—No, es imposible que pueda ceder a eso. Estás pidiendo demasiado, Blanca—sentenció de pronto Dino Golzine con un severo tono de voz mientras tomaba su desayuno en una de sus salas de estar.
Cortaba un pedazo de carne con su mano dominante y se lo llevaba a la boca para degustarlo, sin embargo hizo una pausa tras escuchar al asesino; aquello le parecía bastante insolente.
Es un día espléndido, soleado y muy despejado; las aves silvestres cantan y en el jardín huele a Sol. El verano está por acabar pero aún así el otoño está tardando un poco, el Sol sigue brillando pero dentro de muy poco tiempo los bellos y frondosos árboles de la mansión Golzine cambiaran su verde follaje por uno anaranjado y después quedarán desnudos.Afuera, custodiando la habitación, estaban un par de los hombres que servían para defensa del viejo; uno en cada extremo de la puerta con caras largas, odiando la vida y adentro se encontraba Sergei haciéndole compañía al detestable anciano.
Blanca no está tomando alimentos. El don cortésmente le había insistido en desayunar con él, pero ciertamente el mercenario no tiene intenciones de pasar un rato agradable como si se tratara de un día de campo.
Golzine está de acuerdo con eso, las reuniones sociales y recreativas son de otra índole y bajo otras circunstancias, así que la compañía del hombre no es un asunto de convivencia si no todo lo contrario. Es una reunión de intereses laborales o más bien, se resume en Ash.—Monsieur, sé que parece algo innecesario, pero le aseguro que es todo con un fin de relevancia estratégica para su aprendizaje.
He pensado que sería mucho mejor si dividimos la teoría con la práctica, si se le puede llamar de alguna manera; es un método radical ya que actualmente Ash no quiere lastimar a nadie que no se lo merezca, es incapaz de asesinar a alguien que no le este causando daño. Es un ser humano con muchos sentimientos empáticos incapaz de matar a un inocente.—¿No eres capaz de educar a ese lince, Blanca?—Golzine siempre desprende ese aire de menosprecio, de creer que todos son inútiles menos él, es repugnante.
Tenía que soportar al viejo don de la mafia subestimando no solo a su capacidad, si no también a sus años de experiencia y todo su conocimiento que ha adquirido en base a sacrificios.
El ex militar es un manipulador y un mentiroso, sabe que de nada sirve alterarse por palabras tan repugnantes, no es como si Dino fuera repulsivo solo por su forma de pedir las cosas, eso es lo de menos
Sabe disimular bastante bien cuando se trata de sus caprichosos clientes, y sí, es verdad que respeta a ese hombre muy a su pesar.
El anciano es un sujeto imponente que emana aire de peligro, le respeta por su posición, pero eso no significa que le tenga algún tipo de aprecio más allá del monetario.—No se trata de eso, Monsieur. Pero, no es como que yo haya podido convertirme en un soldado de élite en la comodidad de mi hogar.
Blanca había sido enlistado en el ejército soviético a la joven edad de doce años; antes de eso vivía en una pequeña granja junto a sus padres y hermanos, la comida escaseaba y él debía levantarse muy temprano para ir a trabajar.
A mediados de la Guerra Fría, el ejército buscó entre muchos niños y seleccionó solo aquellos a quienes consideró prodigios para convertirlos en súper soldados capaces de hacerle frente a Estados Unidos y cualquier otra nación de importancia militar; cuando se hubieron seleccionado los niños, cada uno de ellos sin ningún tipo de contemplaciones, fue apartado de sus hogares y de sus familias y después de muchos años de exhaustiva formación académica y militar, todos esos niños se convirtieron en algo increíblemente poderoso.
Sergei y una decena de niños se hicieron jóvenes y se convirtieron en soldados de élite y de alto rango.
Por supuesto que todo esto era por el régimen comunista y la preservación de la Unión Soviética que esperaba una victoria contra Estados Unidos; la humanidad de Blanca le había sido arrancada de su cuerpo y se había convertido en una marioneta con el único fin de una guerra tan estúpida como cualquier otra; una guerra que no tenía sentido más que demostrar cuál ejército era mejor del mundo.
Él era una simple herramienta la cual podrían reemplazar si esta era destruída en combate, un cascarón vacío que solamente podía sentir balas y seguir órdenes.
Sergei Varishkov ya no era un humano.
Se había convertido en un ejército en un solo hombre; él no recibía nada a cambio por esa larga vida militar que le había cortado cualquier rastro de humanidad o deseo personal. Aunque en ese entonces no podía verlo de esa forma; el adoctrinamiento al que había sido sometido desde que nació era tan severo que incluso pensaba que su vida y sus sueños le pertenecían al comunismo soviético y a Gorbachov.
Tampoco tenía opciones, porque un hombre como él jamás tuvo opciones o eso creyó por mucho tiempo.
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Damn, I Love Him!
FanfictionCuando las personas piensan en amor, de manera inequívoca llega el concepto materializado del erotismo y la sensualidad, piensan en el amor como un acto carnal, de deseo superficial, del romanticismo erótico en dónde el YO de cada persona prevalece...