Prólogo

107 19 3
                                    

Viajar en estos meses era una verdadera hazaña. Varias naciones estaban alertas por la cantidad de casos de personas que habían fallecido o terminado en situaciones críticas debido a dos "piquetes", agujeros, o como le quiera llamar la población, en el cuello de aquellas víctimas. Sólo se han encontrado dos personas en el mundo que hayan estado cien porciento involucradas en el crimen, así que algunos países estaban completamente alertas con las circunstancia internacional de casos sospechosos. Obvio, entre la popularidad, las entes comunicacionales, y demás, se alerta de una población de "vampiros", chupa-sangres de libros que parecían haber cobrado vida de aquellos relatos.

Por eso es que para este chico era el mejor momento para irse de viaje. No se arrepentía, había sido un recorrido por varias naciones sin mayores problemas fuera de lo normal, no se había encontrado con ningún tipo de bestia así y disfrutó de cada minuto de la experiencia. Por primera vez el muchacho de cabellos azabaches había visitado todos los museos, probado todo tipo de gastronomía y experimentado todo tipo de cultura.
Todo era asombroso, justo en esos lugares llamativos llenos de historia.

Ahora ya cansado, estaba llegando al final de su viaje. Así que tomaría un tren hasta por fin lograr llegar a Francia, París, lugar en el que empezó todo y a la vez iba a terminar. Tren desde Londres a París. Ciudades icónicas de las cuales no se perdió.

Chae Hyungwon, el joven que llevaba a cabo esta aventura, subió al tren que lo llevaría de nuevo a la capital del amor y la elegancia. Entró directamente con su mochila a uno de los compartimientos que venía en su ticket de primera clase.

Sí, primera clase. Este joven, por muy intrépido que fuese, por muy temerario que aparentara, era alguien ordenado con su dinero. Y sobre todo cuando se trataba de su empresa. La cual era conducida perfectamente luego de que su propia madre se haya retirado del negocio y le haya heredado todo control sobre esta. Pese a todo, y a contraste de su progenitora, él sí sabía disfrutar del dinero de su empresa de videojuegos. No se arrepentía de hacerlo, tenía dinero y su cabeza era simplemente autónoma con respecto a eso.

« Sí tengo dinero es para aprovecharlo ¿No?
No para alardear de las cifras en mi cuenta bancaria. »

Así le dijo a su madre apenas se dio cuenta de que estaba empacando para irse un mes para poder viajar a lugares que no había visitado el joven de veinte y cuatro años.

Aún así, en el sitio no sólo se dedicó a disfrutar, o demás. También aprendió cosas y sobre todo hizo contactos con gente de la industria en la que se ocupaba. Sin duda merecía mérito aquel equilibrio que mantenía.

Volviendo al presente, Hyungwon se ubicó dentro de un compartimiento en aquel tren clásico europeo, pero más moderno. Con asientos cómodos y no con butacas de la época de la prehistoria. Tenía a su lado una pequeña mesita, y compartimientos por debajo de los pies para colocar todas las cosas que los pasajeros llevaban, cosa que hizo él.
Miró por afuera, una hermosa vista mientras los rieles comenzaban a desaparecer lentamente de su perímetro de visión. Las personas en la estación haciendo sus cosas y él siendo un espectador que poco a poco parecía más lejano.

Con la puerta cerrada y completamente relajado, aquel joven empresario se dedicó a leer un libro. Justo situado en Nueva York, ciudad donde iría próximamente en sus futuras expediciones.
Gracias a tener primera clase, el sonido era casi nulo quitando a la hermosa movilidad de los mecanismos del tren. No habían bebés llorando, ni esposos queriendo tirarse del tren por el estrés, había olvidado completamente la cantidad de niños asombrados por el ambiente. Era sólo él en el compartimiento de primera clase para él.

Hasta que claro, el universo se le volvió encima, arruinando sus últimos momentos de experiencia europea.

La puerta del compartimiento se abrió.

Pudo ver de soslayo mientras estaba recostado con el libro, se sentó por inercia. Se puso nervioso. Nunca había sentido miedo por la presencia de alguien pero esta sin duda era la excepción del azabache.

No era cualquier presencia. Se trataba de un hombre, vista seria y arrogante, probablemente estaba completamente molesto. Un traje elegante y seguro de diseñador, camisa negra con un encaje sutil en la abertura de la camisa, una corbata de un material especial que la hacía brillar bajo las luces del tren, y por último un abrigo bermellón enorme, que hasta para el hombre se le hacía grande, el cual cubría los hombros de su camisa elegante. Su frente estaba despejada y su cabello parecía estar con gel de cabello para mantenerle forma. En el pecho del terno rojizo color vino llevaba un broche, el azabache se preguntaba qué significaba por lo elegante que era. El nuevo integrante del compartimiento tenía labios rojos, colmillos muy afilados cuando pudo sonreírle a Hyungwon.

—Lo siento señor, me parece que su compartimiento fue reservado por alguien más.









----
Y así arrancamos con la historia 👀

Dark Red. (Hyunghyuk adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora