar que podía cumplir la misión encomendada por Lady Bone Demon.
Otra vez era solo una mascota, su vida dependía de alguien más, lo bueno es que el siempre fue un egoísta que hacia lo que mejor le iba.
...
Lo...
Macaque finalmente sentía angustia otra vez, un increíble temor que volvía a surgir: Morir.
Morir otra vez.
No, no era justo, no quería eso. En primer lugar, fue obligado a trabajar para Lady Bone Demon, se lo debía y a la vez estaba bajo amenaza, era el lado ganador y el sabia que estaba solo, no había forma de librarse, sabia que debía aceptar.
Más nunca pensó que dejaría de serle útil tan pronto.
—No pudiste cumplir tu trabajo, Macaque. ¿Sabes lo que eso significa?—
La voz de Lady Bone Demon hizo temblar al mono de pelaje oscuro, tenía miedo y no podía huir, las cadenas de esa antigua demonio le estaban reteniendo y dolía.
—No, no, aún puedo ser útil, deme otra oportunidad.—
—Ya es tarde... Y la respuesta a fallar, es borrarte de la existencia.— Dio una risa al terminar de decir eso, porque ver la cara desesperada del mono le traía satisfacción.
Desesperado por vivir, porque no quería morir, no otra vez.
—¡ESPERE! ¡YO SÉ SU PLAN! ¡EL FUEGO DE SAMADHI! ¡VAN POR LOS ANILLOS PARA DERROTARLA CON EL FUEGO!—
Desesperado, tuvo que soltar esas palabras, y parece que sirvió. Bien, aún tendría tiempo, seguía siendo útil.
—Bien, tendrás otra oportunidad para corregir tu error.—
Lady Bone Demon siguió hablando, además de otorgarle parte de su poder, uno que parecía ir directo a su pecho y se extendió a su lado derecho del cuerpo, ahora era hielo toda esa área, y en su interior dolía, como si le congelara y el hielo estuviese incrustado en su piel.
—Más vale que cumplas, o no quedará nada de ti, te consumirá.—
Realmente no quería hacer eso, pero no tenía otra opción, era lo que debía de hacer, para seguir viviendo, para su libertad.
Haría lo que mejor sabía hacer.
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Así fue como tras el tiempo avanzaba, había llegado a alcanzar a MK y sus amigos hacia el lugar del ritual.
Si, podría entregarlos, podría detenerlos... O podía solo continuar el ritual y salvarse solo.
Tener a Wukong lejos era bueno, significaba que no se dejaría guiar por sus palabras.
Porque, si, le importaba ese maldito mono, pero debía ya dejarlo ir, pero su corazón no lo había aceptado aún luego de miles de años.
—Termina el ritual o mataré a la chica, y no es una broma.—Amenazó Macaque a Tang.
Tang realmente no quería hacerlo, pero parecía no haber opción.
—Macaque... ¿Eso te lo hizo Lady Bone Demon?—Aquella molesta voz venía de MK, acercándose tras el golpe, se refería a la parte de hielo que tenía el mono.