Damn, I Love Him!

Prólogo

Cuando las personas piensan en amor de manera inequívoca llega el concepto materializado del erotismo y la sensualidad; piensan en el amor como un acto carnal y de deseo superficial;  del romanticismo erótico en dónde el YO de cada persona predomina  por encima de cualquier juicio o razón.

Amar es una palabra tan compleja.

Piensa en ella y probablemente puedas definirla a través de una serie de imágenes relacionadas unas con otras en las que, al igual que un libro infantil o el catálogo infinitamente amplio de imágenes, tu memoria intenta ilustrarte todo lo que a lo largo de tu vida haz aprendido alrededor de aquella palabra tan común; claro que sí eres una persona más habida a la lectura puedes definirla a través de un concepto repetitivo y universal que viene escrito en letra molde de imprenta en un diccionario.

El reto es definirla bajo juicio personal o palabras propias, sin caer en el sentimentalismo y en las experiencias particulares de nuestra existencia, porque cada individuo tiene una experiencia diferente y creer que la experiencia personal puede definir un concepto podría verse egoísta en estos tiempos de transformación social.

Porque siendo críticos, el amor de una madre por su hijo es completamente diferente al amor que siente un amante por aquel ser humano que le provoca el deseo, el éxtasis, el calor y la ternura; o un soldado por su patria, el cual ha sido adoctrinado para amar más un pedazo de tierra que su propia vida.

Y es que el amor es una forma de actuar tan interpersonal y tan basado en experiencias particulares que es imposible que el amor pueda sentirse y transmitirse de una sola manera, es tan complicado de entender que incluso el propio verbo de amar puede ser confundido con el sentimiento enfermo y no atendido de la obsesión, del odio, del rencor y del dolor.

Una persona alguna vez dijo que el amor se siente bien, que es un calor dulce y agradable; como el del Sol en primavera, que se siente como una brisa y el pasto húmedo rozando en el vientre desnudo; ¿Que tan deformado debe estar el corazón y que tan triste debe ser la existencia para aquel que no sabe distinguirlo o nunca lo ha sentido?

Ah, que pena por todos aquellos que nunca lo han sentido.

Pero es más temerario arriesgarlo todo por conocerlo, que vivir una agonía eterna en soledad y amargura. Vale más el morir amando que vivir odiando.

Sin embargo, no todas las acciones que se hacen por amor tienen un buen resultado, el amor es pasional, la pasión es una emoción y las emociones son efímeras; el amor no es eterno y me temo que muchas veces, mi querido lector, el amor no siempre conlleva a buenos resultados.

Aquella madre que lo había dejado atrás en un acto de amor, lo había sumido en una pesadilla eterna sin saberlo. Sus dulces y amables ojos verdes lo miraban como su mayor tesoro, lo amaba por encima de todo, él era su pequeño y maravilloso rayo de Sol.
Ella lo amaba tanto que no podía permitirse llevar a su pequeño a un futuro incierto, lleno de drogas, libertinaje, amor carnal y sin nada que pudiese ofrecerle.
Amaba a su pequeño niño... Lo amaba demasiado, tal era su amor que incluso pensó en él y su vida en el futuro.

Lo amaba lo suficiente como para dejarlo con su padre.

Ella era una chica de diecisiete años, drogadicta, nómada y libertina, ¿Que cosa podría ofrecerle a su pequeño?
Nada más que vergüenza y una vida decadente.
Y se fue, con el alma pequeñita, dejando atrás aquello que quería.
Se fue, creyendo que tal vez en algún momento, ella y su pequeño amanecer estarían juntos de nuevo; que él lo entendería, que no la juzgaría y entonces ella le diría que todo lo que hizo fue con el único fin de darle una mejor y más sana calidad de vida.
Pero como no somos dueños de nuestro propio destino, la misma existencia que le arrebató a su bebé recién nacido, también le arrebataría prematuramente la vida.
Y se fue de este mundo terrenal dejando a su pequeño en la suerte, en el azar y sin ningún consuelo.

Fue el primer acto de amor que recibió el pequeño Aslan Jade. El primero que desencadenará una triste y amarga existencia.

Aslan solo va a recibir tres acciones de amor verdadero en sus 16 primeros años de vida.
La primera fue el sacrificio de su madre, creyendo que su vida sería normal a lado de James Callenreese, su padre.
Aquel hombre que no dió nada por su hijo, aquel que ante la primera y más dolorosa dificultad no pensó en él, si no en si mismo, dejándolo desprotegido, solo, humillado, violentado, destruido y marginado a la tan dulce edad de siete años.
Ojalá su madre hubiera notado que James Callenreese sería el verdugo de su propio hijo; un monstruo silencioso que juzgaría a Aslan otorgando la indiferencia y el repudio cómo castigo
Quizá el destino de Aslan hubiera sido diferente si su madre lo hubiera llevado con ella, incluso su propio destino, pero el suponer no sirve de nada porque al final ya no se puede reparar ninguna de las cosas que han sucedido. Repetir la historia es solo abrir la herida con suposiciones sin sentido.

La segunda fue cuando Griffin Callenreese, su medio hermano mayor, se enlistó en el ejército y fue embarcado a una guerra en otro continente para tratar de darle un buen futuro y una mejor calidad de vida.
Y es que el pobre muchacho no sabía que su única presencia, su protección... pudo haber salvado a su hermano menor.
Incluso aunque hubiera ocurrido la pesadilla, debes estar seguro que Griffin no hubiera dejado solo a Aslan.
No habría dejado que su padre le hiciera algo o, irónicamente, que no hiciera nada.
Griffin hubiera hecho las cosas diferentes, pero nadie se imagina que un acto tan ruin pueda suceder, o al menos no a uno de los nuestros. De haberlo sabido, probablemente Griffin hubiera permanecido en Cabo Cod para proteger a Aslan.

Ambos actos de amor lo harían caer en un profundo pozo de desesperación y dolor; en una jaula que le aplastaría las alas, que lo llevaría al mismo infierno y lo haría ahogarse en sus aguas hirvientes siendo arrastrado por hábiles y horrorosas manos...

Sin embargo...

La tercera vez que Aslan recibiría amor, será el día que le ofrezcan la capacidad de obtener venganza y nazca un nuevo sueño en su frágil y roto corazón.
Un sueño que le brinda confort a su alma; paz a su ansia, aprendizaje en su intelecto y sobre todo calor a su agónico espíritu.
En los siguientes capítulos, vas a mirar las cosas de una forma diferente a través de la mirada de un adolescente triste, solo, nervioso y asustado, y como por primera vez en casi diez años sentirá el calor del afecto humano o bien lo que todos podríamos generalizar cómo "Amor".

Nota del autor

Antes de empezar tu viaje a través de los siguientes párrafos, debes recordar algo muy importante: la ficción y la fantasía de los siguientes hechos no son alentados para ser realizados en la vida real, puedes fantasear, pero recuerda que mantener un noviazgo con una persona adulta cuando eres menor de edad es un delito que puede provocarte traumas y daños profundos en tu forma de ver y percibir el mundo, por favor, si te encuentras en esta situación pide ayuda.

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