Los primeros días eran demasiado difíciles.
Sobretodo cuando eres una persona que tiene dificultades para poder entablar una conversación decente sin trabar la lengua o torcer el idioma hasta convertirlo en uno nuevo a causa de los nervios. Pero aún así, aunque estaba muerta de miedo por no querer causar alguna conmoción, tomó firmemente la agarradera de su equipaje y tocó el timbre.
El pulso le temblaba y su corazón parecía estar pitándole en los oídos. Relamió sus rosados labios y fijó su perlados ojos en el elegante diseño del metal.
—Voy— escuchó una voz femenina del otro lado—, ¿Quién es?
—Me llamo Hinata Hyuuga, se s-supone que hoy co-comienzo a vivir aquí— la voz se le quebró un poco, pero se sintió feliz de poder terminar la oración al menos.
La puerta se abrió de golpe.
Un par de ojos verdes resaltaron de inmediato y la chica de cabello rosa le devolvió una sonrisa al cruzar la mirada.
—¡Por fin! ¡Llevo toda la mañana preocupada por ti! ¡Creí que te habías perdido!— exclamó sosteniendo sus manos calurosamente.
—¡¿Huh?!
—¡Ah! Lo siento— la soltó —, deja me presento: Soy Sakura Haruno, estudio medicina, así que si te sientes mal sientete libre de decírmelo, desde hoy soy una de tus compañeras de casa— su tono era suave, por lo que Hinata intuyó que era alguien amable a pesar de ser efusiva.
—E-encantada de conocerte, estaré bajo tu cuidado a partir de hoy —hizo una pequeña reverencia que la de ojos jade correspondió.
—Lo mismo digo.
—La persona encargada...
—Oh, si, tuvo que salir a comprar una pieza de la tubería del baño de los chicos porque el idiota de Naruto la rompió, pero ya no tarda en llegar— sutilmente se hizo a un lado para que la Hyuuga pasará al interior de la casa.
Vaya, era bastante grande
—¿Naruto ...-san?
—No necesitas ser tan educada al referirte a él, es un bobo—sacudió la mano—. También fue a comprar la pieza, así que podrás conocerlo cuando regresen— aseguró.
No quiso demostrar que se había puesto nerviosa al saber que también estaría viviendo con un chico, pero recordó que la vacante de la habitación había sido clara al decir que era una residencia mixta.
—Tranquila, era el mejor precio y ubicación, tú puedes— pensó para si misma.
Desde que fué admitida en la universidad en Tokyo, se había hecho a la idea de que tendría que adaptarse cuando abandonara Nagoya. Aunque honestamente nunca imaginó que terminaría en una casa compartida, y a decir verdad, incluso su padre había estado un poco en contra de ésto. Pero, su madre les había dicho que debían esforzarse juntos, como una familia, para que ella cumpliera su sueño.
—¿H-hay más personas en casa?— inquirió acomodándose un mechón de su largo cabello azulado tras la oreja.
—La mayoría están en sus clases de medio día, yo hoy sólo tengo seminario en la tarde, así que excepto por el par que falta y Sai que está encerrado en el estudio desde la mañana, somos tú y yo, conocerás a todos los demás en la cena.
—Ya veo...
—Por mientras déjame enseñarte la casa, ¿Si?— sonrió y Hinata pestañeó un poco al quedar encandilada por su personalidad.
—Vale.
—Genial, por cierto ¿Puedo sólo llamarte Hinata?
Ella asintió.
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Buenos días, Cariño
Fanfic¿Cómo puedes medir la felicidad? ¿En las cosas que tienes? ¿En el dinero que ganas? ¿En la carrera que estudias? ¿Lugares a los que viajas? ¿Logros que consigues? Lo cierto es...que esa era la pregunta más difícil de contestar. Hinata nunca imaginó...