El Hijo de la Oscuridad (Hetalia x Harry Potter)

LPF: Callejón Diagon y Herencia

La comida apareció de repente, todos alegres comenzaron a comer, para llenar sus estómagos en que pudieran servirles, además que Severus había presentado a Lily Evans a sus compas: Orión Parkinson, Gabriel Greengrass, Katerina Nott y Sandra Zabini.

―Bueno. . .¿Quien va a leer?―pregunta el director después de la comida.

―Yo quiero leer―exclama Isabel Wolf, sentía una necesidad de leer aquel capítulo, el libro voló hasta la austro-húngara quien lo tomó con sus manos y letras empezaron a aparecer―.Capítulo 04, Callejón Diagon y Herencia.

Después de haber celebrado su cumpleaños, a la mañana siguiente, Dahlia envío a Harry y María de los Ángeles con los Kirland rumbo a Londres, además que Arthur y Alice iban a acompañar a los pequeños y entraron en un horrible lugar para los niños.

―Caldero chorreante―murmura Harry.

Muchos fruncieron el ceño, aquel lugar era sucio y descuidado a veces.

―Vamos, debemos entrar pero antes...―comienza Alice, les dió unos abrigos color negro―.Póngase esto y no se vayan a separar tanto de mí como de Arthur, manténgase apegados a nosotros en cualquier momento.

Harry y María de los Ángeles se pusieron los abrigos color negro, además que tenían un símbolo que solamente se le hacían reconocible a la familia anglo-francesa, que era el escudo de la casa de York.

Cuando entraron al lugar, ambos niños se mantuvieron al lado del británico y la galesa, saludaban con respeto pero ignoraban a su alrededor, pero al cruzar a la parte de atrás, vieron basura y contenedores con sustancias raras.

Arthur saco su varita, apuntando hacia la pared de ladrillos.

―Tres arriba, dos horizontales...―murmura―.Correcto, un paso atrás niños...

Dio tres golpes a la pared, con al punta de su varita, vieron que los ladrillos se fueron abriendo hasta ver un gran callejón.

―Bienvenido―comenta Alice con una sonrisa en sus labios―.Al Callejón DIagon.

Sonrió ante el asombro de sus "sobrinos", entraron al lugar mientras ambos niños miraban de reojo como la pared se volvía a cerrar. El sol brillaba fuertemente en aquel cielo despejado, con la puerta más cercana. «Calderos, todos los tamaños: latón, cobre, peltre» decía un cartel colgando.

―Van a necesitar uno―murmura Arthur―.Pero primero debemos conseguir dinero.

Caminando lograron oír un suave ulular desde una tienda oscura con un anuncio: «El emporio de las lechuzas, blanco, gris, castaño y negro»

―Me recuerda a Yekaterina, el águila de Dahlia. . .―murmura María de los Ángeles.

―Las águilas y el resto de aves no se consiguen aquí sino en otros lugares del mundo aunque viene muchas importaciones de esas aves que son raras―murmura Alice―.Hela fue un regalo de Londres en mi cumpleaños.

Varios chicos de la edad de ambos, pegaba la nariz contra un escaparate lleno de escobas.

―MirA―oye Harry que decía uno―, la nueva Nimbus 2.00, la más veloz.

Algunas tiendas venden ropa, otras telescopios y cosas que los chicos nunca habían visto, además de libros de encantamientos, plumas y rollo de pergamino, globos con mapas de la luna.

―Al menos mi papá si es inteligente con todo esto y guiar a los niños. . .―murmura Sebastián Kirkland.

―Gringotts...―murmura Alice mientras se acercaba con Arthur al edificio color blanco y estructura random para los niños.