Día 2: El mejor de los pagos.

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Todos miraban aquel brillo en el cielo de Teyvat que cada vez se hacía más grande, aquello era un poder inimaginable que a primera vista podía confundirse con algo esperanzador, sin embargo, tan solo escondía una terrible función, esto era confirmado por la malévola risa de aquellos hermanos de cuyas manos provenía aquella luz. Ellos eran observados por los aterrorizados y estoicos ojos de los dioses de aquel mundo, quienes completamente derrotados e impotentes al no poder proteger sus tierras esperaban el triste final de sus vidas, después de todo, ese par lo tenía claro:

"Este mundo pagara por sus pecados con el mismo peso que fueron hechos."

Cuando todo parecía perdido un destello oscuro apareció en el cielo, de pronto todo se oscureció y se torno silencioso. Ahora alguien más se encontraba en el cielo, muy similar y a la vez diferente a sus hermanos, quienes perplejos no paraban de mirarla mientras sus ropas se empapaban lentamente de sangre.

Sin aviso alguno, las alas de la princesa y el príncipe del Abismo se desvanecieron provocando que cayeran, pero en un abrir y cerrar de ojos fueron colocados suavemente en el suelo de Khaenri'ah.

—¿Po-por qué? ¿Por qué pro-proteges este mundo? —la interrogó Lumine notablemente adolorida por las heridas causadas por su hermana menor.

—¿Aca-caso no ves qu-que no es lo que parece? —preguntó Aether de la misma forma que su melliza, observando entristecido a la de alas negras.

—Exactamente, no lo veo. —contestó (Y/N) decepcionada. —Desde que llegue aquí todos me tendieron la mano en mi largo viaje para encontrarlos a ustedes y entender sus razones para causar tantos problemas, pero aquí estamos, sigo sin hacerlo, ustedes tampoco son capaces de explicármelo con claridad. Por ello, quiero guiarme de las buenas acciones que cada habitante de Teyvat ha hecho por mí y hacer de su mundo un lugar en el que puedan vivir en paz. —explicó tomando una gran bocanada de aire antes de continuar. —Tal vez los arcontes cometieron muchos errores en el pasado, pero Khaenri'ah ya no es más que una leyenda. ¿De verdad creen que son mejores haciendo todo esto? Destruyendo familia y sueños, ustedes dejaron de ser los hermanos que tanto amé para convertirse en unos monstruos sin corazón. —finalizó observando a sus familiares con una mezcla de pena y desprecio.

—Vaya, nunc-ca pensé escuchar...Un sermón tan du-duro de nuestra hermanita. —bromeó el rubio con cierta dificultad.

—Ti-tienes razón. Ha crecido mucho. —comentó la chica vestida de blanco. —(Y/N). —llamó a la nombrada mirándola con una ligera sonrisa en sus ensangrentados labios. —E-espero que al-algún día seas ca-capaz de perdonar a tus tontos hermanos. —deseó sinceramente a la par que unas pequeñas lagrimas comenzaban a escaparse de sus ojos.

—Yo también. —respondió (Y/N) antes de blandir su lanza para realizar un corte limpio en el cuello de aquel par que alguna vez formaron su preciada familia.

Cansada físicamente por la ardua pelea unos cuantos minutos atrás y mentalmente por todo lo que había vivido, la de pelo rubio cayo de rodillas al suelo. Mirando el cielo que lentamente se tornaba claro, comenzó a llorar sin importarle quien la estuviese observando, su dolor era tan palpable que a todos los presentes les resultaba inevitable no sentir algo de pena por la muchacha.

Esto era aún más profundo para el antiguo dios de los contratos, se sentía terrible ante el sufrimiento de su amada, por lo tanto, no tardo en caminar hasta llegar a la joven a pesar de sus heridas con el fin de abrazarla, brindándole la seguridad que necesitaba para que saque todos aquellos sentimientos negativos sin miedo alguno.

—Tranquila, todo estará bien querida. —le aseguró Zhongli a la de alas negras tratando de confortarla, cosa que pareció funcionar ya que a los pocos minutos el llanto se detuvo, quedando solo con una (Y/N) dormida en sus brazos.

Tras ese amargo momento pasaron días que se convirtieron en un largo mes, en el cual Teyvat se empezó a recuperar rápidamente, no obstante, quien ahora era conocida como al Heroína del Universo parecía estar estancada.

¿Acaso empezaría a seguir el antiguo ideal de Ei? No, no parecía ser su plan, más bien, quería simplemente desaparecer. La culpa de haber matado a sus propios hermanos la carcomía, su lado racional le repetía que había hecho lo correcto, pero su corazón no paraba de decirle de que tal vez pudo haber buscado una manera mejor de resolver las cosas. Estaba completamente triste, confundida y desolada, sentía como el mundo se le caía encima por cada segundo que pasaba.

Unos elegantes toques en la puerta llamaron la atención de la rubia, la única persona que sabía de su ubicación era Paimon, cada vez que hacia acto de presencia en esa pequeña cabaña en el medio de la nada era bastante estruendosa. Por lo tanto, no le tomó mucho tiempo el darse cuenta de que quien sea que la estaba visitando no era su pequeña amiga flotante, así decidió abrir aquella puerta con mucho cuidado.

—Zhongli. —susurró impresionada al verlo ahí parado, con un semblante lleno de angustia.

—(Y/N). —al escuchar su nombre volvió a tener los pies en la tierra, trató de cerrar la puerta completamente avergonzada, pero el mayor lo impidió tomándola por los hombros. —Cariño. ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué desapareciste así? —preguntó el hombre de ojos ámbar destrozado ante lo que observaba.

Su largo cabello rubio se encontraba grasoso y disparejo, al parecer se había cortado unos cuantos mechones de pelo. Sus ojos estaban hinchados, lo que dejaba en evidencia cuanto había llorado durante todos esos días que se mantuvieron separados. Aquel cuerpo tan delicado tenía signos de que pronto se volvería esquelético, además de que contaba con unas cuantas cortadas repartidas por todos lados. En pocas palabras, su apariencia actual era deprimente.

—Yo...Lo siento mucho. —se disculpó la chica comenzando a llorar nuevamente, aunque sus lágrimas fueron secadas delicadamente por el contrario.

—Querida, no digas eso, no has hecho nada malo. —habló Zhongli amorosamente reposando una de sus manos en la mejilla de la menor. —Aunque la próxima vez que quieras algo de tiempo a solas, por favor, avísame donde estarás, me gustaría asegurarme de que te estas cuidando correctamente. —pidió con amabilidad depositando un dulce beso en su frente.

—De acuerdo. —respondió ella ligeramente ruborizada, algo que aumentó cuando su estómago rugió debido al hambre. —¡Ay, no! —se quejó avergonzada, lo que hizo reír a su pareja.

—Creo que llego el momento de volver a casa y preparar una deliciosa cena para ambos. ¿Te parece? —sugirió el hombre tendiéndole la mano a su querida novia, quien con algo duda la tomó.

—No te olvides de Paimon. —le recordó (Y/N) con una pequeña sonrisa en sus labios.

Fue bastante complicado superar la muerte de sus hermanos, sin embargo, gracias a Morax no era imposible. Con mucha paciencia acompañó a su amada llenando sus días de alegría, podía ser con algo tan simple como un ramo de flores al amanecer o algo tan complejo como una cita observando las estrellas en la montaña más alta de Liyue. No importaba la hora que fuera, el antiguo arconte siempre estaba dispuesto a demostrarle a la heroína que no estaba sola, pues no solo lo tenía a él, sino que también estaba Paimon y todos los amigos que había hecho en su gran viaje.

—Gracias por empezar un nuevo año junto a mi Zhongli. —dijo (Y/N) sonriendo ampliamente mientras era iluminada por los fuegos artificiales.

En ese momento, al antiguo arconte confirmo que ver sonreír a su amada era el mejor de los pagos que él podía recibir.

—Es un honor para mi querida. —afirmó contento antes de inclinarse para fundirse con la Heroína del Universo en un tierno y dulce beso.

7 Días, 7 One-shots para Zhongli.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora