bangchan y seungmin se odian a muerte.
Ambos viven juntos hace un año ya que ninguno
puede costear un departamento solo así que se
convierten en compañeros de cuarto. Desde el
primer día que se vieron se generó una rivalidad
tonta y sin fundamentos...
El llanto se hizo más fuerte cosa que asustó a ambos jóvenes. Salieron disparados por la puerta buscando de donde venía aquel llando. Ambos se sorprendieron al notar que se trataba la habitación que se encontraba justo en frente de la suya.
- ¿Deberíamos llamar a la policía?.- pregunto Seungmin, preocupado ya que el llanto no disminuía.
Bangchan se encogió de hombros. Se acercó a la puerta y la golpeó para ver si se encontraba alguien además del niño que lloraba. Al no recibir respuesta Bangchan empujó fuertemente la puerta logrando que se abriera. La seguridad de ese edificio era impresionante.
El pelinegro hecho una mirada hacia dentro y no se encontró con nadie, pero el llanto aún se escuchaba. Caminando hacía dentro de la casa con Seungmin siguiéndolo de cerca. A pesar que ambos peleaban hasta por un chicle, Seungmin se sentía seguro cerca del pelinegro, no sabía porque y tampoco quería preguntarse.
Al estar dentro de la casa se dieron cuenta que estaba bastante desordenada y con botellas de alcohol por todos lados, no era un buen lugar para un niño. Se encontraron con tres bolitas en el sillón.
La bolita más grande los miraba de mala gana y con desconfianza, la bolita del medio les miro curioso, y la bolita pequeña ni siquiera miro por seguía llorando.
- ¿Quienes son ustedes?.- pregunto a la defensiva la bolita mayor.
- Somos los vecinos. Escuchamos al niño llorar.- respondió Bangchan mirándolos con una ceja elevada.
- Es por que tiene hambre.
- Intento consolar al más pequeño colocándolo en sus brazos.
- ¿Dónde están sus padres?.- pregunto Seungmin preocupado.
- Ellos simplemente se largaron y nos dejaron aquí.- respondió con amargura abrazando a sus hermanitos.
Seungmin y Bangchan se miraron preocupados. Ellos podían no ser muy fans de los niños, pero eran de buen corazón y nunca dejarían a esos niños sin ayudarles.
- Uhmm. ¿Y si vienen a nuestra habitación? Les daremos comida y luego veremos que hacer.- propuso Seungmin con una media sonrisa.
El mayor los miro con desconfianza y luego miro a sus hermanos, ellos de verdad necesitaban comer. Asintió.
Los tres se pusieron de pie tomándose fuertemente de las manos mientras caminaban hacia la puerta inseguros, a la espera de que algo saliera mal. Seungmin sintió pena por los niños, quería ayudarlos. Se preguntaba como nunca antes los había visto.
Los llevaron a la cocina donde los hicieron sentarse y Seungmin les servido un gran plato con puré de papas y estofado. Al verlos comer con tanta necesidad sus corazones se estrujaron.
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