Una vez más me encuentro pensando en ti, creí que ya no ibas a cruzarte por mi mente, pero aquí estás de nuevo, no entiendo tu manía por aparecer cuando menos deseo saber de ti. Ya habíamos tenido está conversación antes y estoy seguro de haberte dicho que no estoy listo, el hecho de pensarte me causa escalofríos y una ansiedad incontrolable.
Aún recuerdo la vez que te conocí, apenas era un niño incapaz de entender su existencia y de la nada apareciste, los adultos hablaban de ti y de como siempre impartes tu voluntad sin que nada ni nadie te detenga.Te ví quebrantar corazones y doblegar espíritus, pero a pesar de eso, todos te guardaban respeto y vestidos de gala anunciaban tu llegada.
Debo admitir que a pesar de que eras un invitado recurrente no eras relevante para mí; me reí de tí, nunca me importó cuantas frentes inclinaste, las rodillas que doblaste o las lágrimas que a tu toque brotaban de los ojos de tus testigos, ¿por que temer de ti? si cuando eres yo no soy.
Quisiste obligarme a pensarte, o considerarte como un refugio y creeme, casi lo logras. Te alimentas de los débiles de espíritu y te aprovechas de la incertidumbre de los corazones. Pusiste un banquete frente a mi para que me sentara en tu mesa, me vendaste los ojos y me susurraste las palabras adecuadas para que corriera a ti, pero algo falló, desconozco la razón por la cual no lo hice, no sé si fue tu piedad o mi afán de continuar en el sendero que algo mayor a ti dibujo frente a mi.Te ganaste mi admiración porque lograste cambiar algo en mi, diste en el punto exacto para obligarme a entender tu poder. Quebrantaste mi alma y estuviste a punto de derrocar mi espíritu, sin embargo sigo aferrandome a la vida, buscando anclarme a cada momento de felicidad y a cada persona que hace que todo valga la pena.
Algún día te recibiré y con gusto me sentaré a la mesa que preparaste para mí, como quien convive con un viejo amigo cenaremos hasta la llegada del ocaso y hasta que el reloj de su último toc, pero hoy no, esa decisión no está en tus manos y mucho menos en las mías, disfrutaré cada segundo de la dádiva que me se me otorgó mientras como espectador esperas instrucciones.
Amigo debes entender que cuanto más pasa el tiempo menos soy, menos eres y menos somos.
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INEFABLE
Short StoryDesde la obscuridad de la habitación se escribieron cartas al cielo esperando una respuesta.