Naruto DxD El Fénix de la destrucción

Capitulo 10 El consejo de Kioto

Ya habían pasado un par de meses desde que Naruto había recibido la Sword of the Crimson King, había estado aprendiendo a dominar la espada en estos meses logrando grandes avances, entre ellos poder convertir la espada en cualquier otra arma que su mente pudiera pensar, solo debía concentrarse y liberar su energía en la espada para poder conseguir que esta se transformara, entre las formas que había usado resaltaban 2 que le gustaba mucho usar, la primera era convertirla en un par de dagas gemelas que eran muy filosas, más cuando las imbuía con su poder mágico y sus llamas de la destrucción, estas eran bastante buenas a la hora de pelear en combates de agilidad, ya que le permitían moverse con total libertad sin obstruir su movimiento dado a su ligero peso y reducido tamaño, haciéndolas el arma perfecta para misiones de asesinato o batallas de velocidad.

La segunda forma que más le gustaba usar era un lanza bastante pesada y de gran tamaño, pero a su vez con una gran fuerza y resistencia, permitiéndole asestar golpes devastadores durante el combate a sus enemigos, uno solo de sus ataques pudiendo destrozar los huesos de su oponente como si de un martillo rompiendo un cristal se tratara, las únicas desventajas fueron que al inicio fue extremadamente difícil usarla debido a que era mucho mas pesada que cualquier otra arma que hubiera usado antes, dado el material del que estaba hecha la espada y que al convertirse en una lanza esta aumentaba exponencialmente su tamaño y su peso con el fin de darle mas fuerza de ataque y un poder defensivo mayor, desde luego podía transformar su espada en otras armas pero estas dos eran sus formas preferidas.

Le había tomado bastante tiempo pero logro dominar la forma de lanza, también había aprendido a usar varios ataques en las distintas formas de sus armas, un ejemplo era la forma espada desde la cual podía mandar varios cortes de energía pura, capaces de cortar todo a su paso y siendo extremadamente rápidos, lo que los hacía difíciles de esquivar.

Actualmente el pelirrojo estaba preparándose mientras tenía una mirada de seriedad en su rostro, ¿Por que?, muy fácil había recibido un mensaje de Amateratsu, la diosa del sol le había informado que Yasaka había sido atacada y le había encomendado la misión de ir a Kioto para encargarse de protegerla a ella y a su hija, por suerte el primer ataque había fallado, pero no creían que correría con la misma suerte en un segundo ataque, debido a esto Amateratsu se quería asegurar que Yasaka estuviera protegida lo máximo posible y ahí es donde entraba Naruto, la diosa del sol estaba segura de que con Naruto en Kioto protegiendo la ciudad no había nadie que pudiera entrar o salir de la misma sin que el pelirrojo lo supiera, por ende sería imposible sorprender a Yasaka de nuevo como en su ultimo ataque y gracias a la gran fuerza del Phenex era casi imposible que alguien lograra llegar a Yasaka.

Tras varios minutos más Naruto finalmente había terminado de preparar todas sus cosas, por ultimo tomo su espada y la convirtió en un par de anillos que se posicionaron en su dedo medio de cada mano, creo un circulo de teletransportación que tras varios segundos lo consumió dejando atrás nada mas que una marca de quemadura en el suelo.

-Kioto-

Naruto apareció en las puertas de la ciudad con su mirada de seriedad aún presente, este camino hacia la entrada mientras los guardias se preparaban para detener al intruso, pero al reconocer al demonio solo hicieron una reverencia dejándolo pasar, después de todo Naruto era alguien ya conocido en Kioto ya que cada yokai de esta ciudad sabía que estaba bajo el ala de los dioses sintoistas, con su protección y bendición para entrar y salir de la ciudad cuando quisiera, permitiéndole vagar por la misma sin ninguna restricción.

El demonio sin esperar siguió adelante ante la atenta mirada de los yokais que ya se imaginaban el motivo por el cual Naruto estaba aquí, después de todo no había sido ningún secreto el ataque a Yasaka, así que supusieron que estaría aquí hasta que las aguas se calmaran.