capitulo 14

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Orto día en la bella París, con sus gigantes monumentos y románticos habitantes, todo aquí párese un sueño. Pero un sueño no es más que una bonita ilusión, una mentira y pronto nuestra reina se vería atrapada en una red de sueños que se transformarían lentamente en pesadillas.

Cómo ya había quedado más que claro, la rubia no sentía más que incomodidad al lado de su amor de la infancia, por lo cual la única manera de recuperar su corazón sería con su otra identidad, con la que estaba seguro que la enamoraría, ya que Chat era el verdadero él, sin filtros, tal y como era de pequeño, es decir como enamoró a Chloé.

La idea que rondaba por su cabeza era algo dudosa de ser buena, pero de todos modos lo intentaría, no se puede perder algo que ya está perdido, así que junto todo el valor que pudo y llevo a cabo su plan. Había notado hace unos días, que la joven moteada ya estaba comenzando con sus celos tóxicos, no eran de amor, sino de ego, ya que lo que le molestaba era no ser el centro de atención y debilidad de su compañero, así que usando esto cómo ventaja distrajo a Lady-Bug y como un sucio ladrón tomo uno de los miraculus, que torpemente la guardiana había descuidado.

No se sentía del todo cómodo intercambiando afecto por algo material, pero por algo hay que empezar así que en cuanto pudo, se metió a escondidas en la habitación de la rubia y coloco en su bolsa la pequeña peineta en forma de abeja, más una nota donde aclaraba todas las condiciones del préstamo y rogaba por una audiencia a solas, si se mostraba mínimamente agradecida.

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Más tarde ese día, la joven heroína de cabellos azules se preparaba para dejar su guardia cuando su kwami se percató de la ausencia de un miraculus. Al principio lo busco desesperadamente por todos los lugares en los que se detuvo e intentó recordar si se lo había confiado a alguien recientemente y no recordó pedírselo de vuelta, pero pronto descartó la idea, ya que si bien era muy torpe los miraculus no se caen de la compleja caja así como así.

Pronto lo vio claramente en su cabeza, era tan obvio que parecía improbable, sin duda alguna la hija del alcalde se las había ingeniado para robar el miraculus que según ella le pertenecía. Rápidamente se dirigió a el desfile de modas que daría la madre de la sospechosa, al cuál la había invitado en sus dos identidades, pero decidió no ir, ya que esas cosas de fiestas y ser sociables eran para la gente normal, y ella era demasiado nerd e invisible para eso, al  menos eso acostumbra a pensar.

Chloé mientras tanto se tomaba fotografías con varios modelos, intentando no ser muy empalagosa o grosera, lo cual le costaba bastante, ya que tenía poca paciencia y uno no se desace de la noche a la mañana de sus peores defectos, pero lo intentaba. Cada vez que iba hacer una grosería se imaginaba que se lo estaba diciendo a su padre, a Sabrina o a Nino, y eso inmediatamente desvanecía sus intenciones más viles, solo un par de veces se pasó a sus seres queridos por las patas y saco lo peor de ella misma.

Paso gran parte de la noche intentando contenerse, recordando que a Capatace no le gustaria su actitud para poder mantener la tranquilidad. Aunque no todo dependía de ella, si bien siempre se hizo la víctima a la cual todos atacan nunca lo creyó y en su interior se convenció que siempre estaba actuando para poder evitar que las verdaderas agresiones de los demás la afectarán, que no eran pocas.

Chloé vestía una hermosa falda al cuerpo cuadrille de color café y una polera blanca a juego con sus zapatillas, con su cabello amarrado en un listón negro. Posaba vanidosamente dando una entrevista que en realidad no le pidieron, pero le daba igual, cuando la súper heroína moteada aterrizó sobre la alfombra verde escarlata.

Lady-Bug: ¡Chloe! ¡Eres una ladróna! (La señaló frente a cuarta parte de París)

Chloé: ¿qué yo qué?

Nadie te querrá como yo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora