La nieve descendía al son de los pasos de Candy, una dulce niña de seis años que iba acompañada de sus padres, Roi y Andrés. Aunque la gente los miraba, ella solo podía pensar en los regalos que había pedido a Santa Claus. Los tres iban a ver el encendido del árbol de navidad en la plaza.
En la parte frontal del árbol, había un grupo de personas que cantaban a coro un mix de los villancicos más felices y populares de la zona.
Viendo el coro se encontraba una pareja que se estaba dando un beso, tras haber pasado un año entero separados por los estudios de ambos.
Al otro lado de la calle, había una pista de patinaje llena de gente divirtiéndose. Se les escapan algunas carcajadas. Cuando algunos se caían simplemente sonreían y se volvían a levantar.
Cuando la nieve parecía que cesaba, volvía aún más fuerte. Parecía como si no se agotara nunca.
Por el cielo, se veía a Santa Claus sobrevolando el pueblo en su trineo de madera caoba, decorado con dulces. Este estaba dirigido por Rudolf que tenía la nariz roja listo para guiarle por la oscura noche.
De repente, con un golpe, todo se destruyó, como en un parpadeo. Como un cambio de realidad.
Afuera de este mundo siempre había un gran estruendo, acompañado de los gritos de mis padres, que una vez más discutían. Cogí la bola del suelo, listo para poder seguir creando historias para aislarme de mi vida.
Este año no sería diferente del anterior. Otra vez mi familia se olvidará de la Navidad, de los regalos, y de cualquier afecto que para mí sería más valioso que cualquier cosa material.
Así que volví a tomar la bola y la sacudí, empezando a crear una nueva historieta. Pues al final, era lo único que me quedaba para alegrarme este 25 de Diciembre.
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Microrrelatos cambiantes
Short StoryCómo bien dice su nombre, son microrrelatos que he ido haciendo que nunca he mostrado y que ahora me apetece hacerlo. Generalmente, son microrrelatos de diferentes cosas, pero tienen una cosa en común: una vez que acabes de leerlo, vuelve a hacerlo...
