Cap 8

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-no pensé que tanto quieres aprender a controlarlo..

Elizabeth se levantó sobresaltada y con su cosmos creó una espada plateada con dorada  y la apuntó al cuello de la persona pero se sorprendió cuando vio que quien hablaba era la misma persona que la había llevado al santuario.

- señor aiorus- dijo Elizabeth haciendo una levé reverencia- lo lamento, es que hace tiempo no le veía.

- está bien, hace tiempo que la veía a usted ¿estaba prácticando?- dijo él caballero.

- si, he aprendido varías técnicas con mi cosmos, es increíble- dijo Eli mientras caminaba hacia el lago.

- parece que te gusta estar aqui- le dijo el caballero mientras camina al lado de Elizabeth.

-¿que le puedo decir? Me agrada estar aqui- dijo con una sonrisa- me pude encontrar con mi mejor amiga, aparte de que he hecho uno que otro amigo.

- se ve feliz- dijo el caballero mientras veía las expresiones que Elizabeth hacia- ¿se quedara?.

Elizabeth se quedó en silencio porque no esperaba esa pregunta, la había tomado por sorpresa pero de lo que ella estaba segura era de que no sabía que quería por un lado quería estar con su familia y por el otro estar en el santuario, su corazón estaba dividido en dos.

- puedo ver que aún no lo sabe- dijo el caballero tranquilamente- no importa cual sea la decisión lo importante es donde sea feliz.

- lo pensaré- dijo Elizabeth mientras pensaba en las palabras que el caballero le dijo- Gracias.

- de nada- dijo con una sonrisa serena- veo que has logrado mucho, según dohko sabes controlar bien tu cosmos.

- e trabajado mucho, no quisiera algún día perder el control por esa razon...- Elizabeth paró de hablar para preguntar- ¿como usted sabe cuanto he avanzado? ¿Acaso a preguntado por mi?- dijo ella mientras volteaba su cara para que el caballero no la viera.

- si he preguntado- dijo él sereno- desde el día que te volviste aprendiz cuando sentí tu cosmos elevarse de tal manera, pero Luego dohko me explico que quería ver hasta donde podías llegar y me calmé- dijo muy tranquilo con los ojos cerrados.

-ah- dijo Elizabeth mientras se calmada- muchas gracias por preguntar dijo con una sonrisa, que solo hizo que el caballero sonriera involuntariamente

- no es nada, solo quería saber cuanto has avanzado- dijo el caballero mientras se volteaba para irse- debo irme no puedo ausentarme por mucho tiempo.

-adiós - dijo Elizabeth mientras se despedía con la mano.

Después de pensar un rato, Elizabeth decidió subir a lo más alto de un árbol, una vez arriba se quedó mirando el pueblo era muy bonito desde ahí pero ella había subido por una razón y eran sus alas, ella nunca las había usado desde la primera vez pero quería intentar. Sacar sus alas fue lo más fácil pero no sabía que volar era tan dificil.

Ella intentó levantarse del árbol pero no funcionó, eso fue muy difícil pero no se rendiría.

- como es que las aves vuelan, seguramente será más fácil para ellas porque siente las alas- justo en eso momento se le ocurrió la idea de tocar sus alas para ver cómo son pero se sorprendió cuando pudo sentir la mano de ella en sus alas ósea fue muy raro porque se sentían como si fueran parte de su cuerpo.

- si son parte de mi cuerpo podría ordenarles que vuelen- ella hizo eso pero lo uno que logró fue levantarse uno centímetros del suelo- increíble, así que así se siente el señor aiorus cuando usa sus alas- en eso momento se le ocurrió otra idea- tal vez el señor aiorus me ayude porque es también tiene alas- dijo emocionada pero- que me hace pensar que me ayudará- dijo golpeando el tronco, lo que provocó que donde estaba parada  se callera. Ella iba callando a gran velocidad mientras chocaba con las ramas- por favor- dijo ella muy asustada- por favor, por favor- dijo en voz suplicante a- no me deje caer- pensó ella y al momento se detuvo bruscamente, ella tenía los ojos cerrados esperando su final pero grande fue la sorpresa cuando abrió los ojos y vio el suelo a dos centímetros de su rostro, poco a poco se movió hasta quedar boca arriba, ella ahora estaba levitando a unos dos metros del suelo, ella ya sabía cómo volar o más bien levitar pero el secreto para volar era confiar en sus alas, en que ellas aran lo que ella quiera cuando lo decida y también no tenerle miedo a las alturas, ya teniendo eso en claro se dispuso a volar.

-Esto es increíble- dijo mientras veia los árboles desde arriba- el aire, La Paz, el silencio- dijo mientras veía el atardecer desde el cielo y en ese momento supo que volar le encantaba..

Diosa humanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora